Osasuna apuntilla a un Betis de triste figura
El silencio del Benito Villamarín no engaña. Más bien es la constatación de una realidad. Llegó en el minuto 40 de la primera mitad, cuando el Betis se quedó con uno menos por la expulsión de Nono y era dominado por Osasuna, que vivió un partido de lo más plácido aupado por la extrema debilidad del colista. Un silencio extraño en Heliópolis, frío, probablemente el que anuncia un descenso para un equipo a siete puntos de la salvación cuando comienza la segunda vuelta y en vísperas de recibir al Real Madrid. Osasuna, por supuesto, fue a lo suyo, a defenderse con orden y aprovechar las infinitas facilidades de un Betis descompuesto, sin orden ni concierto, donde solo Leo Baptistao, debutante tras su fulgurante fichaje, dio impresión de estar vivo futbolísticamente.
Osasuna respira mucho y se marcha hasta los 21 puntos en una jornada en la que los equipos de abajo comenzaron a apretar. Todos, claro, salvo este triste Betis al que solo una gran remontada en la segunda vuelta librará del descenso. En el colmo de sus limitaciones, su hombre más fiable, Rubén Castro, falló un penalti después de que el meta Andrés fuera expulsado tras arrollar al propio Rubén en el área. El encuentro iba 0-2 y el larguero frustró a un Betis que ya estaba en inferioridad por la expulsión de Nono.
BETIS, 1 - OSASUNA, 2
Betis: Andersen; Juanfran (Jordi, m. 46), Paulao, Amaya, Nacho; Lolo Reyes, Nono, Salva Sevilla (Jorge Molina, m. 46); Leo Baptistao (Chuli, m. 75), Rubén Castro y Vadillo. No utilizados: Sara; Chica, Verdú y Juan Carlos.
Osasuna: Andrés Fernández; Marc Bertrán, Loties, Arribas, Damià; Silva, Lolo; Cejudo (Oier, m. 76), De Las Cuevas (Acuña, m. 58) , Roberto Torres; y Oriol Riera (Riesgo, m. 60). No utilizados: Joan Oriol, Flaño, Loé y José.
Goles: 0-1. M. 1. Roberto Torres, a centro de Marc Bertrán. 0-2. M. 56. Jordi, en propia puerta. 1-2. M. 80. Jorge Molina.
Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes. Expulsó por doble amonestación a Nono (m. 38) y a Andrés con roja directa (m. 59). Amonestó a De Las Cuevas, Lolo Reyes, Jordi, Amaya, Cejudo y Nacho.
Benito Villamarín. 33.776 espectadores.
En definitiva, el Betis es un puro despropósito. La acción de sustituir a Mel por Garrido no ha supuesto el más mínimo efecto positivo. Osasuna, más hecho, más tranquilo, solo sufrió en el tramo final, con el gol a la desesperada de Jorge Molina.
Con apenas un entrenamiento en sus piernas, Garrido le dio la titularidad a Leo Baptistao en busca de un revulsivo muy necesario para los andaluces. La ilusión en el estreno del brasileño se rompió muy pronto. Al minuto de juego, un centro de Marc Bertrán fue cómodamente rematado por Roberto Torres ante la ausencia de Juanfran, uno de tantos futbolistas que han llegado al Betis este verano con una aportación muy por debajo de lo esperado. El gol inoculó veneno al Betis, sin sangre futbolística en sus venas, hecho un manojo de nervios.
Solo la actividad de Baptistao insufló algo de vitalidad. El brasileño protagonizó los cuatro remates del equipo andaluz en la primera mitad, bien resueltos tres de ellos por el meta Andrés. Intentos que sonaron a desesperación, al lamento del recién llegado que intenta reivindicarse mientras el resto de sus compañeros muestran una y otra vez las carencias que han llevado al Betis, aún compitiendo en Europa, a una situación tan límite como la que vive. Osasuna jamás soñó con un partido tan plácido, pero sus propias limitaciones le impidieron rematar la faena. Fue De Las Cuevas el que pudo finiquitar el pleito con un remate que sacó como pudo Andersen. Acostumbrado a la autodestrucción, el joven centrocampista Nono se autoexpulsó poco antes del descanso. Algo hasta cierto punto lógico en un equipo que juega al fútbol con una ansiedad y unos nervios que descabalgan al más sensato.
Garrido se la jugó ordenando una defensa de tres y dos carrileros. Lo primero que hizo uno de sus recambios, Jordi, fue ganarse una amarilla tras derribar a Oriol. En la jugada siguiente, el propio Jordi hizo un claro penalti a Oriol que Teixeira no vio. En un minuto, el Betis pudo quedarse con nueve y con un penalti en contra. Lo tercero que hizo Jordi fue meterse un gol en propia puerta.
Osasuna se complicó la vida con la expulsión de Andrés, que le hizo penalti a Rubén Castro. El delantero canario es de lo más fiable que tiene el Betis, pero envió su lanzamiento al larguero. Un gol de Jorge Molina a falta de 10 minutos dio emoción al tramo final del choque, cuando los de Garrido sacaron orgullo para intentar buscar el empate. Fue un puro desorden, un arrebato de furia en busca del punto que salvara la dignidad. Ni eso logró este Betis de triste figura.
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