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El museo de los goles

Pelé, Maradona, Bergkamp... Una selección de las mejores dianas de los Mundiales

Alejandro Ciriza
Owen bate al argentino Roa en el Mundial de 1998.
Owen bate al argentino Roa en el Mundial de 1998.

Por su belleza, dificultad o trascendencia, algunas dianas han dejado huella en la historia de los Mundiales. Ninguna, probablemente, como la que rubricó Maradona en 1986, con su eterno y portentoso eslálon frente a Inglaterra y el regusto de la Guerra de Las Malvinas. Latigazos, obras de orfebrería o broches a una exhibición colectiva, les proponemos a continuación una pequeña muestra de los mejores goles que han tenido lugar en la Copa del Mundo, el mejor de los escaparates.

Pelé. Suecia 1958. Suecia, 2 - Brasil, 5. Final. Con 17 años, O Rei fabricó un tanto maravilloso contra la anfitriona. El 10 embolsó un centro desde la izquierda, sorteó a un zaguero nórdico con un sombrero en el interior del área y empalmó a la red.

Carlos Alberto. Brasl 1970. Brasil, 4 - Italia, 1. Final. 28 toques, 9 pases, 7 jugadores y 5 regates. Un tanto icónico. La máxima expresión de aquella selección canarinha que marcó una época y fascinó al planeta con un juego coral delicioso.

Archie Gemmil. Argentina 1978. Escocia, 3 - Holanda, 2. Grupos. Zafarse de cuatro rivales, con dos caños y una definición exquisita, convirtió al centrocampista escocés, zurdo cerrado, en un héroe nacional en su país. Escocia, pese a no lograr el pase, celebró por todo lo alto aquella victoria.

Nelinho. Argentina 1978. Brasil, 2 - Italia, 1. Tercer y cuarto puesto. El lateral honró al clásico 2 brasileño con una incorporación meteórica por la banda y un derechazo teledirigido que pareció colarse en la portería de Zoff por control remoto.

Diego A. Maradona. México 1986. Argentina, 2 - Inglaterra, 1. Cuartos. Considerado, por muchos, el mejor tanto de la historia. Hoddle, Reid, Sansom, Butcher, Fenwick y el meta Shilton quedaron por el camino de El Pelusa. Un gol colosal.

Negrete. México 1986. México, 2 - Bulgaria, 0. Octavos. Tras combinar con Javier Aguirre, el mexicano se elevó y trazó una media chilena desde el borde del área. Una placa conmemorativa instalada en el Estadio Azteca evoca el episodio.

Roberto Baggio. Italia 1990. Italia, 2 - Checoslovaquia, 0. Grupos. El 19 de junio, los tiffosi concentrados en el Olímpico de Roma entendieron por qué el Juventus pagó un traspaso récord por el fantasista. Conducción, desborde, temple y precisión.

Michael Owen. Francia 1998. Inglaterra, 2 - Argentina, 2. Octavos. En plena efervescencia con el Liverpool y reclamado por los supporters, su irrupción a los 18 años fue un flashazo. Recorrió como un meteorito el campo, dejó atrás a Chamot y quebró con descaro a Ayala. Su disparo fue igualmente inalcanzable para Roa.

Dennis Bergkamp. Francia 1998. Holanda, 2 - Argentina, 1. Cuartos. El delantero del Arsenal, cuya carrera estuvo condicionada por su miedo a volar, acolchó un pase desde 50 metros de Frank de Boer y finalizó con la elegancia que le caracterizaba. Con una finta seca y un toque de seda con el exterior.

Van Bronckhorst. Sudáfrica 2010. Uruguay, 2 - Holanda, 3. Semifinales. Aunque selló su carrera como lateral, Gio no perdió nunca la vocación ofensiva que había demostrado en el Rangers y el Arsenal, antes de llegar al Barça. Tampoco su zurda: un martillo demoledor.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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