Un poco de Torres basta
El gol del español encarrila el pase para el Chelsea, que se enfría poco a poco en Estambul ante un Galatasaray sin argumentos (1-1)
Enzarzados desde que Mourinho le relevase a Mancini en el banquillo del Inter y lo coronase en Europa, ambos técnicos libraron en Estambul una batalla estratégica que terminó en puntos suspensivos. Especuló demasiado el Chelsea ante un Galatasaray inferior y lo agradeció el cuadro turco, que arañó un empate (1-1) con un planteamiento de mínimos y aterrizará con vida en Londres.
Nada más comenzar el duelo, el funambulismo de Muslera hizo que el balón cayera a los pies de Willian, pero la parábola del brasileño se topó con la coronilla del portero, corrector a tiempo. Ambos equipos se empeñaban en desdeñar la pelota, en proteger la guarida. Ocurre que, en ese ejercicio de indefinición y racanería, el Chelsea volvió a demostrar que se desenvuelve como pocos. Siempre tiene la guadaña a punto. Agarrado a la maniobrabilidad de Hazard, el equipo londinense tiró una y otra vez de su libro de estilo: robo en la sala de máquinas, combinación y dentellada. Pequeños extractos de vértigo. También una dosis de Torres. Muy aplicado, Azpilicueta trazó una incursión en la banda izquierda, se apoyó en Schürrle y sirvió para que el madrileño engatillara de forma mansa a la red. Su noveno gol del curso, tercero en esta Liga de Campeones.
GALATASARAY, 1 - CHELSEA, 1
Galatasaray: Muslera; Chedjou, Hakan Balta (Semih Kaya, min. 46), Alex Telles, Eboué; Selcuk Inan, Felipe Melo, Snejder, Hajrovic (Kurtulus, min. 30); Drogba (Umut Bulut, min. 80) y Burak Yilmaz.
Chelsea: Çech; Ivanovic, Cahill, Terry, Azpilicueta; Ramires, Lampard, Hazard (Oscar, min. 90), Willian; Torres (Eto'o, min. 68) y Schürrle (Mikel, min. 67).
Goles: 0-1, min. 9: Torres. 1-1, min. 64: Chedjou.
Árbitro: Carlos Velasco Carballo (España). Mostró amarilla a Terry (min. 42), Selçuk (min. 57), Schürrle (min. 57), Ramires (min. 58) y Çech (min. 60).
50.000 espectadores en el Ali Sami Yen de Estambul.
El tanto apenas espoleó al Galatasaray, un fiel reflejo del manual de su entrenador. Un equipo plano, sin hombres capacitados para la elaboración y una defensa excesivamente tierna. Agarrado, casi siempre, a los fogonazos esporádicos de Drogba o Sneijder. Deambuló el holandés sobre el césped y no olió el balón el marfileño, sin asistentes ni apoyos, batallador con su colega Terry por tener una brizna de protagonismo.
El corsé impuesto por Mancini condenó de antemano a los turcos, incapaces de abordar el marco de Cech durante el primer acto. El objetivo, ya lo advertía el italiano en la previa, era llegar con vida a Londres. Escasa propuesta para un club que aspira a guerrear en Europa. Y escasa, también, la cosecha. En una sola ocasión intervino el guardameta checo, cuando atajó un disparo inerme de Hajrovic.
En su salsa, al Chelsea no le interesó variar un ápice el guion el resto del encuentro. Especuló y contemporizó hasta diluir el pulso. Pudo, incluso, ampliar su renta si Muslera no saca un manotazo a un tiro afilado de Torres, muy activo y punzante toda la velada. La diferencia, sin embargo, puede ser una cuestión de milímetros. No embocó el delantero español y se avivó el Galatasaray en las jugadas a balón parado, su único recurso. Drogba, que encumbró hace dos años a los blues en Múnich, cabeceó para que Inan estampase el cuero en el poste derecho de Cech. Después, otro arreón aéreo, pero esta vez mucho más certero. Botó Sneijder un córner y Chedjou aprovechó un despiste monumental de Terry en el marcaje para empatar y aportar picante a la recta final del partido. Se enfrió poco a poco el Chelsea y creció su rival, que obtuvo mucho premio para tan poco argumentario.
El resumen del partido
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