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Los ‘grandes’ reclaman los récords

Cancellara y Bekele asaltarán las plusmarcas de la hora y del maratón

Carlos Arribas
Cancellara y Bekele.
Cancellara y Bekele.P. JONG / J. Mochizuki (AP / CORDON)

Si a cualquier persona se le pregunta quién es Ondrej Sosenka, no duden que, a menos que sea un freaky del ciclismo, responderá con un: “¿cómorrr…? ¿Ondrej qué…?”. Una respuesta que evidentemente no sería la misma si se le preguntara por Fausto Coppi, Jacques Anquetil, Eddy Merckx o Miguel Indurain, nombres y apellidos que, al menos de oídas, de algo les sonarían a casi todos. Y, sin embargo, hay un rasgo común entre el desconocido Sosenka, que es checo, exciclista y tiene 38 años, y algunos de los nombres más legendarios de la historia del ciclismo: todos ellos han batido el récord de la hora, y Sosenka es el que más kilómetros ha recorrido en esos 60 minutos, 49,700, que se mantiene como récord desde el 19 de julio de 2005.

 A Wilson Kipsang se le conoce un poco más, y no solo los muy aficionados al atletismo, aunque solo sea porque su récord mundial de maratón (2h 3m 23s) es muy reciente, apenas ha cumplido tres meses, pero, evidentemente, el nombre del joven keniano es mucho menos conocido que los de Haile Gebrselassie o Kenenisa Bekele, los herederos de Abebe Bikila, los etíopes considerados casi unánimemente los mejores fondistas de la historia.

Bekele, plusmarquista mundial de los 10.000, contará con Gebrselassie de liebre

Esta especie de contradicción histórica, o al menos mitológica, y provocada por causas diferentes, de que los mejores no sean los recordman de las marcas más prestigiosas, debería cambiar tan pronto como en la próxima primavera, o al menos así lo han prometido unos cuantos.

Así, Fabian Cancellara, uno de los mejores clasicómanos y contrarrelojistas de la década (con permiso de Tony Martin y Bradley Wiggins), suizo de innegable prestigio ciclista, ha anunciado que está preparando el asalto al récord de la hora de Sosenka.

Así, desde los organizadores del maratón de Londres se ha empezado a correr la voz de que en la cita del próximo abril, Bekele, de 31 años y desde hace ocho poseedor del récord mundial de los 10.000 metros (unos imposibles 26m 17,53s) intentaría el asalto al récord de Kipsang y a la barrera de las 2h 3m contando como liebre con nada menos que su compatriota Gebrselassie, quien tiene ya 40 años, casi 41, pero no solo posee aún, y desde hace 15 años, la segunda mejor marca de los 10.000 (26m 22,75s), sino que fue durante cuatro años (entre 2007 y 2011) plusmarquista mundial de maratón y el primer atleta que bajó de 2h 4m. Eran los tiempos en los que el mejor predictor de la excelencia en el maratón lo constituía la marca de un atleta en los 10.000 metros, unos tiempos que se acabaron súbitos a comienzos de la década, cuando la pista dejó de ser rentable económicamente y centenares de jóvenes kenianos se lanzaron de entrada a convertirse en maratonianos, una profesión reservada antaño solo a los veteranos que habían perdido la velocidad que les impedía imponerse en los 10.000 metros en los estadios.

Indurain rueda en Burdeos, en 1994, para batir el récord de la hora.
Indurain rueda en Burdeos, en 1994, para batir el récord de la hora.Ricardo Gutiérrez

Esa mentalidad la mantiene aún el propio Gebrselassie, quien cuando se enteró de que también correrá el próximo maratón de Londres en británico Mo Farah, doble campeón mundial y olímpico de 5.000 y 10.000 metros, casi se indigna. “Una persona que es capaz de correr los 1.500 metros en 3m 28s, como Farah ha hecho”, dijo Gebre, “tiene aún mucho que decir en la pista. No tiene sentido que se pase al maratón”.

El de Londres será el primer maratón que correrá Bekele, lo que le descalificaría de entrada para batir el récord del mundo, una proeza que nadie ha logrado en su debut, ni siquiera Gebrselassie, que solo lo logró a su séptimo intento y no en Londres, donde debutó en la distancia en 2002, a los 29 años, con una marca de 2h 6m 35s, sino cinco años más tarde y en Berlín. Lo más largo que ha corrido hasta ahora Bekele es una media maratón. Fue en la lluviosa Inglaterra en septiembre pasado y se impuso a Farah y Gebrselassie justamente.

Las causas de la rotura de la cadena histórica del récord de la hora hay que buscarlas más que en razones económico-sociológicas en la política de la Federación Internacional de Ciclismo, la UCI, que el año 2000 intentó poner freno a lo que consideraba excesiva intrusión de la revolución tecnológica y los avances en los estudios aerodinámicos en lo que consideraba que debía ser la prueba pura del valor absoluto de un ciclista. “El récord de la hora solo puede intentarse si el equipamiento utilizado es aceptado previamente por la UCI y debe ser similar al que utilizó Merckx en 1972”, estableció la UCI en sus reglamentos en 2000, borrando de un plumazo 15 años de historia y evolución.

Ningún atleta ha sido capaz de batir el récord del maratón en su debut en la prueba

En 2000 se fijó como récord de la hora los 49,431 kilómetros alcanzados por Merckx en el velódromo de México en 1972, mientras que las marcas que los superaron, desde los 50,808 kilómetros de Francesco Moser en 1984 hasta los 56,375 kilómetros de Chris Boardman en 1996, sin olvidar los 53,040 kilómetros de Indurain en 1994 o los 55,291 kilómetros de Tony Rominger el mismo año, marcas conseguidas con bicicletas cada vez más revolucionarias y con posiciones sobre ellas casi imposibles, como la conocida como Superman usada por Boardman, pasaban a ser consideradas no récords, sino mejores marcas.

Tal retroceso reglamentario, la obligación de batir el récord con una bici como las de toda la vida, sin siquiera cuernos de cabra ni mucho menos acoples para los brazos, tuvo como efecto que ninguno de los grandes fabricantes ciclistas, ni ninguno de los grandes ciclistas del momento, ni Armstrong, ni Wiggins, ni Ullrich, encontrara interés en intentar batir una marca que olía a prehistoria. Solo ciclistas desconocidos, como Sosenka, Liese, Hutchinson o Nuttli, exceptuando a Boardman, quien por orgullo lo batió, atacaron el récord de Merckx, una marca que aún no ha superado la barrera de los 50 kilómetros, objetivo mínimo de Cancellara, quien, con los ingenieros del fabricante Trek y el entrenamiento de Luca Guercilena, un técnico que mamó la fisiología del récord de la hora de su amigo Aldo Sassi, uno de los que con Francesco Conconi y Michele Ferrari preparó el récord de Moser en 1984, ya hasta habla de fechas y lugares para un intento que debería devolver a la hora el prestigio perdido.

La fecha debería ser a finales de abril, después de la París-Roubaix, el primer objetivo del año para el suizo; el lugar ideal sería el velódromo mexicano de Aguascalientes, altitud 1.800 metros, con una pista de madera de 250 metros y una cubierta de lona que se puede hinchar con aire a presión regulable, con lo que siempre se favorecería la penetración aerodinámica, que no es el mejor dato (su superficie frontal es muy superior a la de Wiggins y Martin) del fabuloso suizo.

“Pero no olvidemos una cosa”, advierte Guercilena. “Rodar a 50 por hora en un velódromo con bici tradicional es más difícil que hacerlo a 52 en una carretera con una cabra. Con los mismos vatios se va un 15% más lento”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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