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La Real cumple su venganza

El conjunto donostiarra olvida la humillación en la Liga y pasa a cuartos al vencer al Villarreal (0-1) con un solitario tanto de Ros

Xabi Prieto y Moi Gómez pugnan por el balón.
Xabi Prieto y Moi Gómez pugnan por el balón.Cordon Press

El fútbol te da la oportunidad de resarcirte rápido, de olvidar males recientes. Y, de vez en cuando, tomar cumplida venganza. Tres días después de sufrir una derrota dolorosa (5-1) de las que hacen surgir las dudas, en el mismo escenario y ante el mismo equipo, la Real Sociedad fue capaz de hacer borrón y cuenta nueva, levantarse con ánimo y lograr una victoria que vale su pase a cuartos de final de la Copa del Rey. En un ejercicio más práctico que sublime, el conjunto de Arrasate hizo sus deberes básicos de defender con orden y atacar lo justo para ser eficaz, para lograr un gol que sellaba su pase. El Villarreal, una vez más, se despidió de la Copa sin alcanzar los cuartos, su tope en la competición.

Tuvo tanto mérito el resurgir de la Real como la impericia del equipo castellonense que comenzó a perder la eliminatoria desde la alineación. Por un exceso de confianza, Marcelino realizó hasta ocho cambios con respecto a la exhibición del pasado lunes. Demasiados. No sigue el técnico asturiano el método de Simeone en el Atlético, que juegan los mismos siempre hasta que revienten e independientemente de la competición. Lo pagó caro el Villarreal.

VILLARREAL, 0 - R. SOCIEDAD, 1

Villarreal: Juan Carlos; Pantic (Mario, m. 59), Musacchio, Gabriel, Jokic; Hernán Pérez (Aquino, m. 59), Pina, Bruno, Moi Gómez (Uche, m. 65) ; Jonathan Pereira y Perbet. No utilizados: Asenjo; Jaume Costa, Dorado y Trigueros.

Real Sociedad: Zubikarai; Carlos Martínez, Ansotegui, Íñigo Martínez, José Ángel; Gaztañaga, Elustondo, Ros (Zurutuza, m. 60); Xabi Prieto, Sferovic (Carlos Vela, m. 67), Chory Castro (Griezmann, m 78). No utilizados: Bravo; Callens, Rubén Pardo y Agirretxe.

Gol: 0-1. M. 32. Ros.

Árbitro: Prieto Iglesias. Amonestó a Jokic y Mario.

Unos 16.000 espectadores en el estadio de El Madrigal.

Obligados en algún caso por problemas físicos, sobretodo en la Real, o priorizando la Liga, hasta 14 cambios en la alineación realizaron los técnicos, seis también la Real, con respecto al partido de Liga tres días atrás. Significativa la baja por una gastroenteritis de Giovani, autor de dos goles y dos asistencias en el último duelo entre ambos equipos. Salvo Bruno, los mejores jugadores amarillos en el 5-1, (Mario, Aquino, Trigueros, Uche y Giovani), se encontraban en el banquillo. Más justificados los cambios realistas después del palo recibido, destacando la presencia del jugador del filial Gaztañaga y que se empleó con solvencia en el centro del campo.

Arrasate explicó la humillación sufrida el pasado lunes por la falta de intensidad y tensión de sus jugadores. Advertido el problema, la Real impuso una marcha más para equilibrar el ánimo con el que siempre se emplea el conjunto de Marcelino. El 0-0 de la ida no invitaba a la especulación ni a la contemplación. Los equipos necesitaban el gol que les validase el pase a cuartos de final con vistas a las semifinales con todo el respeto para el Racing.

Nada tuvo que ver el choque pues al partido de Liga. El Villarreal intentó parecerse así mismo desplegándose por las bandas con la permuta permanente de interiores y laterales. Pero ni Jokic y Pantic, faltos de rodaje, se distinguen por elegir el momento adecuado a la hora de percutir a diferencia de Jaume Costa o Mario. Sin Trigueros en la creación, el conjunto amarillo no se sentía cómodo en la elaboración. De inicio sin sus estetas (Rubén Pardo, Zurutuza, Griezmann y Carlos Vela), la Real opuso más voluntad que juego yendo de más a menos, alejándose paulatinamente del marco de Juan Carlos y acercándose peligrosamente a su propia área.

Fue entonces, pasada la media hora, cuando apareció el estado natural del conjunto donostiarra, el equipo contragolpeador por excelencia, el que extrae máximo rendimiento a la velocidad de ejecución en ataque con escasos toques y participantes. Necesitó de una carrera de Chory Castro, un posterior centro rematado por Xabi Prieto y un rechace recogido por Ros para adelantarse en el marcador, para poner en franquicia la eliminatoria.

Ya en la segunda mitad, el juego se desarrolló en un único sentido, defendiendo la Real el resultado. Marcelino cambió su banda derecha, entrando Mario y Aquino, para temor de José Ángel, y de Uche, bigoleador el lunes. Contestó Arrasate dando entrada a Zurutuza, Carlos Vela y finalmente Griezmann. Fue el delantero nigeriano del Villarreal quien posibilitó a su equipo meterse en el partido, fabricándose un penalti que Perbet lanzó fuera. Ahí murió el Villarreal. La Real se tomó cumplida venganza.

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