El once ‘inabordable’ del Atlético

“El equipo está jugando muy bien”, zanja con rotundidad Diego Pablo Simeone cuando se le sugiere que interprete por qué solo Villa, de todos los fichajes que han llegado bajo su dirección, se ha hecho con un puesto en el equipo. Maneja Simeone un once inabordable para los refuerzos que han ido llegando. Él mismo, en alguna ocasión en la que ha hecho repaso de todo aquello que ha llevado al Atlético a ganar una Liga Europa, una Supercopa europea, una Copa y a asentarse en la zona alta de la tabla, se ha remitido a las primeras alineaciones que confeccionó nada más llegar y a la idea de juego. El equipo que presente hoy ante el Valencia (21.00, Canal +) dista muy poco del que alineó, a su llegada, en su primer partido en Málaga (0-0) o en su primer partido en el Calderón ante el Villarreal (3-0). De aquellos dos primeros grupos que formó se han marchado Diego y Falcao y los recambios los encontró el técnico argentino en lo que ya tenía, Koke, y en Villa. Al bajón de Adrián respondió Diego Costa hasta convertirse en lo que es hoy. Tiago ha logrado competir de igual a igual con Mario Suárez para escoltar a Gabi. Y Raúl García se ha convertido en el jugador número 12.

Salvo el caso de Villa, ninguno de los otros refuerzos, y han llegado en todas las líneas, ha conseguido colgarse el cartel de titular. En estos casi dos años ha llegado un portero (Aranzubía), laterales (Insúa y Cisma), centrales (Cata Díaz, Demichelis, Giménez, Alderweireld), centrocampistas de contención (Guilavogui) y creación (Emre), jugadores de banda (Cebolla Rodríguez) y delanteros (Baptistao). También han subido canteranos, Manquillo y Óliver, que igualmente se han topado con el alto rendimiento de los titulares. “Es muy difícil entrar en este equipo”, dicen en el Cerro del Espino.

Cuando el grupo está fuerte, compite y nadie deja buscar un lugar" Simeone

Jornada tras jornada, los suplentes chocan con una realidad que les lleva a pensar en que solo jugarán partidos importantes de inicio por lesiones, sanciones o por alguna rotación con la que su técnico busque dar algún descanso. Con todo, la competencia ha aumentado, aunque sea para entrar en las convocatorias. La temporada pasada era habitual, al término del último entrenamiento, que Simeone se quedara unos minutos explicando a Cisma y Pulido por qué, semana tras semana, eran ellos los descartados. Uno de los primeros avisos que el entrenador dio a sus jugadores menos habituales es que se tenían que acostumbrar “a pasar de jugar a la grada”. “En estos últimos partidos [Zenit, Sant Andreu, Oporto] lo que más contento me ha puesto son los recambios que pedían minutos a gritos. El equipo ha respondido muy bien, eso es bueno para el grupo porque así se forma un conjunto. Cuando el grupo está fuerte, quiere competir y ninguno deja de buscar un lugar en el once, por eso hemos podido rotar y ser competitivos”, explica el técnico.

Aquel bloque inicial se ha hecho solido desde su configuración y una idea de juego que ha ido creciendo y perfeccionándose. Simeone empezó construyendo el equipo desde atrás y el resultado ahora mismo es que el Atlético es el equipo menos goleado de la Liga (nueve tantos, un partido menos que el Barça) y de la Champions. Desde el 6 de octubre, el Atlético no encaja un gol en su estadio y durante este curso solo el Almería (4-2) ha sido capaz de hacerle más de un gol a Courtois. También ha progresado en ataque, más fluido y eficaz en el área con 40 goles, a seis del Madrid y a cuatro del Barça.