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Un punto amargo

El empate entre Elche y Sevilla no sacia las expectativas de dos equipos que rompieron sus respectivas dinámicas

Rafael Pineda
Iborra pelea con Boakye.
Iborra pelea con Boakye.Manuel Lorenzo (EFE)

Lo tuvo en la mano el Elche y se le escapó el triunfo cuando más cerca lo tenía. El Sevilla, demasiado conservador y triste, había tenido ocasiones para ganar y estuvo a punto de perder. Lo salvó el gol de Carriço después de que Bacca fallara tres ocasiones clamorosas. Los andaluces, no obstante, no mostraron el perfil de un equipo que aspira al cuarto puesto. Reservón y tímido, fue superado en muchas ocasiones por un Elche animoso, pero sin gol. No tuvo alma ganadora el Sevilla, tampoco el Elche, que venía de cuatro derrotas seguidas y se tuvo que conformar con un punto que, tal y como están las cosas, debe saborear con gusto. En el Sevilla lloverán palos por la actitud blanda de un equipo demasiado apocado, que solo reaccionó en los últimos 20 minutos. El empate, al final, frenó las dinámicas de los dos equipos: la perdedora del Elche y la ganadora del Sevilla.

Lo había avisado Emery en la previa. Para ganar en Elche lo más importante era mantener la puerta del Sevilla a cero. El mensaje se grabó a sangre y fuego en la mente de unos jugadores que no se desplegaron con la intensidad de la semana pasada ante el Getafe, donde los andaluces ofrecieron una auténtica exhibición en ataque. El Sevilla abordó el choque frente a un rival tocado con una mentalidad conservadora, demasiado pendiente de guardar su campo, negado a la hora de sorprender a un Elche necesitado.

Sin embargo, el equipo ilicitano no ofrece señales alarmantes. Está muy bien trabajado y contra el Sevilla mostró una intensidad muy alta. Gracias, en gran medida, a aportación de Javi Márquez y Rubén Pérez, que apenas dejaron maniobrar a Reyes y Rakitic. Al Elche le falta lo que a la mayoría de los equipos de Primera: calidad arriba. Su línea de mediapuntas es dinámica, pero sin gol, mientras que su único delantero puro, Boakye, ofrece buenos desmarques que en escasas ocasiones se transforman en ocasiones de gol.

ELCHE; 1-SEVILLA; 1

Elche: Toño; Damián, Lombán, Pelegrín, Albacar; Javi Márquez, Rubén Pérez; Carles Gil (Cristian Herrera, m. 78), Coro, Aarón (Fidel, m. 70) y Boakye (Rivera, m. 85). No utilizados: Marc; Cisma, Mantecón y Carlos Sánchez.  

Sevilla: Beto; Coke, Fazio, Carriço, Fernando Navarro; Iborra (Ganeiro, m. 65), M'bia (Pareja, m. 70); Reyes, Rakitic, Vitolo; y Bacca (Marin, m. 80). No utilizados: Varas; Alberto Moreno, Cristóforo y Trochowski.     

Goles: 1-0. M. 83. Cristian Herrera. 1-1. 88. Carriço.  

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Iborra, Pelegrín, Carriço, Carles Gil y Reyes.  

Martínez Valero. Unos 20.000 espectadores

El Sevilla estuvo demasiado contemplativo, esperando que el tanto cayera como fruta madura. Para ganar en estadios donde los rivales se juegan la vida es necesario arriesgar más, mantener la posesión de balón en zonas de riesgo para el contrincante y desplegar velocidad y desborde. Tímido y encorsetado, con M’bia e Iborra sin crear ni destruir, el Sevilla vivió de las fugaces apariciones de Rakitic. El croata jugó en esta ocasión de mediapunta y apenas rascó bola. Eso sí, sus pinceladas de calidad siempre aparecen. Un pase en largo a los 17 minutos sacudió el juego espeso de su equipo. Bacca no acertó a controlar. El capitán del Sevilla reapareció para participar en la mejor ocasión andaluza de la primera mitad. Robó el balón y combinó con Reyes, quien dibujó un buen pase al área. Bacca controló la pelota y regateó a Toño, pero el meta del Elche aguantó lo indecible para que el colombiano, en plena racha, lanzara fuera ya algo escorado. Fue el único destello de una primera parte para olvidar, donde el miedo del Elche y el conservadurismo del Sevilla generaron un partido demasiado espeso.

Un excelente golpeo de empeine puro de Javi Márquez y una ocasión fallada de forma increíble por Bacca animaron algo el ambiente y propiciaron que Emery se soltara. Quitó a Iborra, impreciso y al borde de la expulsión, para dar entrada a Gameiro. El Sevilla dio muestras, al fin, de que quería ganar el partido. El delantero francés asistió a su compañero Bacca, al que Pelegrín le sacó el balón bajo palos. El colombiano, en una noche para olvidar, erró su tercera clara ocasión. Cristian Herrera, en un gran remate de cabeza, le enseñó a Bacca los caminos del gol. El Sevilla, que había gozado de las mejores oportunidades, recibía un golpe que castigaba su tardía reacción. Le salvó un remate de Carriço a pase de Reyes, pero le queda un sabor amargo, puesto que pudo ganar y no lo hizo, sin ofrecer la imagen de un equipo ambicioso y grande.

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