El rey gana la etapa reina
Contador se exhibe en La Farrapona y se queda mano a mano con Froome para ganar la Vuelta
Había unos chicos por delante, otros por el medio y otros por detrás. Lo habitual cuando la carretera se agarra como escarpias a la pared y no hay quien las arranque. Y había unos chicos por delante con intereses distintos (unos querían invertir en la victoria, otros invertir en sus jefes, otros resistir, trece eran, trece, ¡vaya número!). Había otros chicos por el medio con el corazón partido: ganar a sus rivales para asaltar la banca o guardar sus ahorros para que no les asaltaran su cajón). Y había otros por detrás que con llegar, con resistir, con aguantar, con sobrevivir tenían más que suficiente.
Clasificaciones
ETAPA
1. Alberto Contador (Tinkoff-Saxo) en 4h 53m 35s
2. Christopher Froome (R. U./Sky) a 15s
3. Alessandro de Marchi (ITA/Cannondale) a 50s
4. Alejandro Valverde (Movistar) a 55s
5. Joaquím Rodríguez (Katusha) a 59s
GENERAL
1. Alberto Contador (Tinkoff-Saxo) en 63h 25m 00s
2. Alejandro Valverde (Movistar) a 1m 36s
3. Chris Froome (R. U./Sky) a 1m 39s
4. Joaquím Rodríguez (Katusha) a 2m 29s
5. Fabio Aru (ITA/Astana) a 3m 38s
Era la etapa reina, el penúltimo torneo (el último será el sábado en Ancares) y la lanza debía estar afilada, pero no gastada. Y en eso estaban, en esa calma tensa, o esa tensa quietud, transcurriendo entre tejos y abedules, entre encinas y quejigos, junto a matorrales de arándanos, cuando dos tipos sueltan una mano de cada bicicleta y se lían a mamporros en una pelea móvil, taciturna, innoble y circense. Rovny y Brambilla eran los tipos duros, tan blandos que apenas aceptaron sus mutuas reprobaciones. Y eso que iban entre los 13 escapados (tenían que ser trece), ambos defendiendo a sus jefes por delante (Contador y Urán, que sufría y sufría) pero sin desatender la posibilidad de una victoria de esas que dan lustre.
Y en eso anduvieron, ellos a mamporros y el resto a pedaladas, ellos, con su cuita y los grandes, a lo grande, haciendo los honores a la etapa reina. Y tratándose de reinas manda el rey. Y el rey es Alberto Contador, con su humildad edulcorada y su pedalada fina y firme. Su carácter indomable, su calculadora en la cabeza y en las piernas. Ambas coincidieron cuando Froome, el guadiana de los señores del condado, decidió izar su bandera. No fue ningún misterio. Purito Rodríguez había mostrado sus flaquezas en el primer puerto de la carrera. Todo un síntoma. Se tomó un respiro y volvió a la pasarela. Pero el síntoma estaba ahí. Valverde parecía más entero y asumiendo que era el día y la hora de los valientes. Dos datos a tener en cuenta,. Pero sobre todo la actitud del Sky, dejándose las piernas, los pulmones, la lengua y el aliento para endurecer la carrera, para dejar a Froome en las mejores condiciones para ganar la justa de La Farrapona.
Contador, sin mirar a ninguna parte, decidió que el último estribillo era el suyo
Y el británico cumplió con su tropa. En las rampas duras decidió tirar de pedal, y los caballeros Valverde, Purito y Aru desistieron del intento. Pero Contador levantó la lanza y se pegó a la rueda del británico. La subida era un homenaje al tango: mano a mano hemos quedado, Chris, debió pensar Alberto, cuando ambos se vieron curveando por las alturas y sobre todo cuando dejaron de ver a sus otros rivales. Mano a mano hemos quedado, Alberto, debió pensar Chris, que miraba al frente y abajo, como siempre, como escondiendo su mirada, como calculando el momento de que el tango se acabara y pudiera cantar solo y a capela. Pero Contador, sin mirar a ninguna parte, decidió que el último estribillo era el suyo. De pronto se elevó sobre la bicicleta, cargó varias pedaladas y se marchó, haciendo honor al tango, "como juega el gato maula con el mísero ratón". Froome pensó que seguir a Contador era un suicidio, y que eliminar a Valverde y Purito, una bendición.
Así que, vale, muchacho, mano a mano hemos quedado, pero tu mano va muchos minutos por delante de la mía cuando solo queda una estación para llegar al destino (Los Ancares, el sábado) y no parece que el líder tenga flaqueza alguna. Contador valló su territorio. Colocó todas sus banderas porque la etapa reina la debía ganar el rey. Y el rey es él. Aunque Froome mantiene su espíritu revolucionario. A fin de cuentas, la única derrota es la que no se pelea.
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