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La noruega iguala el récord de medallas históricas, el biatleta no lo aumenta y Estados Unidos es humillado en el hockey
Cara y cruz noruega. Marit Bjoergen, la última gran reina del esquí de fondo, terminó con una exhibición en el maratón femenino de los 30 kilómetros, e igualó la plusmarca histórica de 10 medallas en su carrera olímpica, como otras dos fondistas legendarias, la soviética Raisa Smetanina y la italiana Stefania Belmondo. Ole Einar Bjoerndalen, que ya estaba en el trono solitario, se quedó con sus 13 por el increíble fallo con la carabina de su último compañero del relevo. Pero nada comparable con la humillación final de Estados Unidos, goleado en el hockey masculino por Finlandia, 5-0, y que se quedó incluso sin el bronce. La española Laura Orgue firmó su gran historia particular al acabar décima de la carrera nórdica, mejor que el solitario cántabro de los años 90 Juan Jesús Gutiérrez.
Noruega se había lamentado de unas degradantes derrotas en los relevos para un país siempre ganador, pero la traca final femenina fue sonada. Hoy quedará el maratón masculino, los impresionantes 50 kilómetros, pero el pago de la primera parte de la deuda fue al contado y con propina suculenta. Las dos mejores, Therese Johaug y Bjoergen salieron ya en los primeros puestos del grupo por su posición en el ránking y no los dejaron. Iban junto a la única teórica favorita que podía hacerles sombra, Justina Kowalczyk. Pero la polaca acabó retirándose, abrumada, antes de la mitad de la prueba. Oro en la misma distancia de Vancouver 2010, es una gran fondista en el estilo clásico, con las tablas en paralelo, como se disputó hace cuatro años. Pero los estilos se alternan en cada edición de los Juegos y tocaba el libre, de patinador, donde es muy inferior. Sí ganó en Sochi los 10 kilómetros clásicos el día 13 y cerró su cupo de medallas. Era ya la hora noruega.
Tampoco de la sueca Kalla, doble plata en los 10 y 15 kilómetros, y que había dado el oro a su equipo en un relevo memorable. Se hundió a más de cinco minutos, en el puesto 34. Otro ejemplo del mérito de Orgue, un respiro en la amarga y endémica tundra hispana. Juan Jesús Gutiérrez, con puestos magníficos en Mundiales y Copa del Mundo, ganador de grandes maratones del fondo, sólo había podido ser 18 en los 30 kilómetros y 20 en los 50 de Salt Lake City 2002 mientras Johann Muehlegg engañaba en su supuesta cumbre. Orgue hizo una remontada espléndida desde el puesto 37 en que salió y cedió minuto y medio a las medallas, pero apenas 11 segundos al cuarto puesto, pues hubo otra carrera tras las noruegas. Con 27 años aún puede aspirar a la mejora y convertirse en otra de las contadas opciones españolas de medallas.
Noruega se había lamentado de unas degradantes derrotas en los relevos para un país siempre ganador, pero la traca final femenina fue sonada
El paseo noruego fue memorable. Inmediatamente se formó el trío en cabeza tirando del pelotón, con Johaug, Bjoergen y Kristin Steira, una pequeña variante. Salida más atrás, sustituyó para el podio a la más joven, Heidi Weng, bronce en el skiatlón del primer día, pero que ayer se fue al puesto 19. Johaug, como entonces, hizo todo el trabajo de liderar la prueba y acabó cuarta, entre lágrimas, vencida por Weng. Pero es su sino: perder en las llegadas. Ayer, al menos, fue plata. Bjoergen la superó con facilidad al final de la última subida y su bajada a la meta fue una excursión triunfal.
En el biatlón, todo parecía rodado para que Bjoerndalen sumara su medalla 14, y de oro. No hizo un tercer relevo perfecto, porque se hundió en los últimos kilómetros pese a haber acertado en sus series de disparos. Cedió casi los 25 segundos de ventaja que los dos hermanos Boe habían sacado en los primeros relevos y Alemania dio caza a Noruega. Pero aún quedaba Svendsen, oro en los 15 kilómetros y en el relevo mixto donde ayudó a Bjoerndalen a tocar el cielo. Una garantía que cualquiera habría firmado. En falso. Se empezó a descolgar con un primer fallo en la segunda serie de tiros en posición tumbado y lo increíble es que erró otro en la primera de pie y tres de las cinco dianas en la última. Con el agravante de que en los relevos los cartuchos disponibles son ocho, tres más que en las pruebas individuales. Fue casi asombroso. Rusia pasó a Alemania y hasta Austria se llevó el bronce ante un hundido Svendsen, que debió hacer 750 metros más por las cinco penalizaciones. Esta vez no ayudó nada a Bjoerndalen.
Derrumbe total
El derrumbe de Estados Unidos en el hockey fue total. Incluso acabó sin medalla masculina tras ser goleado por Finlandia. Fue toda una señal que no aprovechara ya el penalti con que se sancionó a Finlandia a los 14 minutos. El gran portero Rask (Boston Bruins) se lo paró a Kane (Chicago Blackhawks), escogido en lugar de T. J. Oshie (St. Louis Blues), el héroe del partido contra Rusia. Sólo unos segundos antes, Hietanen, uno de los ocho finlandeses que juegan en la KHL, la equivalente rusa a la NHL, había roto su stick al golpearlo contra la valla. Un árbitro retiró uno de los dos trozos partido, pero el otro quedó en el hielo. Cuando Kesler (Vancouver Canucks) atacaba por la zona, Timonen (Philadelphia Flyers), en una argucia de veterano, se lo lanzó contra la pastilla para interrumpir la jugada.
El fallo posterior de Kane fue el anuncio del desastre absoluto porque los dos primeros minutos del segundo periodo resultaron ya fatídicos para un Estados Unidos perdido. Exactamente 11 segundos. Primero fue la gran estrella finlandesa, el legendario capitán Selanne (Anaheim Ducks), el que cruzó el disparo tras un ataque por la izquierda. Un árbitro estorbó algo el principio de la jugada en campo estadounidense, pero demostró quién estaba más en el partido. Nada más reanudarse el juego, la puntilla. Nuevo despiste, nuevo robo de la pastilla y uno de los Jokinen, Jussi (Pittsburgh Penguins) aprovechó con facilidad la asistencia de Lehtera, otro "KHL". A Rusia no le sirvieron las aportaciones de su Liga, pero a Finlandia le sobraron frente a los "NHL totales".
Por si no fuera suficiente castigo, a los seis minutos del último tiempo, en un contraataque, Hietanen pasó por bajo un tiro lejano después de salir rechazada la pastilla hacia atrás. Y aún quedaba más. El descontrol estadounidense y la desesperación con un 3-0 en contra a falta sólo de 14 minutos llevaron a las expulsiones temporales de Oshie, que pasó de héroe a villano, y de Suter (Minnesota Wild). Finlandia aprovechó las dos superioridades. De nuevo Selanne y Maatta (Pittsburgh Penguins) completaron la "manita". Toda una tortura para un equipo que metió miedo con 20 goles en los primeros cuatro partidos, pero que no pudo marcar ni uno solo en los dos decisivos.
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