Cerveza para todos en Europa
Los triunfos de los modestos y las dificultades de los grandes marcan el inicio de la fase de clasificación para Francia 2016
"El fútbol está cambiando. Todos los equipos pueden ganar, se acaba de ver con las inesperadas derrotas de los grandes como España, Alemania, Holanda, Portugal o incluso Rusia no le ha podido ganar a Moldavia. El fútbol es fantástico porque el mejor equipo no gana siempre". Es el canto de Claudio Ranieri, el de un seleccionador atribulado porque Grecia, tras firmar el mejor Mundial de su historia, no arranca en la fase de clasificación de la Eurocopa. Se puede leer como una excusa, también como una realidad, la de una rebeldía que tiene que ver con la progresión del nivel en países como Islandia o Albania que han pasado de marías a mirar a los ojos a cualquier rival. Sólo uno de los nueve cabezas de serie (Inglaterra) que encabezaron el sorteo de los grupos de clasificación para Francia 2016 es líder después de las tres primeras jornadas; lo son, por contra, tres de los equipos que figuraban en el quinto bombo según el coeficiente UEFA (Albania, Islandia e Irlanda del Norte).
Las facilidades para clasificarse y los despistes de los grandes son un aliciente si además sobra osadía
Indagar en las causas de este, por ahora, leve terremoto remite a varios factores. Ante todo, al nuevo formato de la Eurocopa, que por primera vez admitirá a 24 escuadras en su fase final, de manera que accederán a ella los primeros y segundos clasificados de cada uno de los nueve grupos en juego y cinco de los terceros. No es una tarea cara para los grandes, que afrontan casi todos una reconstrucción, incluso desde la victoria. Alemania acaba de sumar un punto en sus dos partidos ante Polonia e Irlanda del Norte. Con Lahm, Mertesacker y Klose en el retiro y Schweinsteiger y Özil lesionados, Joachim Löw busca nuevas aportaciones. Cuatro futbolistas (Bellarabi, Rüdiger, Kruse y Rudy) que participaron contra los irlandeses no levantaron la Copa del Mundo en Brasil, tres más (Ginter, Durm y Draxler) tuvieron allí una participación residual. Pero da la sensación de que Alemania sigue en tierra carioca. En Gelsenkirchen les recibieron este miércoles con una gigantesca pancarta que daba las gracias al equipo, pero la sensación es de descompresión, también entre los aficionados porque el estadio del Schalke 04, siempre un hervidero, no se llenó para recibir a los campeones. "Puede ser – concedió Low tras el mazazo del gol irlandés en el descuento que empató el partido- porque no siempre puedes estar a tope en cuanto a frescura física y mental".
El fútbol está cambiando. Todos los equipos pueden ganar" Claudio Ranieri. Entrenador
Las facilidades para clasificarse y los despistes de los grandes son un aliciente si además sobra osadía. "Un buen gol-average no vale de nada. Me daba igual perder por dos goles, iba a por el empate", describió el técnico irlandés Martin O'Neill sobre lo sucedido en los últimos minutos del Alemania-Irlanda. O'Shea, que cumplía cien partidos de verde, marcó sobre el pitido final y ahora su selección lidera el grupo junto a Polonia mientras los campeones del mundo son cuartos, empatados a puntos con Escocia, tras sumar una victoria, una derrota y un empate y marcar tan sólo tres goles en tres partidos. Los irlandeses hablan de un "nuevo espíritu". Y al otro lado del canal de San Jorge, en el País de Gales, van también en esa línea. "Hemos cambiado. Todos luchamos para todos", resume Gareth Bale. No han afrontado un calendario muy exigente y acaban de sufrir para derrotar a Chipre en Cardiff, pero se ven al frente de su grupo y eso es gasolina para un país que sólo se ha visto una vez en el gran escaparate del fútbol, en el Mundial de 1958. "No somos la mejor Gales de siempre, pero tenemos una buena oportunidad. El partido contra Chipre no lo hubiéramos ganado hace un año", resume el seleccionador Chris Coleman, el mismo que pasó hace años por la Real Sociedad. En su línea está Irlanda del Norte, ausente de las grandes competiciones desde 1986 en México, vencedora ahora en Hungría y en Grecia para encabezar un grupo muy abierto que se completa con Rumania, Finlandia e Isla Feroe. "Llevamos mucho tiempo esperando", advierte su seleccionador Michael O'Neill.
La epopeya de los modestos cala en las islas del norte de Europa, pero también en el corazón del continente
En Islandia, país de balonmano, sólo se habla de fútbol. Tres partidos, tres victorias, ocho goles a favor y ninguno en contra les contemplan. Golearon a Turquía (3-0) y superaron a Holanda (2-0) para dar continuidad a un trabajo que les había llevado hace un año a disputar la repesca para jugar el Mundial. En abril de 2012, al poco de llegar el técnico sueco Lars Lagerbäck, eran la selección 131 del ránking FIFA, hoy están en el puesto 34 y subiendo. No es un equipo amable, mezcla estilo británico y la mentalidad de un pueblo bregado en la dureza. "Los holandeses nos respetan como una nación de éxito y se preguntan como es posible que les ganemos si todos juntos somos tantos habitantes como los que viven en Utrecht", apunta Birkir Bjarnason, centrocampista del Pescara radicado de joven en Holanda. Los islandeses ya son importantes en las mejores ligas. El veterano Eidur Gudjohnsen, que sale de una lesión, se piensa si continuar en activo –"estoy fifty-fifty", confesó esta semana, pero el relevo se llama Gylfi Sigurdsson, que en el Swansea explota las condiciones que no acabó de exhibir en el Tottenham y es el mejor pasador esta campaña en la Premier League tras Cesc Fábregas.
La epopeya de los modestos cala en las islas del norte de Europa, pero también en el corazón del continente. A la espera de saber que ocurre con el partido de Belgrado, Albania lidera su grupo. Futbolísticamente igual no le hizo ningún favor aplazar un duelo ante Serbia que tenía controlado. Puntuar en el campo del Partizán le hubiera dejado en muy buena posición, con sólo un partido ante Armenia en casa antes del verano y la posibilidad de cerrar una clasificación histórica en dos partidos como local ante Portugal y Serbia. En la República Checa y en Eslovaquia (que ha superado a España en casa y a Ucrania y Bielorrusia a domicilio) suman sendos plenos. Más de lo esperado. Hace una semana el seleccionador checo Pavel Vrba prometió pagar una cerveza para todos los aficionados que acudan al próximo partido de su equipo si este lograba sacar al menos cuatro puntos entre sus visitas a Turquía y Kazajstan. Sumó seis, así que manará la espuma en Plzen cuando Islandia les visite dentro de un mes en la próxima cita de las selecciones en su camino hacia Francia.
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