Rooney, decisivo y centenario

Que Inglaterra no sabe a qué juega desde hace tiempo no es ningún secreto, como tampoco lo es que su seleccionador, el veterano Roy Hodgson, no ha sido capaz en los más de dos años que lleva en el cargo de dotar a los Three Lions de un sello diferenciador. Así viven los ingleses, en plena indefinición, en la permanente búsqueda de una identidad propia que no adquieren. Quedó demostrado una vez más en su duelo frente a Eslovenia, a la que derrotó (2-1) no tanto por atributos como por galones y jerarquía, mera inercia.

Es la tónica de un equipo que funciona a base de arreones, sin un patrón claro de juego pese a que dispone de buena materia prima y al que, por fortuna, le sonríe el marcador en los trayectos, que no en la estación definitiva, ya sean Mundiales o Eurocopas. 12 puntos de 12 posibles contabiliza Inglaterra en su camino hacia el próximo gran torneo. Un buen bálsamo, a falta de un objetivo real mayor.

En plena regeneración tras el paso a un lado de la vieja guardia, de los Terry, Gerrard o Lampard, aparece a contrapié una hornada joven y jugosa con Cahill, Wilshere y el correcaminos Sterling al frente, así como prototipos interesantes como Lallana, Chamberlain o Henderson. Y, en medio de las dos progenies, un futbolista bisagra que iba para boxeador, de aspecto rudo pero sutil con la pelota, y que a sus 29 años celebró ayer su partido 100 con los pross.

Recibió Rooney el agasajo del nuevo Wembley, testigo de un hermoso homenaje al chico de Croxteth. Antes del duelo, sir Bobby Chartlon le entregó en un acto tradicional una gorra dorada para celebrar un centenario que comenzó a cobrar forma el 12 de abril de 2003, cuando debutó por orden del sueco Sven-Göran Eriksson. Desde entonces ha ido engordando sus registros –es el segundo debutante más joven, con17 años y 111 días, y el más precoz en marcar, con 17 años y 317 días ante Macedonia– y suma ya 44 dianas. Está a solo cinco de Charlton, el referente goleador, y a 25 partidos del meta Peter Shilton, el jugador que más veces ha lucido la elástica inglesa.

Estuvo Herderson a punto de afear la efeméride, al peinar una falta hacia su propia portería y poner adverso el marcador. Sin embargo, ahí salió al paso el delantero del Manchester United, certero para transformar de inmediato un penalti que él mismo forzó. Después, Welbeck atendió la arenga y, por eso de redondear la fiesta de su capitán, le brindó un doblete reparador.