Bojan recupera su nombre
El exdelantero azulgrana, que no cuajó en el Roma, Ajax ni Milan, acapara el balón y los elogios en el Stoke
Por liviano y por poca alzada [1,70 metros], Bojan Krkic (Linyola, Lleida; 24 años) parecía predestinado a prolongar su gafe con el fútbol en la Premier, campeonato tan competitivo como físico, donde no se mete el pie sino la pierna entera. “No se te ocurra poner ahí la cabeza”, suele contar Mikel Arteta, del Arsenal. Pero el atacante brilla con luz propia en el Stoke, epicentro y palanca del equipo en cualquier ofensiva.
“Bojan es el único jugador que casi me mata de un ataque al corazón”, comentó Mourinho, técnico del Chelsea, en la previa al partido de este fin de semana (0-2); “pero miré al asistente y vi la bandera arriba: fuera de juego”. La anécdota, que hace referencia al triunfo del Inter sobre el Barcelona en las semifinales europeas de 2010, fue adornada o malinterpretada por el entrenador —resulta que no se anuló por fuera de juego [el linier ni siquiera levantó el banderín], sino por manos—, aunque no dejó de ser un elogio a Bojan. Por eso, y quizá porque falló dos ocasiones claras, se fundieron en un abrazo acabado el duelo. Señal de respeto del manager de la Premier.
No sólo es brillante técnicamente, sino que por capacidad de trabajo y por todo lo que intenta hacer es muy bueno para el equipo” Mark Hughes, técnico del Stoke
“Queremos que cuando participe, lo haga con un gran impacto”, advirtió al inicio del curso Mark Hughes, entrenador del Stoke, ante las sucesivas preguntas de por qué no contaba con minutos el delantero. Sobre todo por la insistencia del club, que le arrebató el jugador al Deportivo, dado que el padre-agente de Bojan ya se había comprometido de palabra con el técnico Víctor Fernández en verano. Así, se perdió cinco de las primeras nueve jornadas. Y realmente cogió carrerilla porque ha sido titular en todas las siguientes, con dos goles (Tottenham y Arsenal) y una asistencia (Burnley). “No sólo es brillante técnicamente, sino que por capacidad de trabajo y por todo lo que intenta hacer es muy bueno para el equipo”, manifestó hace una semana Hughes. Unos elogios que no recibía desde hace mucho tiempo, seguramente desde el año que debutó con el Barcelona a las órdenes de Frank Rijkaard, cuando superó los registros del estreno de Raúl con el Madrid con 12 redes y cinco asistencias.
La llegada de Guardiola le escoró a la banda y de paso al banquillo, por lo que se cansó de esperar. “Bojan pidió irse al Roma porque el entrenador rompió la promesa de que iba a jugar algún papel en la final de Wembley”, aseguró hace unos días el padre del futbolista. Pero fue el principio de su fin, hasta el punto de que no se ganó la titularidad ni la confianza de técnicos y aficiones posteriores: Roma, Ajax y Milan. Siempre bajo un formato de cesión.
Este verano, sin embargo, el Stoke pagó 1,8 millones por el futbolista y Hughes —entrenador al que Cesc, entonces en el Arsenal, le cuestionó su pasado azulgrana por la falta de fútbol ofensivo y atildado que exhiben sus equipos— lo recolocó de mediapunta. Un lugar donde se expresa como antaño, con libertad de movimientos y con la portería en el entrecejo. Un sitio que de una vez por todas parece su sitio.
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