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El Barça se arrima a la FIFA

El presidente, Bartomeu, se reúne con Blatter en Zúrich para limar asperezas tras la sanción impuesta hace un mes sobre las irregularidades de los fichajes de menores

Jordi Quixano
Josep María Bartomeu, presidente del Barcelona.
Josep María Bartomeu, presidente del Barcelona.efe

Cansada de que se saltara a la torera la normativa, como si por ser el Barça disfrutara de más privilegios que el resto, la FIFA sancionó al club azulgrana por las contrataciones irregulares de al menos nueve menores. Resulta que obviaron, entre otras cosas, conversar con el Transfer Matching System (TMS), organismo creado en 2009 para evitar irregularidades en las transacciones, donde existe una subcomisión del Estatuto de Jugadores de la FIFA para aprobar o no las solicitudes. Tras darse de bruces con una realidad —sancionaron al club con la prohibición de fichar hasta 2015— que se negó a creer en su día Sandro Rosell. El expresidente consideraba que la FIFA haría la vista gorda. Tras la sanción, el Barcelona reaccionó con diligencia, hasta el punto de que, apenas dos semanas más tarde, logró la suspensión cautelar del castigo.

Pero eso no es suficiente para una directiva que ahora quiere recomponer las relaciones institucionales con los grandes organismos europeos. "El problema es que durante mucho tiempo ni supimos ni quisimos hacer lobby", esgrimen desde el club azulgrana; "fuimos torpes". Por eso, ayer el presidente Josep Maria Bartomeu acudió a una reunión fijada hace tres semanas —antes incluso de la resolución preventiva de la FIFA—, con el presidente Joseph Blatter. "No ha ido a negociar porque el trabajo y las alegaciones están hechas", aseguran desde el Barcelona, conscientes de que la reunión es en estos momentos un paripé más que otra cosa; "pero nunca es malo que el club entable relación con los mandos, como hacen absolutamente todos los clubes".

"El problema es que durante mucho tiempo ni supimos ni quisimos hacer lobby", esgrimen desde el club azulgrana; "fuimos torpes"

No esconden, sin embargo, que la intención de Bartomeu era hablar sobre La Masia y el Barcelona, sobre cómo funciona el club y cómo trata a sus jugadores de la cantera. También se resaltó que han despedido al entonces encargado de tramitar las fichas, de poner todo en orden y hacer caso a las indicaciones de Rosell, el responsable del fútbol base Albert Puig. Aunque no ha sido un despido, sino la no renovación de un contrato que desde la dirección deportiva ya habían descartado desde hacía mucho tiempo.

Funcionó el Barça desde los despachos al realizar la defensa del club articulada en la apariencia de buen derecho (sostenía que los motivos que defiende la entidad son razonables), en que una hipotética tardanza en la resolución podía tener consecuencias graves para la institución, y en que el Barcelona tendría mucho más que perder en caso de que no se le concediera la cautelar si se compara con lo que la FIFA ganaría si se la concedía. Pero queda un paso más, una resolución final que desde el club intuyen que será en septiembre, por más que no haya fecha fijada. Hasta entonces, Bartomeu hace lobby por si las moscas.

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