El Valencia iguala la fe del Atlético
El conjunto de Pizzi supera un error de Guaita y empata en el descuento ante un grupo rojiblanco sostenido por Courtois
Feghouli, ese argelino tan tímido al que Mestalla trataba a gorrazos hace un par de semanas, se ha convertido en el nuevo héroe valencianista. Ha bastado que Pizzi se sentara en el banquillo para reconvertirlo. A él y a todos sus compañeros. El Valencia es otro, mucho más equipo, de lo que ha sido en los seis primeros meses. Y lo notó el Atlético, que creyó llevarse la victoria al aprovechar un error de Guaita, pero se topó con la insistencia valencianista y el gol en el descuento de Postiga. El portugués, por otra parte, había sido el peor del Valencia, sin una sola opción hasta ese postrer instante.
Los guantes habían marcado la cita. Afilados los de Courtois, imponente en la media docena de tiros de los atacantes valencianistas. Agrietados los de Guaita, en un mal despeje de puños tras un córner que pescó Raúl García. Mestalla acabó abucheando a su portero, que venía de fallar antes de acabar el año frente al Real Madrid. Pero el público se marchó satisfecho con su equipo por la intensidad y las ganas de ser verdaderamente alguien en el fútbol español. El Atlético quiso vivir de las rentas de su magnífico portero y de la seguridad de saber que, tarde o temprano, el marcador se pondría de su parte. Lo logró solo en parte.
VALENCIA, 1; ATLÉTICO, 1
Valencia: Guaita; João Pereira, Ricardo Costa, Mathieu, Guardado; Fede (Piatti, m. 77), Javi Fuego, Parejo, Míchel (Feghouli, m. 63), Bernat (Canales, m. 75); y Postiga. No utilizados: Diego Alves, Víctor Ruiz, Pabón y Alcácer.
Atlético: Courtois; Juanfran, Miranda, Alderweireld, Filipe Luis; Guilavogui (Arda, m. 60), Gabi; Raúl García, Koke (Tiago, m. 81); Adrián (Cebolla Rodríguez, m. 68) y Diego Costa. No utilizados: Aranzubia, Villa, Manquillo y Giménez.
Goles: 0-1. M. 74. Raúl García, de cabeza. 1-1. M. 92. Postiga.
Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Fede, Juanfran, Javi Fuego, Diego Costa y Parejo.
Unos 35.000 espectadores en el estadio de Mestalla.
El Atlético se protegió en su propio campo en la primera parte, los 11 jugadores, y esperó. El Atlético piensa que el tiempo está de su parte. Es un nuevo aliado tras las mil batallas conquistadas en los últimos años. El conjunto de Simeone pone a prueba los nervios de su rival, su capacidad para sobrevivir al error. El adversario de turno sabe que cualquier fallo que cometa se lo hará pagar caro. Fede, el chaval argentino ungido por Djukic, notó la presión sobre el cogote. Empezó a perder balones. Propio de la inmadurez, Fede combina acciones deliciosas con fallos mortales para sus compañeros. Como en la pérdida originaria de la contra que el Atlético estuvo esperando todo el primer periodo: Gabi lanzó a Adrián, este encontró el hueco y el disparo del hispano-brasileño, tras varios amagos dentro del área, chocó contra el cuerpo deslizante de Ricardo Costa.
Esa era la estampa del encuentro. El Valencia dominaba el duelo aparentemente. El Atlético disponía de las mejores opciones. Como el tiro elevado de Raúl García, desde escasos 10 metros, repelido por la manopla izquierda de Guaita. El portero valenciano creía resarcirse así tras su última aparición en Mestalla, cuando se tragó a finales del año pasado el gol de Jesé frente al Real Madrid, justo después de haber oído las protestas de Diego Alves por su suplencia ante el técnico interino Nico Estévez. Todavía no sabía que en la segunda parte le esperaba otro trago muy amargo.
Cualquier parecido de este Valencia con el de unas semanas atrás, cuando era dirigido por Djukic, es pura coincidencia. La escasez de calidad es la misma; la estructura del equipo, la claridad en la exposición y la entrega de los muchachos no tiene nada que ver. Cuando se habla de protagonismo, se trata de esto. Tratar de llevar la iniciativa y de imponer tu personalidad. Aunque sin la presencia de un delantero de entidad, es mucho más difícil. Ahora mismo Postiga no lo es. Un runrún recorrió Mestalla cuando el atacante portugués quiso rematar con la cara un centro de Guardado desde la izquierda.
En el Atlético, sin embargo, Diego Costa vale, como mínimo, por dos. Al grito de “¡Costa, cabrón no eres español!”, los hinchas más radicales de los diferentes estadios expresan por una parte su nula inteligencia y, por otra, el pánico que produce el delantero en todas las defensas de España. A pesar de que estuvo mucho mejor contenido por la zaga valencianista que hace unas semanas, en Liga en el Calderón. La velocidad y la contundencia de Mathieu dieron buena cuenta, aunque casi siempre recibió la ayuda de algún compañero.
Bernat, una bala de 20 años, es el jugador más desequilibrante del Valencia. Lo pudo confirmar Juanfran en el arranque del segundo tiempo. Cuando arranca en espacios cortos, es muy difícil frenarlo. Su disparo con la derecha probó por primera vez los guantes de Courtois. El Atlético se había hundido demasiado en su área y Simeone quiso estirarlo soltando lastre al retirar al mediocentro defensivo Guilavogui por el media punta Arda. Respondió Pizzi con la entrada de Feghouli, la sorpresa positiva hace tres días frente al Levante.
Descontento Simeone, la siguiente apuesta fue Cebolla Rodríguez, en busca de alguien que lograra desengrasar al Atlético. Lo consiguió en una arrancada que congregó a tres zagueros locales para derribarlo en la esquina del área. El Atlético coleccionó un gran número de córners a favor, consciente de que, a balón parado, es una autoridad. Sobre todo si cuenta con la colaboración del meta rival. Guaita pifió el despeje de puños en un error monumental, el balón le cayó muerto a la cabeza de Raúl García, que lo impulsó a gol. El árbitro, en un primer instante, lo anuló por fuera de juego, pero después rectificó al advertir que el cuero venía de la mano de Guaita.
Por contraste con el valencianista, el vuelo lateral de Courtois neutralizó el disparo a la escuadra de Canales. El portero belga marcó las diferencias, también en un tiro de Piatti tras una serie de diminutos regates de Feghouli, un prestidigitador con la pelota. Y en una acción inmediata, para desbordar y chocar otra vez contra la manopla de Courtois. La entrada de un inspirado Feghouli levantó del barro al Valencia. Y Postiga equilibró la eliminatoria hasta la próxima semana en el Calderón.
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