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El Madrid ya no reparte caviar

El equipo de Ancelotti se instala en el contragolpe para aplastar al Celta con un triplete de Cristiano El as portugués marca su 23º gol en los 13 partidos que ha disputado

Diego Torres
Cristiano remata de chilena.
Cristiano remata de chilena. alejandro ruesga

El Madrid aplastó al Celta pero perdió encanto. Aquel equipo que fascinó a los hinchas según avanzaba el otoño va quedándose sin follaje a la vista de las Navidades. La lección es vieja pero difícil de asimilar. No hay talento intercambiable. La lesión de Modric despojó al conjunto de un punto de apoyo y la sanción a Isco profundizó en las dificultades. En estas condiciones resulta alarmante el percance muscular que retiró a James. Tan preocupante como bien sobrellevado por los compañeros. A la pérdida de juego interior, el Madrid respondió con el oficio de su defensa y la voracidad de Cristiano. El 3-0 final es un resultado con ramificaciones asombrosas. Supone 51 goles en 14 jornadas y una racha de 18 victorias consecutivas, solo igualada en la historia del fútbol español por el Barcelona de Rijkaard.

A la pérdida de juego interior, el cuadro local respondió con oficio defensivo y el voraz CR

Ancelotti procuró alterar la organización lo menos posible. Mantuvo a Kroos por delante de los centrales y concedió a Illarramendi el papel de rueda de auxilio. El vasco, que cumplió su segunda titularidad en Liga, se desplegó a la derecha. Allí se mostró atento, prolijo, correcto. Más dispuesto a la cobertura que sus compañeros en el mediocampo en un día en el que ni Kroos ni James se destacaron por su atención a las tareas defensivas. El equipo se partió por la mitad con una frecuencia peligrosa. Si Illarra no sufrió el desamparo fue porque gozó de la compañía de Carvajal a su derecha y de Pepe y Ramos a su espalda. Son raros los días en que los defensas del Madrid recogen elogios. La propaganda suele exaltar a otros. Pero este equipo está en deuda con su línea de zagueros. Desde hace muchos meses.

REAL MADRID, 3-CELTA, 0

Real Madrid: Casillas; Carvajal, Pepe, Ramos, Marcelo; Bale, Illarramendi, Kroos, James (Arbeloa, m. 53); Benzema (Coentrão, m. 81) y Cristiano (Chicharito, m. 86). No utilizados: Medrán, Varane, Keylor, Nacho.

Celta: Sergio Álvarez; Hugo Mallo, Cabral (sergi Gómez, m. 74), Fontás, Jonny; Hernández, Radoja, Krohn-Dehli (mina, m. 84); Orellana (Augusto, m. 69) , Larrivey y Nolito. No utilizados: Charles, Blanco, Planas.

Goles: 1-0. M. 35. Cristiano (p). 2-0. M. 65. Cristiano. 3-0. M. 82. Cristiano.

Árbitro: Alberto Undiano Mallenco. Amonestó a Cabral, Jonny, Nolito, James, Carvajal, Hernández, Arbeloa e Illarramendi.

Unos 85.000 espectadores en el Santiago Bernabéu.

El Celta causó impacto en el Bernabéu. No se caracteriza por la abundancia de talento en sus filas pero igual resulta pintón. Es el efecto visual de la combinación de orden y resolución. Sus jugadores van arriba, aprietan en sincronía, ofrecen variantes sorprendentes y no se dejan intimidar. De entrada presionaron en campo rival y lograron dos cosas encadenadas. Primero, que Casillas recurriera en exceso al saque en largo; segundo, que el Madrid perdiera el dominio del balón. Fue una incidencia trascendental. Por más que Benzema intentó jugar de espaldas para agrupar a los suyos, por más que bajó a conectar con los volantes, el equipo se fue olvidando de Kroos y James. De pronto, el Madrid regresó a la sombras. Y ante la duda se replegó y tiró del recurso de subsistencia. Es decir: pelotazos a Cristiano y pelotazos a Bale.

Se consumía el primer tiempo cuando uno de estos pases al vacío transformó el partido. Cristiano corrió con más fe que posibilidades, ganó la posición y Jonny se dejó impresionar. En lugar de dejarle, el lateral le persiguió de cerca. El delantero se tiró al suelo y el árbitro vio derribo donde solo hubo roce. El propio Cristiano ejecutó el penalti. Fue el 1-0. Su séptimo penalti del campeonato. Lo celebró con gesto desencajado mientras el fondo sur le aclamaba: “¡Cristiano-Balón-de-Oroooo…!”.

El Celta tuvo el control del balón pero no logró ni un disparo entre los tres palos hasta pasada la hora de partido. Casillas se fue al descanso sin una mancha en la camiseta. Nolito, Larrivey, Krohn-Dehli y Hernández se quedaron con las ganas en un puñado de avances bien ligados. Bien administrados por los visitantes y mejor desbaratados por Carvajal, Pepe y Ramos. Los defensas del Madrid estuvieron espléndidos. Sobrados de categoría. Resolvieron todos los problemas con solvencia, sin alardes, sin aparentar apuro, con contundencia. Carvajal, además, se proyectó en ataque hasta convertirse, junto con Marcelo, en uno de las pocas soluciones que ofreció el equipo para desequilibrar al Celta en jugada elaborada.

Los zagueros blancos estuvieron sobrados de categoría. Resolvieron todos los problemas

La salida de James en la segunda parte, lesionado en un gemelo, abundó en la falta de continuidad del juego. Los gritos desesperados de Casillas a sus compañeros resumieron la preocupación del capitán ante los desajustes tácticos. “¡Vamos a estar más juntos, joder!”, mandaba el portero. Ancelotti reestructuró el equipo adelantando al mediocampo a Marcelo y Carvajal y poniendo en los laterales a Arbeloa y Coentrão. El Madrid acabó la noche con cuatro laterales en el campo.

Las angustias, si las hubo, se desvanecieron en un avance atropellado de Kroos. El balón quedó botando en el corazón del área y Cristiano lo empalmó con el exterior, de derecha. Fue el 2-0. El final de la contienda. El comienzo de la rendición del Celta, que asistió desolado al 3-0, otra vez de Cristiano. El portugués culminó de volea una jugada de Marcelo y sumó su gol número 23 en el campeonato. Tremendo. Emocionante para la multitud, que pidió reconocimiento inmediato: “¡Cristiano-Balón-de-Oroooo…!”.

Llega el frío y el Madrid extraña la armonía de otros tiempos. Mientras tanto, le sobra con el carácter y la pegada.

Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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