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Isco se gana el puesto

Ancelotti cree que el Madrid sufrirá si juega en Múnich sin formar dos líneas de cuatro hombres y elogia el sacrificio del malagueño

Diego Torres
Isco pugna con Robben por el balón durante la ida de las semifinales.
Isco pugna con Robben por el balón durante la ida de las semifinales.p.white (ap)

Carlo Ancelotti medita retirar a Gareth Bale del equipo titular que enfrentará al Bayern en Múnich, en la vuelta de la semifinal de la Champions que se disputará el próximo martes. El entrenador del Madrid estudió durante semanas el partido que plantearía al Bayern en la ida y ahora ha empezado a analizar el mejor modo de afrontar la visita al Allianz Arena. La experiencia del miércoles (1-0) añade material a sus convicciones: cree que jugar con dos líneas de cuatro es el planteamiento más racional y para esto ha descubierto que Isco es capaz de sacrificarse en defensa como jamás lo haría Bale.

 Observa el cuerpo técnico que el malagueño, que toda su vida ejerció de media punta, se ha adaptado a funciones extrañas a su naturaleza, porque prácticamente le obligan a renunciar a atacar. Lo hizo en la final de Copa y lo repitió contra el Bayern en un ejercicio de sometimiento al colectivo difícil de ver en el fútbol. Los empleados de Valdebebas aseguran que Isco no tiene fondo físico para completar la doble función de defensa y ataque que realizan centrocampistas como Di María. Ante la evidencia de esta limitación, el muchacho ha resuelto dedicar su energía a labores de defensa y mantenimiento, y reservarse mientras el equipo ataca. Nunca en su carrera imaginó que acabaría sacrificándose de este modo, pues si por algo triunfó en Primera División fue por su creatividad en las proximidades del área contraria. Ancelotti le ha sugerido cambiar con carácter excepcional. Pero no cree que Bale esté dispuesto ni capacitado para hacer lo mismo.

Recuperado Cristiano, e imprescindible Benzema para Ancelotti, el galés parece ahora la pieza más prescindible en ataque

Hay futbolistas que cuando eligen un camino profesional toman una decisión irrevocable. Bale, que fue lateral, decidió hace años que su misión en el fútbol sería meter goles. Por esta vía se convirtió en el jugador más caro de la historia y en uno de los mejores pagados. A sus 24 años no está dispuesto a hacer demasiadas concesiones. Como en el caso de Isco, en los análisis del cuerpo técnico se hacen consideraciones fisiológicas. Bale es demasiado pesado como para poder realizar esfuerzos continuos sin necesitar intervalos de recuperación. Esto, en determinado momento de los partidos, le obliga a dosificar la energía, reservándose exclusivamente para los ataques. Al contrario que Isco, no parece dispuesto a invertir las prioridades y reconvertirse en centrocampista, defender, y renunciar a buscar el gol. Cuestiones de orgullo, prestigio, y costumbre, le inducen a perder flexibilidad táctica.

Ancelotti se vio ante un dilema cuando Cristiano le anunció hace días que jugaría ante el Bayern. El técnico sabe que el portugués se ha ganado el derecho a ser un indiscutible, y en la plantilla cunde la certidumbre de que señaló las semifinales de Champions porque persigue su tercer Balón de Oro. Si Cristiano debe jugar por trayectoria, para el entrenador Benzema debe ser titular por importancia. Porque, según su dictamen, es el único atacante imprescindible para el funcionamiento del equipo. Porque sabe bajar a dar apoyos como nadie, porque es insuperable aguantando el balón arriba y dándole una salida al equipo, crea espacios para la llegada de los demás, es intuitivo para la asociación, y, en definitiva, además de meter goles hace jugar al resto. La jugada del gol al Bayern se inició en Benzema y fue él mismo quien la culminó.

La conclusión que alcanzó Ancelotti esta semana fue que, recuperado Cristiano, el prescindible era Bale. El italiano estaba sumido en estas ponderaciones cuando el goleador se cayó de la convocatoria en vísperas del partido con el Bayern por una gastroenteritis, según informaron las fuentes oficiales del Madrid. Nunca una gastroenteritis fue, tácticamente, más conveniente. Los jugadores sospechan de la existencia de un malestar tan repentinamente manifiesto y curado. Se asombraron, primero, de que Bale sufriera una gastroenteritis después del último entrenamiento, sin haber dado síntomas. Finalmente, sus compañeros se extrañaron de que jugara 20 minutos contra el Bayern, en sustitución de Cristiano, como si la enfermedad no le hubiera desgastado en lo más mínimo.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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