El viacrucis de Piqué

Gerard Piqué está acostumbrado a los flashes. Los acepta con resignación y hasta con buen humor. “Hace tiempo que no se me valora por lo que hago deportivamente. Lo tengo asumido y lo vivo con tranquilidad”, asegura el central del Barça. Todo lo que hace Piqué se expande. El catalán transita esta temporada de incidente en incidente y el ruido que genera es, por ahora, más fuerte fuera del césped que dentro. En lo que va de curso, el defensa solo ha sido titular en la mitad de los partidos que ha jugado el Barcelona de Luis Enrique. El mundo de Piqué y el del técnico parecen transitar por caminos diferentes. El talentoso central es extravertido y siempre deja mensajes frente a los micrófonos. El entrenador azulgrana, en cambio, es más contenido. Tras dejarle fuera del equipo en los dos últimos partidos, ante el Celta y el Ajax, Luis Enrique negó en Ámsterdam que Piqué esté señalado: “No hay ningún castigo, ni nada que se le parezca. No tengo ninguna queja de nadie. Juegan otros compañeros”.

El defensa solo ha sido titular en la mitad de los partidos que ha jugado el Barcelona de Luis Enrique

Un Piqué cabizbajo se sentó el miércoles en el banquillo del Ámsterdam Arena. Ya había vivido el partido de Liga ante el Celta desde la grada del Camp Nou. Un toque de atención para el central, que fue multado por usar el teléfono móvil en el banquillo durante la Supercopa catalana, después de haber sido sustituido en el descanso. Luis Enrique recuperó esta temporada la política de orden interno que había quedado en desuso en la etapa de Martino y que estipula las multas que se imponen a los jugadores si se saltan las normas establecidas. No es la primera vez que Piqué recibe un toque de atención. En febrero de 2012, en un partido de Champions frente al Leverkusen, Guardiola le dejó en la grada. El técnico, entonces, negó que castigara a Piqué por el percance automovilístico que sufrió poco antes del desplazamiento a Alemania. “Guardiola no te da órdenes, te explica el porqué”, declaró Piqué luego.

El de la Supercopa catalana fue último tirón de orejas a Piqué en lo que va de un curso accidentado. En la pretemporada tiró dos bombas fétidas, una en la zona mixta de un estadio en Finlandia y otra en un avión. En octubre, al regreso de un partido con España, tuvo un altercado con la Guardia Urbana. El zaguero discutió con unos agentes que multaron el mal estacionamiento del vehículo en el que se encontraban él y su hermano. Según los agentes, Piqué les espetó frases como “me tenéis envidia porque soy famoso”, y “voy a hablar con tus jefes y se te va a caer el pelo”. Piqué pidió disculpas: “Se ha exagerado mucho lo que dije, pero, en cualquier caso, lo siento, me he equivocado y no volverá a ocurrir”.

Ha tenido un rendimiento fantástico y su comportamiento siempre ha sido impecable” Vicente del Bosque, entrenador de España

“Más allá de cualquier episodio no edificante, se cuenta con él. Ha tenido un rendimiento fantástico y su comportamiento siempre ha sido impecable”, defendió ayer Vicente del Bosque al central catalán. Tras la derrota del Barça en Madrid, cuando Piqué quedó señalado con el penalti cometido, el seleccionador dijo a sus colaboradores: “Fue el mejor del partido”. “Es un chico con mucha personalidad y ha ayudado a conseguir éxitos”, completó Del Bosque, que hoy dará la lista para los partidos de España contra Bielorrusia (15 de noviembre, clasificatorio para la Eurocopa) y Alemania (el 18, amistoso). Una caricia para Piqué en un momento difícil. El defensa se preparó con entusiasmo en el verano. Salía a correr por la carretera de Les Aigües y jugaba al pádel para llegar en óptimas condiciones. “Este año nos vamos a divertir”, le decía a su entorno el central, que tiene mejor peso (82 kilos) que en los últimos dos cursos. Sin embargo, ha perdido protagonismo en el once inicial: es el tercer central azulgrana con más minutos (495) en Liga, por detrás de Mathieu (810) y Mascherano (539). “Sin Piqué se nos caía el invento”, resumía Tito Vilanova cuando trabajaba codo a codo con Guardiola. El 3 era el punto de partida del juego azulgrana. Ahora, con Piqué en los boxes, el Barça de Luis Enrique sufre en la salida del balón.