Día 3. Apuros y airballs
Segundo día de competición. Perdón, especifiquemos un poco. Segundo día del mundial, que algunos todavía no han empezado a competir. España, sin ir más lejos
Lunes. Primer día de Septiembre. Escucho la voz de Pepa Bueno en la SER lo que me recuerda que los primeros espadas radiofónicos han vuelto a la actividad, a la vez que otros cuantos millones de españoles. Entre ellos el jardinero de mi vecino, que no ha esperado ni a las nueve de la mañana para pasar el cortacesped. Ya se sabe, no dejes para las diez el ruido que puedes hacer a las ocho y media.
Mi rápido vistazo en periódicos y webs se topa una y otra vez con el batacazo del Madrid en San Sebastian en la primera página de los deportes. Si esto no fuese un diario al hilo de un mundial de baloncesto, me inclinaría a una reflexión sobre lo que lleva haciendo el presidente del Real Madrid desde que su equipo ganó la Champions, su irresistible pulsión a fichar y traspasar sin contar con el criterio deportivo como principal guía y mucho menos con el de su entrenador, al que le deja unos marrones de cuidado. Pero prefiero recordar a Carolina Marín, la recién coronada campeona del mundo de badminton. Una excepcionalidad si tenemos en cuenta que China cuenta con 100 millones de licencia y España con siete mil. Es como si de repente mañana uno de Albacete se proclama campeón del mundo de Sumo derrotando a todos los japoneses. Desde luego el verano ha sido de las chicas, de Mireia Belmonte, de Da Rocha, de Beitia, ahora de Carolina Marín. Enhorabuena a todas.
Pero vayamos al grano, o sea, al baloncesto. Segundo día de competición. Perdón, especifiquemos un poco. Segundo día del mundial, que algunos todavía no han empezado a competir. España, sin ir más lejos. No sé a vosotros, pero a mí estos dos días se me han hecho muy largos y cuento las horas hasta hoy a las diez de la noche, cuando podamos asistir a algo muy distinto a las dos pachangas frente a Irán y Egipto. Porque si lo de Irán tuvo un pase al ser el primer día y se justificaba con esa teoría de que es mejor empezar con un adversario fácil para soltar piernas y nervios, lo de ayer ante Egipto no había quien se lo saltase. Menos mal que Ibaka salió como un mihura y puso la plaza patas arriba, que si no el único interés hubiese sido saber el número final de airballs (tiros sin tocar aro) que iban a lanzar los egipcios.
Por lo visto ayer, el baloncesto en Egipto ha evolucionado poco y está más o menos en el mismo sitio que hace muuuuuchos años, cuando tuve la oportunidad de ir a jugar a El Cairo. Fue un partido de Copa de Europa frente al Zamalek (no es de extrañar que la jugase un equipo africano, tambien lo hacía y lo sigue haciendo el Maccabi de Tel Aviv). El campo era medio de tierra, los tableros de madera y nos cambiamos en una escuela que había enfrente. Si lo completamos con el tráfico, donde uno se va abriendo paso a base de bocinazos y mi primera visita a las pirámides, no me extraña que lo siga recordando como si fuese ayer. Bueno, quizás antes de ayer.
Mientras España sigue calentando, otros han entrado en harina a capón. Francia volvió a protagonizar el partido del día, esta vez con final feliz ante Serbia. Cada vez que veo a los exyugoslavos me viene a la cabeza el Europeo de Polonia 2009. Nos ganaron en el primer partido y llegaron a la final, donde un equipo español ya lanzado les dio un buen correctivo. Aquella selección tan joven y talentosa apuntaba muy alto, tanto como para prever que iba a ser el gran adversario de España durante unos años. Han pasado cinco y por unas cosas o por otras, nada de lo intuido se ha materializado. Uno por uno son muy buenos, en conjunto les falta un hervor. O dos. Francia les terminó robando la cartera gracias sobre todo a Boris Diaw, del que soy muy fan. Es listo, hábil y ve baloncesto como pocos. Su físico digamos que no es ortodoxo, pero lo suple con creces con una inteligencia y visión de juego extraordinaria.
Una de las noticias del día fue sin duda los apuros de EEUU ante Turquía. Viendo el resultado, 98-77, quizás lo de apuros es algo exagerado
Horas antes, el Caribe Mix, una de mis fijaciones, dio una de cal y otra de arena. Los dominicanos se reivindicaron un poquito con Nueva Zelanda, lo que no es para tirar cohetes pero al menos les fue mejor que a sus vecinos puertorriqueños, que se la volvieron a pegar, esta vez con Senegal. He mirado el twitter de Piculin Ortiz y no hay rastros ni de arenga ni de crítica. Debe estar un poco deprimido, y no le faltan razones. O quizás al ser domingo, se lo pasó pescando, una de sus grandes aficiones. Mi otro punto de interés, los finlandeses, no pudieron comprar nada en Bilbao, pues somos muy creyentes y si Dios descansó en domingo, las tiendas tambien. Pero ganaron a Ucrania, y en Barcelona se frotan las manos con la posiblidad de que sigan en competición la semana próxima.
Una de las noticias del día fue sin duda los apuros de EEUU ante Turquía. Viendo el resultado, 98-77, quizás lo de apuros es algo exagerado, pero esperando paseos en cada uno de sus partidos, el llegar al descanso perdiendo no deja de ser llamativo. Eso sí, lo mismo que le ocurre a España, su contundencia es tal que exige a los rivales cuarenta minutos de resistencia. Con treinta y cinco pierdes, con treinta, te vas al hotel con veinte puntos de diferencia.
Partido a partido fue consumiendose el segundo día de competición alternándose con goles, motos y badminton. Hoy, por fín, España juega un partido de enjundia frente a Brasil, probablemente el segundo mejor juego interior del torneo. La pelea de Pau, Marc, Ibaka y Felipe frente a Splitter, Varajao y Nené Hilario promete, lo mismo que ver a Marcelinho ante nuestra batería de bases, donde parece que Ricky ha tomado la delantera en detrimento de Calderón, manteniendo siempre a Sergio Rodriguez como agitador. Me huele que esto de los bases va a ser uno de los debates estelares alrededor de nuestro equipo. Un gran partido que nos hará olvidar a iraníes y egipcios.
Con cuarenta y ocho horas de retraso, comienza el Mundial para España. Aleluya.
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