El Madrid pide cita en semifinales
El equipo de Ancelotti, tras un partido muy completo gobernado por Isco y Pepe, abruma al Dortmund, un pariente muy lejano del gran Borussia del curso pasado
Un Madrid serio y compacto dejó al Dortmund a un paso de la lona. Los blancos ya huelen la semifinal. El conjunto español tuvo episodios brillantes, no le faltó eficacia y no se despistó más de la cuenta en un duelo que manejó a su antojo. En un año, apenas hay migas del Borussia que mandó al garete al Madrid. El equipo alemán se ha caído de la peana.
El Dortmund plasmó en Chamartín, punto por punto, lo que se presagiaba: es un pariente lejano del Borussia del curso pasado. La banca del Bayern le ventiló a Götze, Lewandowski —ya de paso hacia Múnich— no pudo jugar en el Bernabéu por sanción y a Jürgen Klopp se le ha desplomado el resto del andamiaje por una cascada de lesiones. Se ha remendado con el armenio Mkhitaryan o el gabonés Aubameyang, chicos para los que la Copa Europa aún es remota. Sin remedio, el Dortmund fue un equipo anémico a merced del Madrid, que se sacudió al rival alemán como quiso y gestionó el partido con mucha profesionalidad. Por más que haya cruces de apariencia sencilla, Europa no admite distracciones. Teloneros, pocos y peligrosos.
R. MADRID, 3 - DORTMUND, 0
Real Madrid: Iker Casillas; Carvajal, Pepe, Sergio Ramos, Coentrão; Modric, Xabi Alonso, Isco (Illarramendi, m. 71); Bale, Benzema (Morata, m. 75) y Cristiano (Casemiro, m. 80). No utilizados: Diego López; Nacho, Varane y José Rodríguez.
Borussia Dortmund: Weidenfeller; Piszczek (Schieber, m. 66), Sokratis, Hummels, Durm; Kehl (Jojic, m. 74), Sahin; Reus, Mkhitaryan (Hofmann, m. 64), Grosskreutz; y Aubameyang. No utilizados: Langerak; Fiedrich, Kirch y Ducksch.
Goles: 1-0. M. 3. Bale. 2-0. M. 27. Isco. 3-0. M. 57. Cristiano.
Árbitro: Mark Clattenburg (Reino Unido). Amonestó a Reus, Kehl y Grosskreutz.
Unos 75.000 espectadores en el estadio Santiago Bernabéu.
En la Champions no caben las intrascendencias. Lo sabe el Madrid, que debe su mística a este torneo. Con el partido en las entrañas, el equipo de Ancelotti tuvo fases de buen juego colectivo, Isco, relevo de Di María -con gastroenteritis- tocó el violín, carburaron Cristiano y Bale, y Alonso y los zagueros -con Pepe de coloso- marcaron el territorio.
No hubo prólogo, y a los tres minutos, desde un rincón del ataque local, Benzema enchufó a Carvajal, que llegó con tino para conectar con Bale. El galés llegó con la mecha y con un control orientado de cirujano se plantó ante Weidenfeller, al que superó con un toque sutil con la puntera izquierda. Por su cuenta, a su aire, y a la espera de un descorche en duelo de enjundia, Bale suma y sigue. Ocurre que en Londres era el apoderado absoluto del Tottenham. En Madrid, quizá apremiado por su precio, Bale juega más veces de la cuenta para Gareth, lo que disgusta a la hinchada.
Si Bale es un punto final, el juego es asunto de gente como Isco. Con su elección en lugar de Illarramendi, futbolista de mayor sostén, Ancelotti subrayó el mensaje: una eliminatoria a un partido, nada de angustias por Alemania. En brazos del Bernabéu, que le tiene apadrinado, el malagueño se elevó sobre todos en el primer acto. El chico tiene duende. Su fútbol seduce y solo le falta colectivizar su infinito repertorio técnico. Cerca del área es Houdini, pero en un equipo con CR, Bale y Benzema no cabe otro más con permiso para el escaqueo defensivo. No se trata de ir a la guerrilla, sino al menos de ocupar los espacios precisos. Así se han buscado la vida Xavi, Iniesta y otros cuantos de ese perfil, astutos para contener sin el forro muscular de los mediocentros de dos cuerpos.
Frente al Dortmund, Isco dejó secuelas, las que acostumbra en ataque, pero también estuvo aplicado para escoltar a Alonso y Modric, otro que ha tenido que cambiar de molde. Además, con el exjugador del Málaga el Real Madrid se garantizó mayor control del juego. La pelota cosida es la mejor defensa. Isco se lo dio al equipo y no le despistó del gol. Alonso interceptó un ingenuo pase de Sokratis en su área e Isco desarmó al Dortmund con un disparo cruzado. El segundo tanto, con Alonso de abanderado, como sucedería más tarde con otro robo de Modric en el de CR, fue sintomático. No siempre el Madrid se aplica en la presión alta, sobre el inicio del tránsito del adversario. Anoche, por esa vía hizo dos dianas y, encima, desconectó a Sahin, el mediador de todo el Borussia.
Cristiano Ronaldo se quejó de la rodilla izquierda y se fue aplaudido antes de terminara el encuentro
Con Isco al frente, en media hora, el Madrid tenía a la vista la semifinal. Era cuestión de no perder el hilo, de mantener la concentración. La superioridad a veces conduce a la modorra. No se tiró en la hamaca, pero en el segundo tiempo el conjunto madridista se deshilachó algo, aflojó un pelo y de la distensión casi saca fruto el Dortmund. Llegó el turno de Pepe, capital como dique ante Casillas. A Mkhitaryan, que acababa de producir la primera oportunidad visitante, le dejó con el gol en los labios a un palmo de Iker con un cruce providencial. No fue la única vez que Pepe impuso su armadura, atento, valiente y eléctrico para bajar las persianas.
Cerrada la goleada con el bingo de costumbre de Cristiano -lleva ocho dianas consecutivas en Champions, a uno del récord de Van Nistelrooy-, el Madrid ya solo podía ser víctima de sí mismo. Ancelotti tiró entonces de Illarra y luego, sin querer, de Casemiro. Sin querer porque el cambio estuvo provocado por un dolor de Cristiano, que se sentó en el césped, se quejó de la rodilla izquierda y se fue por su paso tras charlar con los auxiliares médicos. Por suerte para CR y el Madrid, en estos tiempos de sobrecarga y un parte de heridos que no parece tener fin, lo suyo no pareció nada grave. Sí, quizá, un aviso. De camino a la camilla en su partido 100 en la Copa de Europa, el público le ovacionó, un aplauso correspondido por el portugués tras el breve desencuentro del pasado sábado ante el Rayo. Un buen broche para un partido completo del Madrid que le deja a un paso de la semifinal, salvo hecatombe.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.