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Una máquina de ganar

El Sevilla barre a un débil Granada y alimenta su candidatura para pelear por la cuarta plaza

Rafael Pineda
Gameiro celebra su gol con Carriço.
Gameiro celebra su gol con Carriço.Jorge Guerrero (AFP)

Ha llegado el Sevilla al tramo final en una forma estupenda. Alegre en el juego, fuerte en defensa y eficaz en ataque, el equipo de Emery se ha convertido en una máquina de ganar partidos. Son ya nueve de los 10 últimos de Liga, lo que valida su candidatura para la cuarta plaza, en pugna con el Athletic. Ante el Granada, plagado de bajas y dadivoso en defensa, ofreció una nueva disertación que lo refuerza para el duelo de ida de la semifinal de la Liga Europa, el jueves en Nervión ante el Valencia.

Incluso Emery dio descanso de inicio a Bacca e Iborra. La amplitud de la plantilla le permite al técnico mover las piezas a su antojo. En la máquina engrasada que es ahora el equipo andaluz, las rotaciones alimentan la ambición de los jugadores y disparan el pulso competitivo del grupo. Marin, que ni siquiera fue convocado la pasada jornada, fue el encargado de dirigir al Sevilla ante el Granada. El alemán se gustó, deambulando con libertad por el campo, ofreciendo los detalles que le llevaron al Chelsea. Suyos fueron los dos pases en los dos primeros goles del Sevilla. También ayudaron Mainz e Ilori, que superaron a su propio portero y le allanaron el camino al conjunto de Emery en dos jugadas muy desafortunadas.

SEVILLA, 4-GRANADA, 0

Sevilla: Beto; Coke, Pareja, Fazio, Fernando Navarro; M'Bia, Carriço; Vitolo (Jairo, m. 73), Rakitic (Trochowski, m. 77), Marin y Gameiro (Bacca, m. 65). No utilizados: Varas; Diogo, Cicinho, Iborra y Jairo.

Granada: Karnezis; Nyom (Foulquier, m. 78), Mainz, Ilori, Angulo; Iturra, Coeff, Recio (Bravo, m. 54); Brahimi, El Arabi y Piti (Ighalo, m. 73). No utilizados: Dimitrievski; Fatau, Sucess y Buoanotte.

Goles: 1-0. M. 14. Mainz anota en propia puerta. 2-0. M. 51. Gameiro, a puerta vacía tras error de Ilori. 3-0. M. 58. M'Bia. 4-0. M. 68. Vitolo.

Árbitro: José Antonio Teixeira Vitienes. Amonestó a Carriço y Fernando Navarro.

Ramón Sánchez Pizjuán. Unos 32.000 espectadores.

El Granada, mientras pudo, tocó con sentido, arropado por Recio, pero apenas encontró pujanza en sus dos jugadores desequilibrantes, El Arabi y Brahimi. El partido se le acabó convirtiendo en un suplicio. El Sevilla, imponente, agradeció primero los regalos del rival y luego lo machacó. Una fantástica demostración que ni siquiera exigió al mejor Rakitic y que certifica la clasificación europea del equipo de Emery, un técnico que ha disipado las dudas de los albores de la temporada. Cogió un equipo muy renovado y lo ha hecho competir para encadenar triunfo tras triunfo. En plena comunión con una grada entregada, el Sevilla de Emery recuerda al del primer Juande Ramos por su fogosidad y eficacia. Los andaluces ganan y ganan, ofreciendo una espectacular eficacia ante la portería rival.

El encuentro tuvo poca historia. El buen funcionamiento colectivo del Sevilla se plasmó en el primer gol. Recuperación rápida de balón, pase en profundidad de Marin al desmarque de Gameiro y centro al área que Mainz, alocado, introdujo en su portería. Un Sevilla de manual, efectivo, al que le faltaba, no obstante, un punto de pasión para cerrar el encuentro. Lo encontró a los cinco minutos de la reanudación, también con otro pase de ensueño de Marin a Gameiro. También con un regalo de Ilori, sin coordinación con Karnezis en su salida. Gameiro anotó bajo palos como premio a su ambición y abrió la puerta a la exhibición del Sevilla ante el derrumbe del Granada. Toques, velocidad y goles deslumbraron en la lluviosa tarde andaluza. Todo, a cargo de este Sevilla disparado en el tramo final de Liga. Emery dio reposo a Rakitic y en su mente solo se vislumbra la próxima cita de su equipo, una semifinal de la Liga Europa que se antoja apasionante. Nervión quiere volver a vivir una noche mágica.

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