El Camp Nou reagrupa al Barça
La victoria en el referéndum alivia la presión sobre la directiva Messi y Neymar han marcado los 10 últimos goles Aumentan las concesiones sin Piqué y Valdés
Aunque desde hace tiempo el equipo sostiene al club, el apoyo social al Nou Espai Barça puede ayudar a estabilizar a la junta de Josep Maria Bartomeu, exigido en muchos frentes, consciente de que no es lo mismo ser el ayudante principal de Sandro Rosell que ejercer de presidente del Barcelona. A juzgar por la campaña institucional desplegada con motivo de la reforma del Camp Nou, el consejo actúa hoy de manera más colegiada, nada que ver con febrero de 2013, cuando la FIFA investigaba sobre la situación de 37 menores de 18 años en La Masia.
Algunos directivos han confesado no estar al corriente de que el club infringía el artículo 19 y han expresado también su asombro cuando han deducido que si la Federación Catalana tramitó las fichas en litigo había sido por presiones del propio Barça. Al igual que la mayoría de los asuntos más complejos, el caso era competencia del dúo Rosell-Bartomeu. No funcionaron los servicios jurídicos del club, ni los deportivos ni los diplomáticos, y al final llegó la prohibición de poder fichar jugadores hasta 2015.
También hubo miembros de la junta que se llevaron una sorpresa con el contrato de Neymar y, por otra parte, se han escuchado reproches en las oficinas respecto de decisiones como la de la Grada Jove o que los niños menores de ocho años dejaran de entrar gratis al estadio, temas que obligaron a preguntar por el poder del director general Antoni Rossich. Los ánimos se han templado con la aprobación de la reforma del Camp Nou y algunas fuentes sostienen que si hay que depurar responsabilidades —el cambio más significativo y visible ha sido de portavoz: Manel Arroyo sustituyó a Toni Freixa—, y por extensión rebajar el poder de determinados ejecutivos en favor de los directivos, se hará a partir de mayo. Ahora toca concentrarse en el equipo porque están en juego la Champions, la Liga y la Copa del Rey.
La sanción de la FIFA ha obligado a chequear el trabajo de los ejecutivos
Al equipo, discontinuo y hasta bipolar, le aguarda un partido decisivo el miércoles en el Calderón. El empate en el Camp Nou (1-1) obliga a los azulgrana a ganar o empatar a dos o más goles en cancha del Atlético. El encuentro con el Betis no invita al optimismo en el Barça. Jugó mal, desordenado, sin juego de posición ni tensión, pendiente de nuevo de las acciones individuales más que de generar fútbol. Los 10 últimos goles han sido marcados por Messi, que totaliza 25 —tantos como Diego Costa y tres menos que Cristiano— y Neymar, especialista en forzar penaltis —al Barça le han pitado 12 en 32 jornadas. Vive Messi en el punto de los 11 metros mientras las montoneras se suceden en el área de Pinto. Las concesiones defensivas han aumentado en las jugadas de estrategia desde las lesiones de Valdés y Piqué.
Aunque no le funcionó en la ida, Martino volverá a recurrir seguramente en la vuelta a los cuatro medios para evitar que el equipo se alargue, sea vulnerable en los repliegues y tenga más control del partido. Hoy trabajará en el campo de prácticas después de la fiesta de ayer. Messi, Mascherano, Pinto y Busquets se juntaron en un asado argentino mientras los directivos se felicitaban por el resultado del referéndum. Hasta el opositor Laporta estuvo comprensivo desde Bahréin. “Había que renovar el estadio y ya está; que quede bien”, afirmó, para remachar: “La FIFA ha sido demasiado rigurosa con el Barça”.
Respira la junta en un momento de transición y provisionalidad, pendientes los barcelonistas del Calderón, de la Copa de Mestalla, de la FIFA y de mayo.
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