El salto de ‘Kokinho’
La figura de Koke ha ascendido tanto en su dimensión dentro del club como en el liderazgo que debe asumir para encauzar el ataque del Atlético, ya sin la cómoda referencia de Costa.
Los códigos con los que se distribuyen los jugadores en los entrenamientos mezclan necesidades tácticas, amistad y también cierta jerarquía con reminiscencias cuartelarias. Durante la última concentración de la selección española, a Koke se le vio hacer rondos con gran parte del núcleo duro de los veteranos. Kokinho —el apodo ya se ha propagado por el vestuario y en las oficinas del Atlético— peloteaba serio y concentrado rodeado de Sergio Ramos, Iker Casillas, Pedro y Cazorla. Casi sin darse cuenta, en los últimos meses su figura ha ascendido por igual en los escalafones del club que en la hierba.
Bajo el peto gris con el que Vicente del Bosque había querido distinguirle se aprecia el ensanchamiento de la parte superior del tórax. Se aprecia a un futbolista más corpulento, fortalecido por las tablas físicas que trabajó durante las vacaciones. “Ya me lo han dicho varios, pero también tengo 22 años y estoy en edad de crecer”, bromea Koke por los pasillos de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Acaba de concluir la única entrevista que concedió en su última convocatoria como internacional. La elección del medio al que atendió tiene mucho que ver con su nueva dimensión. Es una televisión japonesa interesada en presentar al futbolista que le ha dicho no al Barcelona y al que el Atlético ha escogido como bandera de su proyecto. Tampoco es casualidad que en el anuncio publicitario que protagoniza Diego Pablo Simeone, este diga: “Sé Messi, sé Cristiano, sé Koke”.
“Es nuestra bandera por ser de la cantera y por rechazar lo que ha rechazado”, dice Gabi
Este verano, Miguel Ángel Gil Marín recibió una llamada del Barcelona en la que mostró su intención de comprar a Koke mediante una oferta “no hostil” que alcanzaba los 60 millones de euros. El máximo accionista del club ya había escuchado antes las intenciones del futbolista. Este, asesorado por sus representantes, le transmitió a Gil Marín que sabía que su valor de mercado se había incrementado, pero que deportivamente solo le interesaba el Atlético. La mejora de contrato que abordó el club no alcanzaba esa magnitud económica con un canterano desde los tiempos de Fernando Torres. “El club ha hecho un gran esfuerzo, pero él también porque no es fácil decirle no al Barcelona”, es una frase que se ha instalado en todos los estamentos del club. Convertirle en el jugador mejor pagado del plantel es interpretado desde el club como un mensaje hacia la cantera de que es posible llegar hasta la primera línea desde abajo y hacia posibles compradores de que, hasta donde pueda, el Atlético tratará de retener a sus mejores jugadores. “Koke es el buque insignia del Atlético, por su juventud, por haberse criado en la casa y por haber rechazado todo lo que ha rechazado. Hablé mucho con él este verano, le dije que la decisión que tomara, la tomara con el corazón; siempre que hablaba con él me tranquilizaba porque tenía muy claro que quería seguir”, asegura el capitán Gabi.
Koke rehúye sentirse el mascarón de proa del proyecto. “Tengo que ir poco a poco porque todavía soy un crío”, reflexiona en una entrevista concedida al club. “No va en su carácter aparentar el liderazgo”, dicen en los despachos. Acepta la responsabilidad de ser y sentirse un futbolista determinante, pero trata de hacerlo desde la autoridad que le da el juego y hasta su sencilla personalidad.
En un once renovado, aún no se ha visto al jugador determinante del curso pasado
La elevación en todos los planos hasta el primer escalafón pone a prueba su capacidad para aguantar la presión. En el club y en la Federación le describen como un chico que amortigua “bien” las exigencias. Koke utiliza los documentales de National Geographic para desconectar y relajarse.
En lo que va de curso, aún no se ha visto al jugador determinante que fue la temporada pasada. Hay quien en el vestuario apunta a que quizá deba cambiar, más que su manera de jugar, su lectura del juego por las nuevas referencias ofensivas del equipo. No había un canal más fluido en el juego ofensivo del campeón de Liga que el que mantenían Koke y Diego Costa. Nada más recibir, el centrocampista sabía dónde y cómo lanzar el balón al delantero hispanobrasileño. El derbi será un banco de pruebas exigente para ver si ya enlaza con Mandzukic y Griezmann.
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