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Nadal embarranca ante Ferrer

El alicantino gana 6-3 y 7-5 al mallorquín en semifinales, con lo que cierra una racha de nueve derrotas consecutivas Djokovic, que venció a Federer (4-6, 6-3 y 6-2) será el rival en la final de París

Juan José Mateo
Ferrer devuelve una bola ante Nadal.
Ferrer devuelve una bola ante Nadal.KENZO TRIBOUILLARD (AFP)

Es David Ferrer tocando el cielo y Rafael Nadal pisando la tierra con pies de plomo, un punto lento y abandonado por la magia que suele distinguirle hasta que rompe el saque del alicantino cuando este saca por primera vez por el duelo. Ese momento de inspiración, sin embargo, no impresiona al número tres mundial, que inmediatamente recupera la rotura y se lleva el partido frente al número uno. En las semifinales del Masters 1000 de París, el alicantino se impone 6-3 y 7-5 al mallorquín, cierra una racha de nueve derrotas consecutivas frente al campeón de 13 grandes (no le ganaba desde el Abierto de Australia 2011) y se cita en el partido decisivo (hoy, 15.00, Teledeporte) con el serbio Novak Djokovic, que remontó 4-6, 6-3 y 6-2 ante un mejorado Roger Federer. Con la derrota, Nadal se marcha a la Copa de Maestros, donde se decidirá desde el lunes si él o Nole terminan el curso en el trono, salvo que el serbio ceda la final parisina contra Ferrer, lo que coronaría definitivamente al mallorquín.

Al alicantino, que por cuarta vez en su carrera derrotó a un número uno reinante (antes cedieron Agassi, Djokovic y el propio Nadal), siempre se le ha estereotipado como un especialista en tierra batida, cuando en realidad lo es en cemento. Sus mejores resultados le han llegado en pista rápida, y últimamente también bajo techo. En esas condiciones llegó a la final de la Copa de Maestros 2007. Así ganó su primer y hasta ahora único Masters 1000 (París-Bercy 2012). Y con esos condicionantes suma tres títulos en esta superficie, por uno de Nadal. Frente a los pesos pesados del circuito, al alicantino siempre le han faltado un gramo de fuerza en los tiros definitivos y unos kilómetros de velocidad en los saques. Armas con las que desbordar. La pista rápida indoor le da justo eso: el cemento premia su derecha invertida, que laceró una y otra vez el revés de Nadal, y le da un extra en el servicio que le permite no perder la iniciativa. Eso le permite aprovechar su comprensión de los límites de la pista, que explota con una endiablada mezcla de pelotas cortas y profundas, anguladas o no, que acaban por marear a la mayoría de contrarios.

Ante Rafa tengo que dar siempre lo mejor de mí, y esta vez me ha ido todo de cara" David Ferrer

Nadal, claro, no está entre esa mayoría. Que el mallorquín saliera derrotado del duelo se entiende más desde sus borrones que desde el buen partido de su contrario. Hasta seis bolas de break desaprovechó el número uno del mundo, algunas en posiciones francamente favorables. El campeón de 13 grandes, que desperdició un 0-40 en el inicio del segundo set, abusó del revés cortado. Ese golpe, destinado a romper el ritmo, sirvió en bandeja a Ferrer su combinación preferida. Rodeando la lenta pelota del mallorquín, el alicantino tuvo piernas para evitar responder con el revés y golpear en su lugar su afamada derecha invertida, uno de los tiros que más teme Nadal. El mallorquín acabó golpeando muchos más reveses de los que suele (55% de los intercambios, por el 24% que tocó en el partido anterior, con Gasquet) y no pudo escribir el guion del encuentro con su derecha. El duelo fue un compendio de las virtudes que han llevado al número tres hasta el podio de su deporte: pegando siempre en el aire, sin apenas tocar el suelo (mide 1,75m), el alicantino maximizó sus recursos (la derecha) y minimizó sus defectos (ese revés paralelo tan poco fiable que a veces es inexistente, aunque ante Nadal le salvó de una rotura). “Ante Rafa tengo que dar siempre lo mejor de mí, y esta vez me ha ido todo de cara”, dijo al acabar el partido.

Así, Ferrer se disparó hasta el set y el break de ventaja, e incluso soñó con la doble rotura (3-6, 2-4 y 0-30). Fue un campeón dispuesto a defender hasta el último suspiro su título. No le descompuso ni la reacción postrera de Nadal, que rompió en el momento supremo (5-5, Ferrer sacaba por el duelo) para perder inmediatamente el servicio, el resumen de su gris ejercicio. “Fue un golpe duro, ante Rafa no puedes perdonar, pero he intentado borrar rápido de mi cabeza ese juego y seguir concentrado”, aseguró el ganador. A Ferrer le espera ahora Nole, que le domina 10-5 en el cara a cara y es el claro favorito. Todo un reto. Sin embargo, derrotado Nadal, su bestia negra, nada es imposible.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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