El Barça encuentra atajos
El equipo azulgrana, más metido en su campo en muchos partidos, explota el contraataque
Los jugadores del FC Krasnodar, ruso, de pretemporada en Andalucía, repetían entusiasmados una palabra mientras se lavaban las manos en los urinarios del Sánchez Pizjuán, acabado el duelo bajo aguacero que se llevó el Barcelona. “¡Messi, Messi!”, exclamaban con risas de complicidad y gestos de asombro; “one, two and Messi”. Un resumen de lo que fue el encuentro y de lo que es el Barça, antes vanagloriado por su estilo tan flemático como rompedor de toque, ahora también elogiado por su pegada y contragolpe. “No, no, no. No me digas eso. Contragolpe no. ¡Pero si no sabemos jugar a eso!”, replicó después de la ducha Xavi, cuando le cuestionaron por ese apartado del juego colectivo azulgrana, voraz en la carrera y en la definición. Una creencia y negación colectiva en el Barça, desde el técnico hasta sus intérpretes. Pero las cifras no explican lo mismo.
Son jugadas elaboradas en campo ajeno; las zagas rivales están adelantadas” Xavi, medio del Barça
Para bien o para mal, el Barcelona muta, por más que sí sea una versión similar del original. Por un lado, es el equipo que más balón tiene en la Liga, líder en la estadística. Acumula el 67,1% de media de la posesión en sus encuentros —seguido por el Rayo (60,6%) y el Madrid (59,5%)—, pero hay matices con el cambio de técnico. “Una de las cosas que más me costó en el Bayern fue explicarles que no siempre hay que ir hacia delante cuando se roba el balón”, explicó Pep Guardiola a sus allegados, poco tiempo después de llegar a Alemania. Tata Martino, sin embargo, sí que reclamó esa verticalidad en los discursos iniciales, sobre todo porque el equipo se había tornado un tanto predecible, como reconocieron los mismos jugadores. “El entrenador pide que la defensa suelte un pase de 30 metros nada más recuperar el balón. Y siempre al lado contrario”, argumentan desde el Barça; “con eso, se consigue que la zaga rival no se haya recompuesto a tiempo y se pueda llegar con rapidez al marco contrario”. Un atajo contra la retórica que funciona, hasta el punto de que el equipo —bien con la presión realizada en campo ajeno; bien con la salida escopeteada— suma un total de 17 goles en la temporada tras un robo y un ataque, finalizados por Pedro (6), Messi (4), Cesc (3), Alexis (2) y Piqué y Neymar (1).
“No es que se contragolpee. Yo veo que son jugadas elaboradas en campo contrario, y también que las defensas rivales a veces están adelantadas”, persistió Xavi en Sevilla. Una reflexión que lleva a observar a las filas del Barcelona, intermitentes en la presión avanzada. Por lo que no es raro que el equipo recule con más frecuencia de lo habitual al balcón de su área. “El Sevilla nos ha apretado arriba”, concedió Bartra. Por lo que los azulgrana se abrigaron más atrás durante media hora —hasta el gol de Alexis—, con más metros por recorrer hasta el marco contrario y con los rivales un tanto desnortados porque no se esperaban la arrancada y transición rival. Ejemplo del primer gol de Messi, con una carrera de lado a lado, prolongada en la banda y resuelta en el punto de penalti. O en el segundo, en el que Iniesta, que recuperó su mejor fútbol con unas conducciones vertiginosas, lanzó el ataque que también remató La Pulga. Así, el equipo suma otras 16 dianas sin pausa y con ataques verticales —11 de ellos al contragolpe estricto y ocho en la Liga, líder en esta suerte porque el Atlético y el Madrid se quedan con siete—, finalizados por Pedro (6), Alexis (4), Messi (3), Cesc (2) y Tello (1).
Hay otra vertiente que el Barcelona explota más que de costumbre, que son las jugadas a balón parado (registra 11 goles: cuatro de córner; uno de falta de Alexis; y seis de penalti). “Pero no practicamos demasiado la estrategia, más allá de saber que unos tienen que ir al primer palo y otros al segundo”, explican desde el vestuario. Rampas, en cualquier caso, diferentes para llegar al gol y que, sumadas las tres (contragolpes, transiciones y estrategia), le han otorgado 44 goles de los 104 materializados hasta la fecha, un 42,3% del total. Un Barça distinto que también hace de correcaminos y penaliza como siempre.
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