Cruje la rodilla de Valdés
El Barcelona golea al Celta con dos tantos de Neymar y otro de Messi en un duelo marcado por la lesión de ligamentos del portero, que se perderá el resto de temporada y el Mundial
Las peores noticias, y también las lesiones, se suelen dar en los momentos más inesperados, por sorpresa, de manera traicionera e injusta, sin mediar contacto ni contencioso, fruto de la fatalidad. En el partido 1.000 de Liga en el Camp Nou, de regreso de la rimbombante victoria en el Bernabéu, cuando el Barça ya ganaba al Celta con un gol de Neymar, se desplomó Víctor Valdés a la salida de una falta botada sin trascendencia aparente por Orellana. La cara del portero era un poema y su dolor fue contagioso a la espera de un parte médico que certificó las previsiones más funestas: Valdés, que desde el año pasado había anunciado para mayo su salida del Barcelona, será baja seguramente de seis a ocho meses por una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha.
Barcelona, 3 - Celta, 0
Barcelona: Valdés (Pinto, m. 23); Adriano, Bartra, Mascherano, Jordi Alba; Cesc, Song, Iniesta (Sergi Roberto, m. 46); Alexis, Messi y Neymar (Pedro, m. 72). No utilizados: Piqué, Alves, Busquets y Tello.
Celta: Yoel; Hugo Mallo, Cabral (Íñigo López, m. 38), Fontàs (Borja Oubiña, m. 74), Aurtenetxe, Jonny; Augusto, Álex López, Madinda; Santi Mina y Orellana (Bermejo, m. 64). No utilizados: Sergio; David Costas, Nolito y Charles.
Goles: 1-0. M. 6. Neymar. 2-0. M. 30. Messi. 3-0. M. 67. Neymar.
Árbitro: Ayza Gámez. Amonestó a Adriano, Jordi Alba, Augusto y Hugo Mallo.
Camp Nou. 67.162 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Enric Ribelles, exjugador del Barcelona.
Así que Valdés, de 32 años, se quedará sin Liga, sin Champions, sin Copa y sin Mundial, un final cruel para su gloriosa etapa como portero del Barça. Extrañará el equipo a su guardameta, una garantía en los partidos más exigentes, capitán y jugador distinguido, amigo íntimo de Iniesta, igualmente dolorido por la lesión de Valdés y resguardado durante el descanso con el marcador más o menos resuelto: 2-0. Abatido el arquero y resuelto el encuentro, nadie reparó en nada ni nadie, ni siquiera en Luis Enrique en su regreso al Camp Nou. Hubo solo algún aplauso para Pinto, el suplente de Valdés, que ante su exequipo se sacó una doble parada estupenda a remates de Augusto y Mina, y una ovación para el doble goleador Neymar, feliz como falso extremo izquierdo, más a gusto que cuando parte desde la derecha.
Martino había pintado un partido para Neymar y el brasileño no tardó ni cinco minutos en responder al protagonismo que le concedió el entrenador del Barça. El brasileño empujó a la red una asistencia preciosa desde la banda derecha de Alexis, habilitado por el pase interior de Messi, nuevamente conectado a Iniesta. La asociación Messi-Iniesta es ahora mismo una garantía de éxito para cualquier delantero, también para Neymar, que no marcaba desde febrero, cuando clavó un tiro a la escuadra del Rayo. El gol desmontó el plan del Celta, que se había parado con una defensa de cinco, y convirtió en anecdótica la formación azulgrana, desplegado sin Alves, Piqué, Xavi y Busquets, reservados para el derbi.
Ni siquiera jugó de salida Pedro, sorprendentemente en fuera de juego, igual da que sea un partido difícil como el del Bernabéu o inicialmente goloso como el del Celta, debilitado por las ausencias de Krohn Dehli y Rafinha, futbolistas que podían ser muy dañinos en el terreno que media entre los centrales y los volantes del Barcelona. Ni atacaba ni defendía el Celta y los mano a mano se sucedían ante Yoel: no atinó Neymar y el guardameta le sacó un remate fácil al 10. Un mal augurio, excesiva quietud, porque los anuncios más sobrecogedores se producen en las jornadas apacibles, cuando el juego discurre manso, sin tensión, días en que la victoria se da por descontada en el Camp Nou. Así llegó la lesión de Valdés.
Adriano metió la mano a un centro lateral del Celta, el árbitro pitó sorprendentemente penalti cuando la falta se dio fuera del área, corrigió la decisión el auxiliar y Orellana apuntó a Valdés. El portero salta, las manos arriba, el pie derecho que se apoya en falso, el giro descoordinado del cuerpo, la rodilla que se queda clavada y acto seguido el desplome, vencido Víctor por una mueca que paraliza al Camp Nou. Desconsolado Valdés, lloraba el Barcelona por el temor que hubiera podido ser el último partido del arquero con el equipo de su vida, el azulgrana.
La lesión de Valdés tuvo un impacto demoledor sobre el partido y la hinchada. No había futbolista ni aficionado al que no le doliera la rodilla, espantados por la imagen del portero, retirado en camilla, las manos cubriendo una cara que reflejaba el crujir de la rodilla. Iniesta, el amigo de Valdés, le quiso dedicar un gol antes de que el médico diera el parte: el 8 metió un pase vertical, largo y profundo, para el desmarque de Messi, que atacó el espacio, recepcionó de manera precisa el cuero, fintó a Yoel y puso el 2-0, el gol necesario para despreocuparse por el marcador y ocuparse por el desdichado Valdés.
Espantado por la lesión del guardameta, Martino reservó en el descanso a Iniesta, con molestias en la pierna izquierda, y dio salida a Sergio Roberto. El brazalete de capitán fue para Messi. Nadie atendía a la cancha sino que en el estadio entero solo se preguntaba por la enfermería.
Atontado el Barcelona por Valdés, el Celta aligeró su defensa, aumentó la línea de medios y asomó por el área de Pinto, respondón y muy puesto, hasta que su rodilla izquierda dio con el palo derecho tras una mala cesión de Sergio Roberto. El susto fue monumental porque la afición seguía en ascuas a la espera de noticias de Valdés. No hubo más actores que el meta y Neymar, protagonista en las dos áreas, capaz de disputar un balón a Madinda ante Pinto y después marcar el 3-0: el 11 controló con el pecho una diagonal de Alexis, dio continuidad a la jugada con un toque de cabeza y cruzó con la zurda ante la salida de Yoel. Un buen gol, insuficiente en cualquier caso para sacarse de la cabeza la lesión de Valdés. La noticia no estaba en la portería del Celta sino del Barça, de nuevo en la lona, abatido por la desdicha, víctima de la mala suerte, siempre metido en la clínica.
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