Artistas y colosos en el Etihad
El Barça busca reivindicarse ante el emergente Manchester City en el enfrentamiento estrella de los octavos de final
No hay torneo, ni siquiera la gloriosa Premier y mucho menos la disputada Liga, capaz de competir hoy con el impacto de la Champions. La grandeza de los mejores equipos se mide a partir de sus conquistas continentales y no por sus logros domésticos, cosas de la globalidad y de la necesidad de trascender, alejadas de la rutina diaria. La buena trayectoria que describió la temporada pasada el Barça como local quedó hipotecada por la tunda recibida contra el Bayern Múnich, de la misma manera que el Manchester City se ha hecho más famoso por ganar en el Allianz Arena al equipo de Guardiola que por sus excelentes resultados en Inglaterra.
Ambos clubes se cruzan este martes precisamente con la intención de dignificar el que está considerado como el enfrentamiento estrella de los octavos de final de la Copa de Europa: los citizen son un equipo que se está haciendo, dispuesto a comerse al mundo, y los azulgrana son un conjunto que se niega a que lo deshagan, convencidos sus futbolistas de que pueden volver a conquistar la orejona de la Champions.
Los dos comparten un buen gusto por el fútbol, necesitan de la pelota para expresar su juego colectivo y cuentan con excelentes individualidades, candidatos a ganar los mejores premios y a cobrar los sueldos más altos, excelentes goleadores. El Manchester City es uno de los favoritos a ganar todos los trofeos (Liga, Champions, Copa y Copa de la Liga) después de contar 117 tantos en 40 partidos, los dos últimos contra el Chelsea, un triunfo que ha aumentado su autoestima y prestigio. La recuperación de Fernandinho refuerza todavía más sus expectativas de éxito a pesar de la ausencia del Kun Agüero, pichichi del equipo por delante de Negredo (24-23 tantos).
También está en forma el Barcelona. El encuentro de Sevilla marcó el punto de inflexión de los azulgrana, excelentes contra el Rayo: 17 remates y 6 goles. Martino dispone de más recursos que nunca, tanto que el reaparecido Neymar puede ser suplente por vez primera en la Champions, y se felicita por el regreso del mejor Messi (seis goles en los últimos cuatro partidos; 10 y 7 asistencias en los 11 encuentros de 2014).
Al entrenador azulgrana no le será fácil cuadrar la alineación. Hoy parece dispuesto a prescindir de un delantero (Alexis o Pedro) para ganar a un centrocampista y poder juntar a Xavi, Busquets, Cesc e Iniesta, como ya pasó en Anoeta y contra el Madrid. Iniesta y Cesc han dejado de ser rivales para convertirse en socios. Ambos vienen jugando muy bien y ayudan a equilibrar al equipo en situaciones de máxima exigencia. Los azulgrana no solo necesitarán ritmo y velocidad de balón sino que no se pueden permitir concesiones ni desequilibrios, porque los errores y la discontinuidad penalizan en la Copa de Europa. Necesitarán igualmente de la pausa y el rigor y se supone, por otra parte, que las rotaciones permitirán que el equipo llegue más fresco que de costumbre a una ronda de octavos que desde siempre le ha provocado dolores de cabeza (Liverpool, Arsenal, Milan, Stuttgart, Lyon, Bayer Leverkusen). Ya se sabe por lo demás que a Messi, triunfador en la final de Wembley, no se le han dado bien los campos ingleses en las rondas previas.
A los artistas del Barça les aguarda un rival complicado, mitad coloso, por el poderío de futbolistas como Touré, Fernandinho, Kompany, Negredo o Dzeko, y mitad virtuoso, por la sutileza de Silva o Navas, falto aún del lesionado Kun Agüero. El City atrae a los contrarios por dentro y les martiriza por fuera con las entradas de Zabaleta y Kolarov. “Queremos ser ofensivos y agresivos”, repite Pellegrini, que no guarda muy buen recuerdo de sus enfrentamientos con el Barça. A su equipo, poderoso en el intercambio de golpes y en la estrategia, le preocupan las mismas cosas que al de Martino: cómo jugar cuando no tenga el balón. “No nos enfrentamos a un adversario normal sino al mejor del mundo”, subraya el técnico del City, un equipo superior en los balones divididos y segundas jugadas, mejor a balón parado que el Barcelona. “Tenemos dos objetivos”, responde Martino. “Mantener la posesión del balón e intentar conseguir algún gol”. “La diversidad atacante del City es muy grande y, por tanto, la mejor manera de rebajar su juego de elaboración es quitándoles la pelota”, concluye.
El partido en el Ethiad Stadium llega que ni pintado para calibrar en qué punto se encuentra el Barça. El recuerdo del Bayern es todavía tan amargo para los veteranos azulgrana como agradable para los noveles del Manchester City.
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