Un derbi propio de otra época
Los radicales protagonizaron incidentes que provocaron la intervención de la policía
El título estaba en juego para el Barça. En cambio, el Espanyol aspiraba a defender su honor. Y al final, el derbi dejó un aroma a un partido de otra época, cuando las diferencias económicas no eran tan grandes y en Barcelona se esperaba con ansias el clásico de la ciudad. El encuentro tuvo emoción, intensidad y también polémica. Un tono nostálgico en Cornellà.
La hinchada del Espanyol no se enfrió por la tarde ventosa y desapacible. Tampoco le intimidó la presencia los muchachos de Marino. Poco a poco, los aficionados blanquiazules se acercaron a Cornellà. Las calles se vestían de azul y blanco y los cantos hostiles y los improperios anticipaban la llegada de un huésped que no era bienvenido. Ambiente de derbi. Más de 5.000 entradas vendidas por anticipado y 31.666 hinchas abrazaron al equipo de Aguirre en la segunda mejor entrada del curso, tras la visita del Madrid.
Desde la temporada 2008-2009, cuando en el Estadio de Montjuïc, concretamente desde la zona donde se encontraban los aficionados del Barcelona, se lanzaron bengalas a la grada en la que estaba la gente del Espanyol, la entidad blanquiazul no proporciona entradas a la hinchada vecina. Cornellà-El Prat se tiñó solamente de blanquiazul. Y así se lo hizo sentir al rival ciudadano. Los pitos incansables cuando por el altavoz se nombraran a los jugadores del Barça solo respiraron al citar a Iniesta. La gente del Espanyol no olvida el gesto del manchego en el Mundial de Sudáfrica con el fallecido capitán Dani Jarque.
El color empezó en las gradas, siguió en el campo y hasta se trasladó al otro lado de la línea de cal
La atmosfera era de derbi. El color empezó en las gradas, siguió en el campo y hasta se trasladó al otro lado de la línea de cal. Aguirre y Martino se las tuvieron, pero enseguida todo terminó un abrazo entre los dos técnicos. “Se queda ahí en el campito, mejor”, respondió el mexicano cuando se le preguntó por el intercambio de palabras que tuvo con Martino.
El Barça se vistió en el derbi para la ocasión. Lucieron la camiseta de la senyera, en lugar de la azulgrana. Antes, los jugadores ya le habían enviado un mensaje de aliento a Víctor Valdés. Força Doble V, decía la zamarra negra con la que saltaron al campo, que atrás lucía el número 1.
En el Gol Nord se enseñó una bandera con dos jugadores de futbolín, uno vestido de blanquiazul, que decía local, y otro azulgrana, que rezaba Tourist. También estrenó su bandera la Curva Jove, cuyos integrantes se acordaron varias veces de Piqué y cuando terminó el encuentro tuvieron un altercado fuera del campo con los Mossos d'Esquadra. Al parecer, radicales del Espanyol intentaron también asaltar alguno de los palcos privados donde habían visto a aficionados azulgrana celebrando el gol de Messi. La policía intervino con contundencia en las afueras del estadio. Los insultos y cánticos despectivos hacia el Barça primaron a veces más que los gritos de ánimo al propio Espanyol.
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