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El Barça B se desgaja

El filial azulgrana expresa la falta de resultados y fútbol generalizada en La Masia

Jordi Quixano
El Valladolid festeja un gol ante la impotencia del Barça B.
El Valladolid festeja un gol ante la impotencia del Barça B.F. FERNANDEZ (DIARIO AS)

Entró en el vestuario y dio la alineación que, sobre todo, sirvió para señalar a Edgar Ié, central azulgrana que se cayó del once con respecto a la pasada semana, cuando el técnico Eusebio Sacristán explotó. “Hay ciertos comportamientos que no me han gustado y tengo que atajarlos”, explicó entonces el entrenador del filial del Barcelona, molesto por la derrota ante el Mirandés (1-3); “invito a salir del Barça B en este mercado de invierno al jugador que sólo piensa que esto es un escaparate”. Pero la exclusión de Ié, quizá el único futbolista de corte defensivo del equipo junto a Bagnack, resultó un desaguisado, hasta el punto de que el pasado domingo el Valladolid le endosó siete goles. Un resultado que hace saltar las alarmas en La Masia, sobre todo porque el equipo ha perdido el punto competitivo, hundido en las profundidades de la tabla, a un solo puesto del descenso.

Molesto hace dos cursos cuando ni siquiera valoraron su candidatura para dar relevo a Vilanova, Eusebio se reivindicó el año pasado al acabar terceros en la tabla, récord histórico que hubiese supuesto el ascenso a Primera de no ser porque no se permite tener a dos equipos del mismo club en idéntica categoría. Pero en el Barça B se agolpa el talento de las inferiores al tiempo que los jugadores tienen prisa por llegar a la élite. Por lo que desde el club atienden a las cesiones y las ventas. Así, de ese equipo, seis titulares hicieron mutis por el foro. Los máximos goleadores —Espinosa (Villareal), Edu Bedia (Múnich 1860) y Denis Suárez (Sevilla), que hicieron siete tantos—, además de los zagueros Sergi Gómez y Planas (Celta), y Masip, tercer portero del Barça. “Hay que acoplar un nuevo equipo a cada temporada”, se justifica Eusebio. Pero en esta no cuaja, sino que se desgaja. “El entrenador apenas habla con los jugadores”, cuentan desde el club. Y toma decisiones por sorpresa, como darle el brazalete a Bagnack en contra de las votaciones del equipo, que nombraron a Juste, Patric y Samper como los capitanes. “No dio motivos ni avisó”, se extrañan en el club.

Tampoco dijo nada al grupo tras la sonrojante derrota en Zorrilla. “Sólo con calidad no vamos a ningún sitio”, argumentó después en la sala de prensa; “pero soy optimista y saldremos adelante”. Un discurso que se sostiene por la calidad individual de sus futbolistas pero que se tambalea cuando rueda el balón, con jugadores de técnica exquisita perezosos en la fase defensiva. Una tara que, precisamente, preocupa en la coordinación del fútbol formativo, con Jordi Roura y Aureli Altimira al mando. “Hay que aprender a jugar el otro fútbol”, esgrimen desde las oficinas, como si el ser pillos y dominar la estrategia completara más a un club que siempre se definió por el buen trato al esférico. “Hacemos más jugadas a balón parado que partidos”, sisea un chaval de la cantera.

Eusebio obvió la votación de los capitanes y le entregó el brazalete a otro jugador

Por lo que la nueva apuesta chirría. Así, desde los infantiles al primer equipo, sólo el Cadete B lidera la tabla, con casos flagrantes como el Juvenil de División de Honor, quinto, y el filial, que ante el Valladolid encajó la peor derrota de su historia junto a la sufrida ante el Racing en 1998 (7-0). Ocurre que el desplegable, como le llamó el director deportivo Andoni Zubizarreta al Barça B, ya no lo es tal, sino que fue más bien una apuesta de Guardiola que con el tiempo se perdió, por más que con Vilanova se llegó a jugar ante el Levante, en 2012, con 11 canteranos. Además de Pedro y Busquets, en el último lustro los jugadores que se han asentado en Barça son los menos: Thiago (Bayern), Cuenca (Deportivo) y Tello (Oporto), además de Montoya, Sergi Roberto y Rafinha, que no son titulares. Con Luis Enrique, sin embargo, Munir y Sandro se han ganado un hueco en el equipo como revulsivos. Pero ninguno pone el ritmo ni el estilo como ocurriera antaño. Mala época de La Masía, que ya le costó una sanción al club —el TAS la resolverá antes de fin de año— por contrataciones irregulares de menores.

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