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Reacción desde las raíces

El Atlético resuelve el partido en cuatro minutos y se impone al Valladolid (3-0) con dos goles a balón parado y un contragolpe

Ladislao J. Moñino
Los jugadores del Atlético celebran el segundo gol
Los jugadores del Atlético celebran el segundo golSUSANA VERA (REUTERS)

Ante las dudas por las últimas derrotas, por una semana que le golpeó más de lo que está acostumbrado, el Atlético se miró el ombligo para recuperar sus señas de identidad. Incluida esa suplencia de Diego para jugar con el armazón, salvo Alderweireld, que le ha colocado en lo más alto de la tabla. Fue un volver a ser después de tres partidos perdidos. Presión en las segundas jugadas, pelota parada y contragolpe. El Atleti de Simeone en todo su cuerpo. Comprimió el Atlético casi toda la reacción a esa mala racha en un inicio agitado que le reportó dos goles de ventaja cuando aún había aficionados desfilando por los vomitorios. Dos golpes contundentes que dejaron al Valladolid en la lona. Ya solo se levantó para hacer lo que el Atlético le dejara; mover el balón hasta la frontal del área en la mayor. Otra seña de identidad recuperada.

Atlético, 3 - Valladolid, 0

Atlético: Courtois; Juanfran, Alderweireld, Godín, Insúa; Arda (Villa, m. 79), Mario Suárez, Gabi, Koke (Sosa, m. 78); Raúl García (Diego, m. 63) y Diego Costa. No utilizados: Aranzubía; Miranda, Cebolla Rodríguez y Adrián.

Valladolid: Mariño; Rukavina, Marc Valiente, Mitrovic, Peña; Rubio, Rossi; Larsson (Rama, m. 71), Víctor Pérez, Omar (Osorio, m. 46); y Javi Guerra (Manucho, m. 78). No utilIzados; Jaime; Sastre, Baraja y Bergdich

Goles: 1-0. M. 2. Raúl García. 2-0. M. 4. Diego Costa. 3-0. M. 74. Godín.

Árbitro: Prieto Iglesias. Amonestó a Víctor Pérez, Peña y Mitrovic.

Unos 40.000 espectadores en el Vicente Calderón.

Necesitaban los futbolistas de Simeone esta victoria para no atormentarse demasiado antes de la visita de este miércoles a San Siro, donde el pedigree del Milan y la competición y el escenario demandan jugadores enteros de cabeza. Obtuvieron muy pronto el sosiego con dos fogonazos fulgurantes. En un minuto ya habían sucedido demasiadas cosas por la tensión competitiva con la que salieron al campo. Un cabezazo de Raúl García y una falta en la esquina del área a Diego Costa. La ejecución señaló directamente al laboratorio de Simeone. Jugó en corto Gabi para Koke y este, en vez de sacar una rosca al corazón del área, sacó un centro raso a la media luna donde Raúl García engarzó un derechazo ajustado y a media altura al que no alcanzó la estirada del sorprendido Mariño. El remate volvió a sacar a relucir la pegada de Raúl García, tan concreto como práctico. Se ha especializado tanto que ahora, jugando descaradamente de delantero, tiene esa puntualidad de los cazagoles que le ha aupado a los 14 tantos, siete en Liga.

Apenas había transcurrido un minuto del zurriagazo que abrió el marcador cuando al Atlético y Diego Costa se le presentó el paisaje en el que mejor se expresa. Un robo en el centro del campo, la defensa contraria adelantada y mucho verde por delante. Fue Raúl García el que picó la pelota por encima de la defensa y lanzó a la carrera a Costa, indomable en esas condiciones. Firmó su vigesimoprimer gol en Liga con un toque suave por encima de Mariño. Ese segundo tanto en cinco minutos corroboró esa salida visceral del Atlético, necesitado de un golpe de autoridad. Lo hizo con dos de sus recursos de cabecera para luego poder gestionar un partido que por momentos se hizo largo por resuelto. No tuvo que padecer a un equipo encerrado durante mucho tiempo porque al Valladolid no le quedó más remedio que, al menos, intentar tener el dominio de la pelota ante el repliegue con el que Simeone suele administrar las ventajas.

Raúl García celebra el primer gol del partido.
Raúl García celebra el primer gol del partido.Sergio Barrenechea (EFE)

Aunque finiquitado el duelo, esa secuencia de tres derrotas medía la capacidad de uno de los líderes del campeonato. Era un partido para ver qué jugadores daban un paso adelante ante el primer bache serio del curso. Apareció Diego Costa, revoltoso y peleón. Y también Gabi, irregular con el balón en algunos desplazamientos, pero siempre presente en uno de los termómetros de este equipo, la presión tras pérdida de balón. Pinceladas dejaron Koke y Arda, que se ofrecieron mucho reclamando la pelota. Entre ambos y las proyecciones de Juanfran por la derecha, le dieron más presencia al Atlético en el segundo acto. El Valladolid apenas quedó para un remate cercano de Javi Guerra que se fue desviado.

Metido en esa dinámica el partido, volvió a ser el balón parado con lo que el equipo terminó de apabullar al contrario. A Godín le sacaron un remate bajo palos y Mario estrelló un cabezazo en el larguero. Necesita Simeone la mejor versión del mediocentro canterano ahora que empiezan los grandes partidos. Cortado por una lesión de tres meses, en el que quizá haya sido su mejor inicio de temporada como rojiblanco, el equipo le demanda su despliegue, su colocación y que sea seguro en la salida del balón.

Entre los culebreos de Arda, y ya con Diego en el campo, Godín cerró el marcador con un cabezazo en un saque de esquina botado por el mediapunta brasileño. Otra manera de ratificar esa vuelta a los argumentos que más rédito le han dado a este equipo. Necesitaba también la victoria la hinchada del Calderón, a la que es difícil controlar desde lo emocional y lo ilusorio porque hacía años que no veía a los suyos a estas alturas de temporada con 60 puntos, codo con codo con los millonarios presupuestos de Madrid y Barça.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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