La angustiosa finura de Lorenzo

Siempre fue fino. De pilotaje sutil. Elegante. Cualidad que admiraba a sus rivales pues le permitía calcar los tiempos y conservar los neumáticos en mejor estado que sus rivales, de ahí su fortaleza en los finales de carrera. Pero aquel Jorge Lorenzo no lidiaba con estos Bridgestone. Los neumáticos que la fábrica de gomas ha traído a Silverstone son los mismos con los que comenzó la temporada, aquellos que llevaron de cabeza al mallorquín. Aquellos, los que le hicieron perder los papeles en Qatar, en Austin o en Jerez, están fabricados con un compuesto más duro en los cantos, la zona que se mantiene en contacto con el asfalto en plena curva, con la moto en máxima inclinación. Y eso trastorna a los pilotos de Yamaha, que siempre se sirvieron de su rápido paso por curva para sacar las décimas que las Honda les ganaban en las rectas, o, en las frenadas, como ocurre especialmente este año.

Pero si molesta especialmente a alguien, ese es Lorenzo, uno de los pilotos más finos de la parrilla. “Me cuesta entender este neumático, poder mantener con él un ritmo elevado. Me obligan a ser más agresivo”, explicaba tras quedarse fuera del podio de Jerez. “No tengo agarre para parar la moto, no lo tengo tampoco en plena curva, y no hay ninguna tracción a la salida, lo que además crea spinning (la rueda gira en vacío y no avanza) y provoca más problemas con la rueda delantera”, explicaba este viernes, una jornada desastrosa para él, undécimo clasificado (a 1,3 segundos de Márquez), aunque también para su compañero Rossi, 13º (a 1,8) e incapaz igualmente de ganar tiempo en las curvas, aunque en su caso pesa más el mal rendimiento del neumático delantero, que asume con mucha dificultad los cuantiosos baches de la pista.

Bridgestone ha vuelto a apostar este fin de semana por los neumáticos de principio de temporada por el carácter del circuito inglés. Es el más largo del calendario y uno de los más rápidos, lo que genera temperaturas más altas en las gomas. Eso obliga a utilizar en la composición de las ruedas un material más duro, lo que, a su vez puede perjudicar al agarre. Todo empeora, además, con las bajas temperaturas en Silverstone: 18 grados en el ambiente, 27 en el asfalto en el momento de la sesión vespertina del viernes. Es la falta de agarre, imprescindible para llevar la moto al límite, lo que más acusan las Yamaha y, especialmente, Lorenzo. Estas gomas, de las que el mallorquín ya se había olvidado, exigen un pilotaje más agresivo, más salvaje. Y eso sitúa, no es novedad, a Márquez a la cabeza de la clasificación.

La gran diferencia entre los últimos grandes premios y este es que sólo hay una Yamaha entre los diez primeros pilotos (además de la open de Aleix Espargaró, décimo, a 1,3 segundos de Márquez); y es la de Smith, cuarto (a un segundo) que probó con un neumático nuevo al final de la sesión, algo que no hicieron los pilotos oficiales. Este sábado Lorenzo y Rossi deberán encontrar la manera de acercarse a los tiempos del líder. Si no logran entrar en el top 10 en la sesión matinal, cuyas temperaturas se esperan igual de frías, deberán jugarse el tipo en la Q1 para poder competir por la pole con los diez más rápidos del fin de semana.