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Ni el techo protege a Federer

El suizo, mejorado en las pistas indoor sobre las que alzó sus primeros títulos, pierde la final de Basilea con Del Potro ● Ferrer cae en la de Valencia con Youzhny

J. J. MATEO
Federer, durante la final.
Federer, durante la final. FABRICE COFFRINI (AFP)

Ni el techo protege ya a Roger Federer. El suizo, que solo ha ganado un título en 2013 (Halle), llegó hasta la final de Basilea a trancas y barrancas, protegido por un escudo. Él, quizás el jugador más plural de todos los tiempos, había vuelto a acunarse en las pistas indoor, esas en las que el viento no le susurra malos consejos y el sol no le castiga las piernas, aquellas que vieron sus primeros éxitos, sus cinco primeras finales y tres de sus primeros cinco títulos. El trofeo era un imperativo para el campeón de 17 grandes. Aseguraba su presencia en la Copa de Maestros. Le ponía de nuevo en órbita de cara al torneo final de temporada (desde el 4 de noviembre; lo ha ganado seis veces). Prolongaba su leyenda de tipo casi indestructible en la gira bajo techo con la que se cierra la temporada. Juan Martín del Potro se lo negó todo a golpetazos: 7-6, 2-6 y 6-4.

Youzhny celebra el título en Valencia.
Youzhny celebra el título en Valencia.Manuel Bruque (EFE)

El techo, en cualquier caso, permitió ver a un Federer muy mejorado con respecto al resto de una temporada en la que no ha disputado finales en los grandes por primera vez desde 2002. Sin la movilidad de los viejos buenos tiempos, el suizo, de 32 años, jugó con ambición, punzante y eléctrico en la propuesta, dispuesto a llevar el partido a su terreno. Fue un Federer creativo, que frente a las limitaciones de su movilidad lateral contrapuso una chistera rebosante de trucos y recursos. A Delpo, temible gigante que se está colocando en una posición ideal para asaltar 2014 como candidato a los grandes títulos, le ofreció un panorama constantemente cambiante. Derechazos fulgurantes. Dejadas inesperadas. Restos cortados. Federer intentó llevar el partido a la media pista, porque sabe que el argentino no es especialista en sutilezas. Ahí, como casi siempre que le toca doblar el espinazo, sufrió el número cinco, que acabó imponiéndose porque al suizo le cuesta un mundo mantener la línea, la constancia ya no es una de sus características.

Aun así, Federer mereció más. Ganó el mismo número de puntos que el vencedor (96). Logró un break más (tres contra dos). Tuvo el mérito de romperle el servicio al luego campeón cuando este sirvió por la primera manga. Peleó siempre, orgulloso, incluso cuando ya se le iba el partido.

No fue eso lo que ocurrió en Valencia. Allí, magnífico de inicio a fin, dominó el ruso Youzhny, que se sobrepuso a un 1-4 en contra en la segunda manga para negarle a David Ferrer el título en el torneo del que es propietario (6-3 y 7-5). El alicantino, en consecuencia, no pudo defender los 500 puntos sumados el año pasado. Ahora afrontará los 1000 que logró en 2012 como ganador del Masters 1000 de París-Bercy, que comienza este lunes con Rafael Nadal y Novak Djokovic entre los candidatos. El horizonte del número tres mundial es de los que quitan el hipo: juega en 2013, pero sus resultados de los dos próximos torneos, donde defiende 1.400 puntos, marcarán mucho su ánimo y su ránking en el inicio de 2014.

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Sobre la firma

J. J. MATEO
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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