El gran dilema de Del Bosque
El seleccionador, que se debate entre el compromiso con Diego Costa y su lesión, debe decidir si le espera para el Mundial Jesús Navas se recupera del tobillo en Sevilla junto al torero Castella
Vicente del Bosque se llevó a comer a Diego Costa para explicarle que si accedía a jugar con España, tenía un sitio asegurado entre los 23 convocados para el Mundial de Brasil. Y El Lagarto le dijo que sí, encantado con la propuesta. Hasta accedió a firmar una carta que envió a la Confederación Brasileña de Fútbol pidiéndole a Luiz Felipe Scolari que no lo convocara. La carta llegó a la propia FIFA. Y contra Italia, en el Vicente Calderón el pasado 5 de marzo, Diego Costa se puso la camiseta de La Roja. Ahora, casi cuatro meses después, lo que era una solución se ha convertido en un enorme problema por culpa de una microrrotura en el bíceps femoral de la pierna derecha del delantero. Una lesión que le ha arruinado a Costa el último tramo de competición y, de rebote, le está complicando la vida de mala manera a Del Bosque en vísperas del Mundial.
El seleccionador ha dejado claro que no arrastra ninguna hipoteca. Ni con Costa ni con nadie. Por ejemplo, Jesús Navas. No quiere a nadie en el grupo que vuele el próximo lunes a Washington —disputa un amistoso el día 7 contra El Salvador—, que no pueda entrenarse con normalidad nada más pisar Estados Unidos. Sin embargo, el martes, en la celebración del 25 aniversario del programa El Larguero, de la Cadena Ser, dijo que podía hacer “alguna excepción”. Del Bosque mira al goleador del Atlético y también a Navas. Lo hace lleno de dudas. Anoche, el seleccionador se mostró “moderadamente optimista” en cuanto a la recuperación del hispanobrasileño y anunció que tomará la decisión “en el último momento”. Desde fuentes federativas se da por hecho que el delantero entrará en la lista definitiva aunque el mismo día 2 aún no esté en plenitud de facultades.
“Soy moderadamente optimista”, dice el técnico sobre la llamada del atacante
Costa se lesionó en los cuartos de final de la Liga de Campeones, en la ida en el Camp Nou, a los 30 minutos. Desde aquel día ha recaído dos veces: la primera, otra vez en el Camp Nou, el 17 de mayo, cuando aguantó 16 minutos en el último partido de Liga. La segunda, el pasado sábado 24, en Lisboa, en la final de la Champions, cuando su músculo solo le permitió competir nueve minutos. Costa ya está siendo tratado por los médicos de la Federación. No se sabe dónde, pero se tiene plena constancia de su estado. El único tratamiento milagroso que le aplicarán los médicos federativos será el talento de sus empleados y el sentido común. Pese a que el músculo de Costa acumula varias cicatrices, el pronóstico de los expertos no es devastador. “La última cicatriz del músculo de Diego se puede considerar normal”, aclara el doctor Pedro Guillén, que ha analizado la pierna del delantero. Este análisis abre la posibilidad a que el goleador esté en 10 días en condiciones de competir. Ultimaría su recuperación con reposo, masajes, electrodos y ejercicios isométricos de fuerza. El proceso culminaría con la puesta a punto sobre el campo. Ahí es donde a Del Bosque se le acumulan las dudas.
La otra gran preocupación del seleccionador responde al nombre de Jesús Navas. Kolarov, como en su día Fernando Navarro en el Sevilla, lo lesionó durante una sesión de estrategia. “Lo levantó tres metros”, cuentan los testigos de la acción. El niño, que es como es, hizo de tripas corazón y siguió compitiendo hasta el 13 de abril, en Anfield, contra el Liverpool.
Tuvo que parar un mes para evitar una lesión grave en su tobillo y estuvo las dos primeras semanas con muletas. Desde entonces, ultima su puesta a punto. El viernes, en Sevilla, Del Bosque le mirará a la cara y le preguntará si puede contar con él.
A la mínima señal positiva de Navas, el extremo irá al Mundial. El niño se ha estado tratando en Sevilla con técnicos de su entera confianza. En la sala de musculación ha compartido sesiones de masajes con toreros como Sebastian Castella o Antonio Nazaré.
El tobillo progresa de manera adecuada, revitalizado su espíritu en Sevilla. Los últimos meses no han sido nada fáciles para Jesús ni su familia en Manchester. Lesionado y sin jugar, el extremo siente una enorme añoranza de su vida en Andalucía y en el Sevilla. Los viejos fantasmas de sus problemas de inadaptación a vivir fuera de Andalucía revolotean sobre su cabeza. No es un asunto que le impida competir con España en el Mundial, aunque sí puede poner en entredicho su continuidad en el City en futuro próximo. La presencia de Navas sería una excelente noticia en un grupo que está de luto por el fallecimiento del padre de Jorge Pérez, secretario general de la Federación Española.
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