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Conexión ibérica en Turín

10.000 sevillistas toman la capital del Piamonte junto a miles de benfiquistas para formar una enorme marea rojiblanca

Rafael Pineda
Seguidores del Sevilla arropan a su equipo en Turín
Seguidores del Sevilla arropan a su equipo en TurínALEJANDRO RUESGA

Turín, industrial y pacífica, vivió un día distinto. La capital del Piamonte, cuna del movimiento que acabó reunificando Italia, tuvo la oportunidad de unir, ahora, a dos aficiones numerosas y bulliciosas. La del histórico Benfica y este Sevilla todo pasión que busca su cuarto título europeo. No era día para pasear en bici por el cuadrilátero, como se conoce el ordenado centro de una ciudad ajena al gran turismo en Italia pero con indudables monumentos y edificios de indudable belleza. Los turineses, laboriosos, esquivaban como podían a los numerosos aficionados que alteraron su orden más tradicional. En el cuadrilátero, flanqueado por la Plaza del Castillo y la Plaza de San Carlos, hinchas del Sevilla y Benfica rivalizaron en cánticos y en demostraciones de fidelidad a sus respectivos equipos. Había más portugueses que andaluces. Conviene tener en cuenta que el Benfica es una de las instituciones deportivas más importantes de Europa, con más de cien mil socios, y diversas secciones. Un club en mayúsculas que arrastró hasta el norte de Italia a más de 20.000 hinchas. Frente a ellos, 10.000 sevillistas ávidos de gloria, incansables, pequeños y grandes, viejos y jóvenes. Junto a ellos, símbolos como el meta Palop, héroe de otras Copas ganadas, como la UEFA de Glasgow, o sevillistas de corazón como el defensa Juan Cala, mezclado con los hinchas tras su experiencia en el Cardiff.

Una gran familia andaluza que tuvo su zona de esparcimiento en los Jardines Reales. Una fan zone llena de colorido y música, pero sin barras, sin alcohol. Un descuido o una medida tomada adrede que desesperó a muchos sevillistas. Se buscaron la vida en las calles adyacentes a los bellos jardines turineses. La cerveza se acabó en esos establecimientos mientras de las neveras salía a raudales jamón y queso. Todo cuidadosamente cortado y empaquetado. Transportado en algunos de los 50 vuelos que partieron desde Sevilla y colapsaron un aeropuerto que abrió las 24 horas durante los dos días. Hubo algún que otro retraso, pero los vuelos se fueron desarrollando con cierta normalidad para que los sevillistas llegaran a Turín. Ahí, ante miles de sevillistas, el presidente, José Castro, se dio su primer baño de multitudes arengando a los suyos. “Esta Copa es nuestra”, gritó.

En la última final ganada por el equipo andaluz, en la Copa de Barcelona 2010, ante el Atlético, fue José María del Nido el encargado de poner el punto final a una jornada impresionante de fervor sevillista. Ahora, a Del Nido le tocó vivir este ambiente muy lejos de esos Jardines Reales donde el sevillismo vibró de manera especial, como también lo hizo en las ordenadas calles de Turín, en un Piamonte con sabor latino. Portugueses y andaluces en busca de una Copa histórica. Solo tres equipos han sido capaces de ganar tres Copas de la UEFA: Inter, Liverpool y Juventus. El Sevilla también desea entrar en ese selecto club.

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