Munir redime a Luis Suárez
El Barcelona se corona campeón de la Champions juvenil después de vencer al Benfica (3-0)
Tuvieron que pasar 53 años para que el Barcelona tuviera su revancha frente al Benfica en Europa. Y por un capricho del destino también fue en Suiza. En Nyon el Juvenil A del Barça se coronó como el primer campeón de la UEFA Youth League, algo así como la Champions de los juveniles. Y los chicos de Jordi Vinyals vengaron al Barcelona de Ramallets y Luis Suarez que en 1961 se les escapó la primera final Europea contra los portugueses.
Había olor a gran partido. El Barcelona y el Benfica llegaban invictos a la final. Y los portugueses parecián un coco serio tras despachar al Madrid con comodidad en las semifinales (4-0). Las declaraciones de intenciones entre los dos equipos estaban claras. La pelota era un tesoro que debían que cuidar. Intentaban los azulgrana tejer fútbol en la medular, pero las piernas andaban demasiado tensas. El juego no fluía y el cuadro portugués se aprovechó de las impresiones de los chicos de Vinyals. Los portugueses se adueñaron del cuero. Y Gilson Costa y Rochinha le ganaban el duelo a Enguene y Kaptoum. Pero todo lo que escatimaba en el medio azulgrana, sobraba en ataque. Munir y Adama andaban encendidos. Y si ellos prendían la luz, se iluminaba el Barça.
BENFICA, 0; FC BARCELONA, 3
SL BENFICA: Graça; Rebocho, Alfaiate (Gomes, min.83), Joao Nunes,
Ramos; Estrela, Rochinha, Gilson Costa (Pereira, min.64); Romário Baldé,
Guedes y Nuno Santos.
FC BARCELONA: Ondoa; Godswill, Riera, Tarín, Quintillà; Ortega, Enguene
(Juan Antonio, min.72), Kaptoum (Ebwelle, min.89); Traoré, El Haddadi
(Rolón, min.90) y El Ouriachi.
GOLES
0-1, minuto 9, Tarín.
0-2, minuto 33. El Haddadi.
0-3, minuto 88. El Haddadi.
ÁRBITRO: Miroslav Zelinka (CZE). Amonestó a Gonçalo Guedes (min.17), Nuno Santos (min.27), Romário Baldé (min.41), Nunes (min.90) en el Benfica y a Godswill (min.14), Ortega (min.16), Riera (min.42), El Haddadi (min.59) en el FC Barcelona.
Y así cayó la primera diana para los azulgrana. Munir apareció por el carril del 7, se escurrió al lateral izquierdo, Raphael Ramos, y cuando parecía que llegaba al precipicio del campo, se escapó con una croqueta, con el sello de Iniesta, sobre la línea, y con nada de ángulo sacó un misil que el portero Graça escupió al corazón del área. Le quedó un caramelo a Rodrigo Tarín para gritar el primer gol de la final. No cambió, sin embargo, el guion del partido. El Benfica no acusó el golpe. No se desesperaron los de Lisboa, que enseguida le contestaron al Barça. Guedes, con un taconazo, filtró un pase entre líneas para Baldé y Godswill se lo comió al delantero. Penalti para los portugueses. Le quiso pegar tan fuerte el 7, que le terminó por doler al travesaño. Ni eso despertó al Barça, que seguía demasiado encomendado a sus delanteros.
La pelota es la brújula del Barça, sin ellos andan perdidos los chicos del Barça. Su mejor argumento era la calidad de Adama y Munir. La flecha de Hospitalet, que ya debutó con el equipo de Martino, iba sobrado. Largó las riendas a toda su potencia y dejó por el camino a cuanta camiseta roja que se le apareció. En el área clavó los frenos y esperó que llegué Munir. El 9 solo tuvo que acomodar la pelota al rincón derecho de la portería de Graça. El segundo grito de gol trajo tranquilidad a los azulgrana. Que antes de irse a la caseta, ya controlaban el partido.
No cambió la partitura a la vuelta de los vestidores. Ortega se acomodó en el ecuador y mezclaba con los interiores. Pero duro un suspiro. Más con ambición que con fútbol, el Benfica acorraló al Barcelona. Los juveniles de Vinyols juntaron las líneas y se aferraron al marcador y a las manos de su bueno portero camerunés, Ondoa. La impaciencia del Benfica y el contrataque, en las piernas de los ligeritos de arriba, eran las mejores armas de los azulgrana. Pero Munir tenía algo más que decir. Desde el ecuador del campo sacó un disparo que se transformó en goleada. Al 9 gritó el gol con furia y se señalaba el escudo del Barcelona de la camiseta. Parecía que quería revindicar a una Masia golpeada, o mejor, parecía que redimir el orgullo Luis Suarez.
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