El Benfica aguanta todo un chaparrón
El equipo luso, con uno menos y bajo la torrencial lluvia, reprime el pertinaz ataque de la Juve
Sangre, pelea desde los banquillos y un muro infranqueable del Benfica que al fin pone en entredicho a Béla Guttmann, exitoso técnico luso que tras ser despedido en 1962 del club de las águilas auguró que no ganarían una final europea en 100 años. Apretó los dientes, se abrochó en su campo y desarticuló el equipo de Jorge Jesús a la Juve, que hizo de todo menos el gol y se queda sin jugar la final (venció 2-1 en la ida el equipo luso), que se celebrará en su casa para su ahora infortunio.
JUVENTUS, 0 – BENFICA, 0 (1-2)
Juventus: Buffon; Lichtsteiner, Cáceres, Bonucci (Giovinco, m. 73), Chiellini, Asamoah; Pogba, Pirlo, Vidal (Marchisio, m. 77); Llorente (Osvaldo, m. 77) y Tévez. No utilizados: Storari; Barzagli, Padoin y Vucinic.
Benfica: Oblak; Pereira, Garay, Luisão, Siqueira; Gaitán (Salvio, m. 76), Enzo Pérez, Amorim, Markovic (Sulejmani, m. 86); Lima y Rodrigo (André Almeida, m. 69). No utilizados: Artur; Jardel, Cavaleiro y Cardozo.
Árbitro: M. Clattenburg (ING). Amonestó a Rodrigo, Asamoah, Salvio. Doble amarilla a Enzo Pérez (m. 67). Roja directa a Vucinic y Markovic, que estaban en el banquillo.
Juventus Stadium. Unos 40.000 espectadores.
Pareció jugar la Juve junto a sus 117 años de historia, equipo de aliento intimidatorio y fútbol a borbotones alimentado por una hinchada de rugido insistente porque no festeja un título europeo desde 1996 (ganó la Champions al Ajax). Tales fueron los mordiscos del Juventus, exigido a expresarse en campo ajeno, que acorraló de lo lindo al Benfica, equipo configurado para el toque y el despliegue. Pero la Juve se encasquilló en los metros finales, sin ingenio ni espacios para el pase definitivo, demasiado estático Llorente y desdibujados los desmarques de Tévez. Por lo que se remitieron a los lanzamientos de francotirador: tres de Pirlo, uno de Vidal, otro de Lichtsteiner, uno más de Tévez... Pero para batir al joven esloveno Oblak, la sensación bajo los palos, se necesita el disparo perfecto. Y no se dio.
Apenas dijo mu el Benfica, escudado en la contra y en la aceleración de Rodrigo, que tuvo dos ocasiones que no atinó a definir. Una porque Lichtsteiner sacó a pasear el brazo y el colegiado no lo vio, aunque Markovic hizo lo mismo en el área rival con idéntico resultado. Y ahí se acabó la voracidad del Benfica, atornillado a su campo, ligado a unos sudores fríos que nada tenían que ver con la torrencial lluvia que caía.
Así, impulsados por Pogba, un mago del balón, la Juve deshizo los nudos que le planteaba el Benfica. Bien con centros al área que Bonucci y Vidal no completaron; bien con la expulsión de Enzo Pérez, que no midió su ímpetu y se marchó al vestuario antes de tiempo. Escenario perfecto para la Juve, que plantó una zaga de cuatro con dos laterales de lo más ofensivos, en busca de un Tévez que no acabó por resolver.
Con la tensión del reloj, Vucinic y Markovic -no jugará la final como tampoco lo harán Salvio y Enzo Pérez- se enzarzaron en una pelea en los banquillos y a la jugada siguiente Pogba clavó, en una entrada escalofriante, la bota en la boca de Garay, que dejó al equipo con nueve en el descuento. Pero este Benfica, campeón de Liga y finalista de la Copa, la Copa de la Liga y la Liga Europa, puede con todo. Queda por ver si también con Béla Guttmann.
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