Dos tenistas al abordaje
Nadal y Ferrer, los dos mejores restadores del mundo, miden hoy sus dificultades al saque
Es una forma de gestionar la angustia que produce la competición al máximo nivel. Rafael Nadal y David Ferrer se enfrentan hoy (Eurosport, jornada suspendida momentáneamente por la lluvia) para llegar a las semifinales de Roland Garros sabiendo que comparten un punto fuerte y otro débil: siendo los dos mejores restadores del planeta (36% y 35% de juegos contrarios ganados, respectivamente), el saque del mallorquín ha perdido velocidad por los dolores que sufre en la espalda y el del alicantino nunca fue su mejor arma. El partido será un abordaje continuo del servicio contrario. Por eso, si mantienen sus costumbres, cuando lleguen al sorteo ninguno de los dos tenistas elegirá comenzar el partido sacando, como indican los manueles y la lógica, sino restando. Buscando, en palabras de José Altur, el nuevo técnico del alicantino, “un comienzo de partido más agresivo”.
“Estas últimas cinco semanas he empezado los partidos más regular, más sólido”, cuenta el número cinco, que llegó hasta la final de París en 2013. “José ha hecho mucho hincapié en empezar restando. Este año, había empezado mal sacando, sin buenas sensaciones. Siempre el primer juego las sensaciones no son del todo buenas. En el resto me siento más cómodo”, sigue el alicantino, que suma diez presencias consecutivas en los cuartos de los grandes, ha ganado dos de los tres últimos partidos con el mallorquín y pierde 21-6 el cara a cara. “Son sensaciones mentales. Siempre entro a la pista muy bien preparado, caliento media hora antes, nunca me salto ese paso, pero por muy bien que calientes antes nadie te asegura que empieces bien, aunque te de más probabilidades", subraya. "Intento estar atento a eso y mantener esa regularidad que estoy teniendo en tierra batida".
Contra los mejores, Ferrer siempre tuvo un problema. Su saque en los inicios de partido. Para cuando él encontraba su ritmo, el marcador ya se había roto, la herida estaba abierta y la lucha era cuesta arriba. Esta primavera, sin embargo, fue capaz de derribar a Nadal en tierra por primera vez en un decenio (Montecarlo) y de apretar hasta un set decisivo a Novak Djokovic (Roma). Jugó “con autoridad”. De tú a tú desde el principio tras elegir restar de inicio en todos los duelos que pudo.
Informado del cambio estratégico de su contrario, Nadal se quedó sorprendido. Sus razones son parecidas. “Soy un jugador al que le gusta encontrar las sensaciones desde el fondo”, explica el mallorquín, que ayer cumplió 28 años. “Si empiezo restando, cuando me voy a sacar ya he entrado en el partido, he tocado la bola en el resto. Históricamente siempre he sido capaz de hacer muchos breaks de entrada. Hay una tercera razón: yo no tengo un saque como el de Karlovic. A priori, si uno tiene un saque positivo, lo mejor es sacar… pero lo que crea estrés es competir contra un sacador en cuyos juegos no se juega. En este caso, se jugará en los suyos y en los míos”.
Es una batalla llena de aristas. Se disputa en la Suzanne Lenglen, segunda pista en importancia, lo que favorece los ataques de Ferrer y dificulta los ataques de Nadal, huérfano de los kilométricos fondos de la central. Se compite desde el resto, y poniendo la diana en los puntos disputados con segundo servicio, donde los datos dicen que los rivales se echarán un pulso en igualdad de condiciones (Nadal gana el 55% de esas bolas, por el 54% de Ferrer). Se lucha, finalmente, por quedar en los libros de historia, por el hoy y por el mañana. Tras la victoria de Djokovic en cuartos (7-5, 7-6 y 6-4 a Raonic), el campeón de 13 grandes tiene que levantar la Copa para mantener el número uno ante al ataque del serbio.
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