La cadencia imposible de Rabat
El español suma su cuarta victoria y amplia su ventaja al frente de la clasificación Viñales es segundo
Era tanta la superioridad de Tito Rabat este fin de semana en Montmeló que quedarán en la retina del aficionado imágenes, cargadas de dramatismo, más allá de la victoria del barcelonés, inalcanzable, imposible su ritmo, admirable su temple y la cadencia de sus vueltas, de sus trazadas. La delicadeza de su pilotaje le alejó del mundanal ruido, de los toques en la pista, de los peligros del asfalto y las volteretas en las escapatorias. Allí estuvieron, por ejemplo, Luis Salom y Jonas Folger. El primero se pasó de frenada en la primera curva y tropezó con aquella compleja chicane para terminar por los suelos: su moto por un lado, él deslizándose por medio de la pista –sufrió una fractura expuesta del meñique derecho y fue operado de urgencia– y Folger, que pasaba por allí en ese preciso instante, le esquivó, bendito instinto, para evitar un golpe que podría haber sido fatal.
Allí terminó la carrera de ambos. Como terminaría unos giros después, ya en los últimos compases de la prueba, la de Jordi Torres, que peleaba por subirse al podio y perdió el control de su moto en la famosa curva 10, La Caixa. La máquina salió por los aires e impactó lateralmente con la moto y el cuerpo de Aegerter, quien, afortunado él, pudo terminar la prueba, claro que fue en 14ª posición, no en la cuarta en la que rodaba antes del accidente.
Fueron dos encuentros espectaculares que, por suerte para Rabat, nada tuvieron que ver con su victoria. Incontestable. Tardó el líder de Moto2 un par de vueltas en volver a colocarse la frente del pelotón. Le había tomado la delantera Viñales, pero aprovechó la recta y en aquella primera frenada, una de las más exigentes del calendario, se metió antes en el interior de la curva, a la derecha, para virar, inmediatamente hacia la izquierda y enfilar el camino hacia la cuarta victoria del año. Para ampliar su ventaja al frente de la clasificación y sacarle ya 34 puntos al segundo, su compañero de equipo Mika Kallio, que se quedó a las puertas del podio, superado en el último instante por el francés Zarco.
Por delante de ambos, aupado al segundo escalón del podio, Viñales, que en su intento por no perder de vista a Rabat logró correr sin el estorbo de rival alguno, solo en su batalla por dar caza al gran dominador de la categoría y de este gran premio de Cataluña, impecable en el año de su estreno en Moto2, consistente. Tanto que defiende con uñas y dientes (y podios como el de este domingo) la tercera posición de la general.
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