El gol no entiende de números
Oier entrega la victoria a Osasuna (0-1), que jugó sin un nueve en ataque, y ahoga a un Valladolid sin recursos
Un gol inesperado conseguido por un goleador inusual, -el artillero en cuestión solo lleva dos goles en Primera en cuatro temporadas-, para lograr una victoria sabrosa. Oier y Osasuna, los dos agraciados en la caza del gol, se llevaron los tres puntos de un gélido Zorrilla que dejó más helado si cabe al Valladolid, incapaz de despertar en medio de Polo Norte y que empieza a tirar al Polo Sur de la Liga, allí donde vive el calor que no consuela.
Lo consiguieron los navarros gracias al tanto de un defensa poco dado al arte de la definición. Jugar sin un nueve claro es una estrategia atrevida. Más que por la ausencia de una referencia fija, por la necesaria asociación que provoca en los revoloteadores de la zona. Se ha de repartir el trabajo entre varios jugadores, para que así, nunca sea el mismo quien lo ejecute y resulte más complicado adivinar los movimientos. Esa es la teoría, la parte que muestra la pizarra, aunque después sea la hierba la que hable con un tono más elevado. Osasuna salió sin nueve porque no lo tenía, no porque quisiera utilizar una figura fantasma que volviera majara a la defensa del Valladolid. Con Oriol Riera sancionado, pocas posibilidades más tienen los navarros en ataque. Es difícil mantener el tipo cuando se te atraviesa el gol, y mucho más jugártelo cuando las cosas se tuercen. Por no hablar de que el gol poco entiende de números y eufemismos.
Valladolid, 0 - Osasuna, 1
Valladolid: Mariño; Alcatraz, Rueda, Marc Valiente, Peña; Sastre, Álvaro Rubio; Ebert, Larsson (Osorio, m. 56), Bergdich (Rama, m. 56); Javi Guerra (Manucho, m. 82). No utilizados: Jaime, Omar, Rukavina, Baraja.
Osasuna: Andrés Fernández; Marc Bertrán, Lotiès, Arribas, Damià; Lolo, Puñal; Cejudo (Manu Omwu, m. 85), Armenteros, Roberto Torres (Oier, m. 67), De las Cuevas (Raoul Loe, m. 88). No utilizados: Riesgo, José García, Flaño, Nuñez, Raoul Loe.
Gol: 0-1. M. 83. Oier remata de cabeza un centro de Lolo.
Árbitro: Fernández Borbalán. Amonestó a Álvaro Rubio, Roberto Torres, Ebert, Puñal, Armenteros, Manucho, Andrés Fernández, Rama,
Unos 15.000 espectadores en Zorrilla.
Por eso intentó Javi Gracia que entre tres jugadores consiguieran lo que habitualmente ha de trabajarse solo uno. Armenteros, Roberto Torres y De las Cuevas formaron el triángulo de ataque. Del tercero apenas hubo noticias, si acaso algún grito al vacío en la segunda parte. Los dos primeros dejaron verse en algún momento. Pero con solo dos tercios de gol, no se consigue un gol.
El Valladolid, por el contrario, dispone de un delantero centro al uso como Javi Guerra, aunque le falten ayudantes alrededor. Solo Ebert, capaz de generar peligro por sí mismo, se suma al ataque con intención de finalizar la jugada. Ni Bergdich ni Larsson asoman todo lo que deberían. Así que en esas, el juego de los pucelanos se vuelve previsible, pues siempre ha de acabar de la misma manera. Movían el balón los locales de un lado para el otro, con mucho pase perdido y recuperación por el camino, señal de que las ideas van por delante de su ejecución, cuando debería ser al revés.
Dos remates de Cejudo y Damiá bien repelidos por Mariño fueron el bagaje ofensivo de Osasuna en la primera mitad. Gracias a dos jugadas hilvanadas por bajo, -ahí residió otra de las contraindicaciones de la ausencia de Riera-, los navarros trataron de roer la ordenada defensa del Valladolid. El equipo de Juan Ignacio Martínez tiene intención de jugar el balón, con velocidad, sin necesidad de recrearse demasiado en su traslado, aunque todavía no le ha conseguido encontrar la mejor manera de llevarlo a cabo.
Intentaron los locales entrar por la banda izquierda, donde Marc Bertrán tuvo más trabajo del habitual, precisamente por la falta de un apoyo en la marca. Con Puñal en el centro del campo en lugar de Raoul Loe, Javi Gracia adoptó el control del balón como la mejor manera de evitar cualquier susto, aunque ello conllevase una notable pérdida de velocidad a la hora de abordar el ataque.
Con el paso del tiempo el empate parecía un mal menor para Osasuna y un nuevo engorro para el Valladolid, que solo ha conseguido una victoria como local hasta el momento. Javi Guerra tuvo dos ocasiones para batir a Andrés, pero el portero murciano aguantó bien el mano a mano con el delantero el la primera y vio como el remate desviado de la segunda ocasión a la salida de un córner se perdía por encima del larguero. Pero como el gol es algo que no responde a ningún interés concreto, Oier, que había entrado en lugar de Roberto Torres, cabeceó a la red un centro desde la izquierda de Lolo. Porque sí, porque no es necesario tejer una red de tres para que al final el balón entre en la portería. Así encontró Osasuna el gol cuando parecía haberlo dado por perdido. Y el Valladolid, que lo persiguió con algo más de insistencia, se quedó con las ganas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.