El ejemplo Cruyff
El documental ‘L'últim partit’ incide en el impacto futbolístico y político del As Volador
Johan Cruyff cambió la historia del Barça, como jugador y como entrenador, en tanto que símbolo del 0-5 y creador del dream team, motivos de sobras para que se le rinda cumplido homenaje en el documental titulado L'últim partit que ayer tuvo un estreno multitudinario en l'Auditori de Barcelona. El film tiene, sin embargo, un impacto añadido y es el papel que tuvo y puede tener el As Volador en la política catalana, circunstancia que provocó la asistencia al acto del presidente de la Generalitat Artur Mas. El subtítulo de la película, producida por Bonita Films y de 70 minutos de duración, subrayaba el debate: 40 anys de Johan Cruyff a Catalunya. “Si quieres una cosa, hazla”, repite como mensaje el exjugador y extécnico barcelonista. Se pueden hacer grandes cosas; están a tu alcance”.
El documental subraya el carácter liberador que tuvo Cruyff para muchos blaugrana en pleno franquismo cuando fichó por el Barça en 1973. “Pasamos de la derrota a la victoria a partir de Johan”, afirmó el director Jordi Marcos, que reiteró el espíritu libre que significaba el holandés, cuya llegada “supuso una revolución deportiva, cultural y social”. Cruyff se deja llevar en la película sin perder su condición de líder: “Iba a jugar a un país fascista, en un club que es més que un club”. El As Volador del pelo largo y pantalones con pata de elefante que tuvo como idelólogo a Armand Carabén (“identificaba los problemas propios”) recibe el aplauso en el documental de Xavier Folch, Magda Oranich, Xavier Sala i Martín, Josep Carreras, Ferran Adrià, Fermí Puig, Del Bosque, Xavi, Bojan, Pep Guardiola.
El documental subraya el carácter liberador que tuvo Cruyff para muchos blaugrana en pleno franquismo cuando fichó por el Barça
Folch guarda como oro en paño el autógrafo de Cruyff con el que fue obsequiado cuando fue detenido en la caída de los 113 miembros de la Comissió Permanent de l'Assemblea de Catalunya en 1973. Xavi le rinde pleitesía porque “revolucionó el fútbol con su lema: pensar antes de recibir el balón”. Adrià le venera porque fue “grande como jugador y como entrenador”. Y Guardiola le idolatra: “Le iba a ver, ya cuando entrenaba el filial, para hacerle sentir mi agradecimiento. Yo no hubiese sido capaz de hacer lo que hizo él: no tenía ningún colchón y seguía firme en su ideario. Los últimos 20 años del Barça no serían los mismos sin Cruyff; no habría nada de lo que hay. Ha sido el personaje más influyente. Creó una idea común y transmite conocimiento”. Y remata: “Era capaz incluso de crear un caos controlado para que todo el mundo estuviera atento”.
Guardiola es quien más ha entendido y desarrollado la obra de Cruyff, figura decisiva en el cambio del carácter asustadizo y victimista del Barça a partir de un idioma único y una lógica elemental: “Me acusaban de pesetero cuando nunca lo he sido: si eres el mejor del mundo, cómo vas a tener problemas de dinero”. El Barcelona dejó de ser una entidad desacomplejada y cambió su mentalidad perdedora con Cruyff, trascendente también en impulsar a la selección catalana como técnico que fue del equipo. “Se trata solo de defender nuestros colores, nuestro idioma y nuestro país y se acabó el asunto”, arengó a los internacionales catalanes en su último amistoso como seleccionador.
El presidente de la Generalitat no fue ajeno en su intervención al mensaje de Cruyff: “Si tienes voluntad y proyecto, puedes salir adelante. Las cosas más importantes están al alcance de la mano siempre que haya actitud”. Y, en referencia a la consulta del próximo 9-N, Mas afirmó: “No estamos en el último partido. Así que es importante que salga bien porque en caso contrario no pasaremos a la otra fase”. Cruyff, rodeado de muchos amigos en un acto que contó también con directivos del Barça —Jordi Mestre, Toni Freixa, Susana Monje— y el conseller de cultura Ferran Mascarell, redunda en la película sobre una misma idea: “Cataluña debe decidir por ella misma”.
Nunca hubo dudas sobre la huella futbolística de Cruyff. La política, en cambio, era más disimulada, por más que bautizara a su hijo con el nombre de Jordi. La película, sin embargo, le sitúa como un ciudadano activo a favor de la consulta y con un pasado catalanista, una posición que a su entender no va en contra de su eslogan favorito; “Yo siempre hago lo que me da la gana”.
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