El dilema defensivo del Madrid
Xabi Alonso pide a Ancelotti que los atacantes se involucren más en el equilibrio táctico para ser competitivos frente a los grandes equipos
Xabi Alonso se golpeaba los muslos con rabia. El gesto, reflejo característico de sus arrebatos de frustración, concentraba el malestar de los jugadores del Madrid reunidos en el vestuario durante el descanso del último derbi. El Atlético les había remontado el 0-1 (2-1) a fuerza de romperles las líneas de resistencia en el centro del campo. El trío de volantes, Alonso, Modric y Di María, se estaban llevando la peor parte, incapaces de llegar a tapar las vías de acceso cuando el adversario avanzaba desplegado con Juanfran y Filipe Luis por afuera, y Arda, Koke, Raúl García y Costa intercambiándose por adentro. “¡Míster!”, le decía Alonso a Carlo Ancelotti. “¡Le dije que tendríamos problemas!”.
El Madrid ha encontrado dificultades cada vez que ha jugado contra adversarios que lo atacan con precisión. En la conciencia colectiva de los veteranos destacan los partidos contra el Atlético, la visita a San Mamés, y los encuentros con el Villarreal y el Celta como ejemplos de aquello que hay que subsanar. El duelo contra el Barça de mañana representa el último desafío para la defensa madridista: Pepe, Ramos, Carvajal, Marcelo, Modric, Di María y Alonso. Ese grupo de siete jugadores que sostiene al equipo cuando pierde la pelota, y que tienen en Ramos, y, sobre todo, en Alonso, a su coordinador y portavoz ante Ancelotti.
Fue tras el empate ante el Athletic cuando el donostiarra pidió audiencia con el técnico
El debate interno viene de lejos. Pepe, Ramos y Alonso llevan meses insistiendo en que el esquema de 4-3-3 que promueve Ancelotti no será competitivo frente a equipos poderosos mientras los tres atacantes no se involucren más en tareas defensivas. Estos jugadores detectan que el equipo acaba partiéndose en un 7-3 que resulta vulnerable sin el auxilio de Benzema, Cristiano y Bale. “Tácticamente estamos jugando un fútbol de los años 80”, opinó un futbolista tras el 1-1 de San Mamés.
Fue después del empate ante el Athletic cuando Alonso pidió audiencia con Ancelotti para quejarse en nombre de la tropa.
El jugador se mostró enérgico hasta límites impertinentes frente a un entrenador que le escuchó casi en silencio, a veces dando la razón, otras justificándose. Con tono académico, Alonso cuestionó el sistema al señalar que los tres de adelante solo hacían una primera presión muy tibia, descolgándose en caso de ser superados, y obligando al resto a replegarse sobre el área de Diego López. El jugador argumentó que habían aguantado gracias a que él y los centrales se encontraban en un gran momento de forma física. Aunque elogió el sacrificio de Modric y Di María, recordó que no son especialistas y sufren cuando tienen que correr tras la pelota. Según Alonso, este planteamiento no era sostenible frente a los grandes equipos de Europa. “Estamos en 2104”, le oyeron decir a Alonso, que con esta advertencia señaló que los equipos de organización más vanguardista defienden en bloque sumando a sus atacantes también. Mencionó al Bayern y al Barcelona como modelos de conjuntos versátiles, con futbolistas expertos en conjuntarse para atacar y defender. Esos conjuntos, dijo Alonso, no funcionaban con más de un jugador liberado, como Cristiano y Bale en el Madrid. La figura de Bale como modelo de incapacidad defensiva resonó entonces y sigue resonando estos días entre sus compañeros.
Ancelotti defendió su idea ante Alonso insistiendo en que la plantilla estaba configurada de un modo tal que no permitía muchas variantes. Añadió que no podía implicar defensivamente a Bale, Cristiano y Benzema sin mermarlos físicamente y sin lastrar en exceso su rendimiento ofensivo. El italiano recalcó su intención de que los definidores permanecieran “frescos”. Al parecer, Alonso concedió al técnico parte de razón. Bale, hombre corpulento, de huesos pesados, consume más energía que Jesé, cuya ligereza le permitía más recorridos.
Los problemas se reprodujeron en el Calderón a pesar de que Bale comenzó a bajar a ayudar al lateral a cerrar su banda. El galés no parece muy avezado en este tipo de tareas y se agota si debe acudir en ayuda de los defensas. Frente al Barça, el domingo, Jordi Alba le pondrá a prueba en un duelo que sintetizará el dilema táctico del Madrid.
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