Un juego de extremos
El Barcelona vence al Elche por las bandas y el equipo de Luis Enrique se las verá ahora con el Atlético
Con nada en juego más que la honra y el único objetivo de afinar la puesta a punto dado que la eliminatoria se resolvió en el Camp Nou (5-0), el Barça se plantó en Elche con un equipo cargado de suplentes y salpicado por jugadores del filial que, aunque no dan pie con bola en Segunda, reclaman su sitio en la élite. Y, extrañamente, todos ellos tuvieron más gazuza que los futbolistas del Elche, anémicos y destensados desde inicio. Jugó Ter Stegen a lo Neuer, más de líbero que de portero; Montoya se comió a bocados la banda; Gumbau no evidenció que en el curso anterior jugara en Primera Preferente (Girona B); Rafinha expresó que encaja como un guante en las idas y venidas de Luis Enrique; y Adama, un torbellino de difícil detención, descontó a cuantos rivales le salieron al paso; alegría para la vista porque siempre tiene la finta a punto y el quiebro en la chistera, hasta el punto que la hinchada le despidió con aplausos.
Elche, 0-Barcelona, 4
Elche: Manu Herrera; Peral, Lombán, Pelegrín (Fajr, m. 80), Edu Albácar; Gálvez (Enzo Roco, m. 68), Pasalic (Adrián, m. 62); Coro, Álvaro, Fragapane y Cristian Herrera. No utilizados: Pol; Moha, Cisma y Ñíguez.
Barcelona: Ter Stegen; Montoya (Douglas, m. 61), Bartra, Mathieu, Adriano; Rafinha, Gumbau, Sergi Roberto; Adama (Halilovic, m. 61), Munir y Pedro. No utilizados: Masip; Piqué, Rakitic, Ié y Diagné.
Goles: 0-1. M. 22. Mathieu, de falta directa. 0-2. M. 41. Sergi Roberto, desde fuera del área. 0-3. M. 44. Pedro, de penalti. 0-4. M. 92. Adriano, de cabeza tras centro de Douglas.
Árbitro: Jaime Latre mostró cartulina amarilla a Edu Albácar, Peral y Adriano.
Martínez Valero. 13.446 espectadores. Partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey.
No confió el Elche en el remonte —nunca se dio prisa en lanzar los saques de banda, en poner en juego el balón—, por lo que el duelo careció de gasolina, sólo agitado por las bandas azulgrana. Resulta que Luis Enrique cambió hace un tiempo su idea original de fútbol; si bien al principio obligaba a los extremos a anudarse en el centro, ahora juegan pegados a la línea de cal y sólo dejan el pasillo libre cuando los laterales actúan de carrileros. El ejemplo fueron Pedro, que se resiste a su condición de segundón aunque la titularidad de Neymar, Luis Suárez y Messi sea innegociable, y también Adama, futbolista que tiene cohetes por pies. Quiso el atacante del filial el balón y el protagonismo, convencido de que al esprín siempre saldría airoso. Y así fue, pero para su infortunio se le torció la bota a la hora del tiro y del centro, quizá porque Munir no estuvo en su sitio, descolocado desde que perdiera su silla en el primer equipo. Se cobró, sin embargo, un penalti que no fue y que materializó el propio Pedro.
No confió el conjunto local en la remontada y el duelo careció de gasolina
Antes, en cualquier caso, el Barça ya había descifrado el partido. Ocurrió que la presión del Elche no fue ni de lejos asfixiante, sobre todo porque no era raro que varios jugadores se descolgaran arriba. Miel sobre hojuelas para el Barça, que aprovechó la coyuntura para lanzar contras con espacios que exprimieron los medios Sergi Roberto y Rafinha, palancas alborotadoras en los últimos metros. Así, Rafinha conectó con Adama, que, en una de sus arrancadas, se dio de bruces con el suelo por una patada de Albacar. La falta, desde unos 25 metros, la ejecutó de fábula Mathieu para abrir el marcador. Y en esa desidia defensiva del Elche también llegó el tanto de Sergi Roberto, que completó una danza azulgrana del balón de lado a lado con un zapatazo con la zurda que le hizo cosquillas al palo antes de alojarse en la red.
La réplica sólo llegó por Cristian Herrera, el único que bajó el balón al tapete y trató de jugarlo, que ejecutó los dos remates que definieron las dos jugadas mejor trenzadas del Elche: uno lo desbarató Ter Stegen; el otro lo cruzó en exceso. Nada más del Elche, que apenas pudo contener la llegada de Halilovic (un tiro al palo) y que ni se preocupó de Douglas, que sigue sin explicar el porqué de su llegada. Baño y masaje para el Barcelona, en definitiva, que se las verá ahora en cuartos contra el Atlético.
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