Un espléndido Valencia vapulea a un errático Barcelona

El Barcelona volvió a exhibir los síntomas de los equipos en descomposición en el cuarto partido de una semifinal que hace solo cinco días parecía tener en el bolsillo. El Valencia, con una fe infinita y un juego primoroso, consiguió forzar a la quinta y definitiva batalla, que tendrá lugar el domingo en su cancha de La Fonteta (19.00, Tdp).

El decaimiento de los jugadores del Barcelona corrió en paralelo a su desconcierto. Se sucedieron sus errores elementales, en el tiro, en el pase, en la ansiedad por resolver las jugadas, en su mala ubicación para hacerse con los rebotes. Dio grima observar la desazón con la que acudía Tomic a la línea de tiros libres, como quien se ve empujado al cadalso. Navarro empezó fatal, de la misma forma en que concluyó el tercer partido.

El Valencia, de la mano de Doellman, Van Rossom, Sato y Ribas, fue un ciclón y al Barcelona se le fundieron los plomos

Xavi Pascual trató de cambiar la dinámica después de aquella derrota inesperada antes del encuentro y durante buena parte del mismo mientras su equipo había llegado a dominar por 14 puntos. Pero el Barcelona perdió el hilo el martes y no encontró forma humana de recuperarlo en el cuarto asalto de la serie.

Navarro falló sus cinco primeros tiros, y aun así fue el único que acabó manteniendo el tipo. Pascual empezó el carrusel pero no encontró la tecla adecuada. Desfilaban sus jugadores por la cancha, como alma en pena. El Valencia, con un juego muy dinámico, alegre, decidido y punzante en ataque, fue adueñándose del Palau. Lo había conseguido ya en el tercer partido, pero entonces con un estilo heroico, apostado en la defensa como no podía ser de otra forma dado que estaba diezmado por las bajas, por la eliminación de Triguero y la lesión de Pau Ribas.

Esta vez fue un ciclón. Recuperó a un explosivo Sato, aprovechó la superioridad de Doellman sobre Lampe –al que Pascual también promovió al quinteto titular dadas las últimas deficientes actuaciones de Nachbar y Lorbek-, le dio cuerda a Pau Ribas, Van Rossom y Lucic, muy certeros en sus penetraciones y también en sus escarceos para encontrar buenas posiciones de tiro a media distancia.

Al Barcelona se le fundieron los plomos. Sus raquíticas cifras delataron su absoluto desconcierto. Solo anotó seis canastas en todo el primer tiempo, solo nueve puntos en el segundo cuarto, falló diez de los 22 tiros libres que lanzó. El 25-37 del descanso apuntaba por donde iban los tiros. Pascual trató de romper la dinámica del juego con una defensa en zona. Pero su equipo perdió sus dos primeras posesiones y Lafayette clavó un triple.

El Barcelona se aferró a Navarro, sin éxito, como recurso muy solitario, demasiado evidente, tanto como la irrupción a la desesperada de Pullen. La segunda parte no hizo más que confirmar el cariz de los acontecimientos, los pobres guarismos del Barcelona, que concluyó con un 37% de acierto en tiros de dos, un 16% en los triples, con un 4 de 24, y un 67% en tiros libres: 27 de 40. Un despropósito ante el que la afición azulgrana, cansada, reaccionó con una pañolada de protesta una vez concluyó el encuentro.

Y el Valencia continuó su cabalgada camino de una victoria aplastante, del billete para el quinto partido, el domingo en La Fonteta (19.00, TDP), y de la posibilidad de conseguir un hito sin precedentes: remontar un 0-2 en unas semifinales de la Liga Endesa.