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LIGA EUROPA | SEVILLA, 2-FRIBURGO, 0

Rakitic deshace el embrollo

La clase del croata despeja el camino de un atascado Sevilla ante el Friburgo (2-0)

Rafael Pineda
Perotti celebra su gol de penalti al Friburgo en el Sánchez Pizjuán.
Perotti celebra su gol de penalti al Friburgo en el Sánchez Pizjuán.PACO PUENTES (EFE)

El Sevilla solo ve a través de los ojos de Rakitic. Un magistral pase del centrocampista croata, en plenitud, que acabó en penalti sobre Bacca, fulminó la resistencia del Friburgo, un equipo que vino a Sevilla sin sus mejores hombres y a defenderse como único argumento, dejando bien claro que la Liga Europa le importa más bien poco. Ese ramalazo de fútbol, una delicia, le sirvió al Sevilla para sumar su segundo triunfo en la fase de grupos y para demostrar, de paso, que fue un oasis en el juego de un equipo que no carbura. Todo se gestó en ese pase de Rakitic, que finalizó en penalti, expulsión del central Diagné y gol de Perotti. El resto invita más a la reflexión, como la suplencia de Marin y sus extraños movimientos en el campo, donde sus pases jamás encuentran al compañero. El crecimiento, no obstante, será más fiable con victorias, que deben de ir forjando cualquier proyecto, incluido el de este Sevilla líder de su grupo a pesar de las dudas que sigue ofreciendo su juego.

SEVILLA, 2-FRIBURGO, 0

Sevilla: Varas; Coke, Cala, Pareja, Alberto Moreno; Iborra, Rakitic (Cristóforo, m. 88); Jairo, Trochowski (Marin, m. 55), Perotti (Rabello, m. 76); y Bacca. No utilizados: Beto; Diogo, Fazio y Gameiro.

Friburgo: Baumann; Sorg, Diagné, Ginter, Günter; Klaus (Freis, m. 68), Fernandes, Höfler, Coquelin (Kerk, m. 60); Albutat (Mehmedi, m. 60) y Hanke. No utilizados: Schwolow; Schraml, Höhn y Stanko.

Goles: 1-0. M. 63. Perotti, de penalti cometido sobre Bacca. 2-0. M. 91. Bacca, a puerta vacía y a pase de Jairo.

Árbitro: Vladislav Bezborodov. Expulsó con roja directa a Diagné (m. 62). Amonestó a Iborra, Diagné y a Perotti.

Ramón Sánchez Pizjuán. Unos 17.000 espectadores.

Había sido en Europa donde el Sevilla había ofrecido lo más granado de su, hasta ahora, escaso repertorio. Vivió el conjunto andaluz dos eliminatorias previas donde mostró una enorme superioridad ante rivales de un perfil pequeño, pero fue un equipo vivo, rápido, de buen toque, muy bien conducido por Rakitic y Marin. Las buenas sensaciones se extendieron al primer encuentro de la fase de grupos, en Estoril, donde el Sevilla ganó y siguió alimentando su buena trayectoria continental. Cuando parecía que en la Liga Europa el Sevilla ofrecía su mejor cara, el equipo de Emery se atascó de forma inesperada ante el Friburgo. El conjunto alemán, si bien tiene el valor de haber sido el único equipo capaz de detener al Bayern de Guardiola, con el que empató a uno en la Bundesliga, llegó a Nervión penúltimo de su Liga y sin muchas ganas de pelea. Si acaso, un poco de orden y una buena colocación en el campo. Lo mínimo para ser competitivo. Muy poco para que el Sevilla se fundiera con un fútbol espeso y llegara, por momentos, a desesperar con un juego plano y muy lento. Emery quería la posesión de balón como argumento básico para el triunfo, pero una cosa es tener la pelota y otra ser un equipo capaz de generar peligro con ella. Con Marin en el banquillo, Rakitic volvió a gozar de toda la libertad del mundo para organizar el juego del Sevilla, un equipo roto, sin ligazón ni desborde, que apenas encontró un resquicio para superar al Friburgo. Solo en algún pelotazo de Rakitic creó problemas el conjunto andaluz, con las líneas demasiado separadas, sin un plan ante un argumento tan básico como presentó el Friburgo. El balón se movía entre los centrales Cala y Parejo para acabar perdido en un pase mal medido o en una eterna conducción de los tres mediapuntas con los que Emery siempre puebla su once. Especialmente fallón estuvo Perotti en su regreso.

Falto de imaginación y sin velocidad, el Sevilla nada más creó peligro a los 20 minutos, cuando Jairo se hizo con el balón en el área. Su disparo, cruzado, fue bien rechazado por Baumann, portero internacional sub 21 de Alemania. El público, gélido hasta el momento, estalló en una sonora pita al descanso. El fútbol, sin velocidad ni desborde, casi nunca tiene sentido. El Friburgo, que se dejó en Alemania a sus dos mejores jugadores acuciado por su crisis en la Liga, estaba más que contento con el empate.

El ritmo plano del partido lo rompió el pase al hueco de Rakitic. Cuando más asentado estaba el Friburgo llegó la jugada que cambió el sino de un partido gris. Rakitic es el alma del Sevilla, que cerró el encuentro con un gol de Bacca en el descuento.

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