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Koke desata al Atlético

El canterano asiste en los dos goles de una trabajada victoria ante el Valladolid, que mantiene a los rojiblancos colíderes

Ladislao J. Moñino
Koke trata de irse de Rukavina.
Koke trata de irse de Rukavina. DANI POZO (AFP)

El Atlético sigue desatado y muy agarrado a todo lo que es capaz de producir Koke, autor de los dos pases que certificaron una victoria trabajada. Pasan los encuentros y la figura del centrocampista canterano ha ido creciendo en la misma medida que se ha sacado la timidez de encima. Cada encuentro es una oportunidad de comprobar una progresión que ha desembocado en un futbolista cada vez más completo. Cuando Simeone empezó a darle minutos al poco de llegar, Koke era todo trabajo. Después empezó a soltarse con su golpeo en las jugadas a balón parado y ahora roba, sigue enguantando la pelota en las jugadas de laboratorio y arma juego como el que más.

La victoria del Atlético fue de esas que dice Simeone que representan el esfuerzo de más que tienen que hacer los suyos para ganar con respecto al Barcelona o al Real Madrid. Su equipo tiene que tramitar los partidos con el piloto automático de la competitividad puesto y no quitarlo. Con eso de inicio le tiene que dar, como mínimo, para cualquier tipo de batalla que le planteen mientras espera la llegada del gol. No cambia sus registros, aunque rote Arda, el futbolista que le pone luz y cintura a su juego en los últimos metros. Aunque descanse Juanfran y entre Manquillo, sobrio durante toda la noche y salvador de un remate de Osorio con Courtois vencido. La imagen de ese tanto salvado también es reflejo de lo que es este equipo. Evitó el tanto Manquillo, pero debajo de los palos también estaban Miranda y Godín por si acaso.

VALLADOLID, 0; ATLÉTICO, 2

Valladolid: Mariño; Rukavina, J. Rueda, Peña, Bergdich; L. Sastre, Rossi; Ebert (Alcatraz, m. 82), Rama, Omar (Osorio, m. 60); y Javi Guerra (Manucho, m. 74). No utilizados: Jaime; Heinz, Vadillo, Baraja y Óscar.

Atlético: Courtois; Manquillo, Miranda, Godín, Filipe Luis; Raúl García (C. Rodríguez, m. 74), Mario Suárez, Gabi, Koke (Baptistao, m. 84); Diego Costa y Villa (Arda, m. 57). No utilizados: Bono; Alderweireld, Juanfran y Tiago.

Goles: 0-1. M. 55. Raúl García. 0-2. M. 72. Diego Costa.

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Sastre, Mario Suárez, Rossi y Gabi.

Unos 20.000 espectadores en el Estadio de Zorrilla.

Le planteó el Valladolid al Atlético un partido muy de su entrenador, duro metro por metros, con pocos espacios y siempre con la suficiente vista como para no dejar huecos atrás. Lo resolvieron los rojiblancos en un segundo tiempo que denotó esa ambición por ganar. Se arrancaron con un primer cuarto de hora eléctrico tras la reanudación que sonó a golpe de autoridad, a equipo que no se conforma ya con los empates porque se sabe superior desde su propuesta. Dio la sensación de tener una marcha más preparada para matar el partido y la exhibió para hacer desaparecer todos los problemas que le había planteado el Valladolid en el primer tiempo. Encajonó a los locales y empezó un acoso sin tregua que culminó con el gol de Raúl García tras un rechazo procedente de un córner. Sin dejarla caer, Koke puso un globo con el interior y Raúl García le dio continuidad con otra parábola con la cabeza que se fue a colar por la escuadra más alejada de Diego Mariño. Poco antes, el propio Raúl García ya le había exigido al meta local con un cabezazo convincente. Está el centrocampista navarro de dulce, aprovechando cada oportunidad que le conceden. A él se le pide trabajo, juego aéreo en el medio del campo y en el área contraria. En cada partido que ha disputado en lo que va de curso ha sido fundamental por esa decisión con la aparece desde la segunda línea. Lo fue contra el Rayo, contra el Almería y también anoche. Su tanto fue el colofón a ese cambio de velocidad y agresividad arriba que experimentó el Atlético en el segundo tiempo.

Tuvo que emplear dos velocidades distintas. En el primer tiempo el Valladolid no le concedió una sola contra. Le cerró todos atajos que suele emplear manteniendo a veces hasta seis futbolistas sin contribuir a algunos ataques para no desabrigarse. Solo concedió una ocasión en ese primer periodo y fue, como no, en una jugada a balón parado que acabó estrellándose en el larguero tras el envenenado saque de Koke y el intento de despejar por parte de Rueda.

No dudó el Atlético en irse a por el partido tras el descanso. Puso esa marcha más en la intensidad y el Valladolid fue incapaz de seguirle el paso. Empezó a sufrir contras que le caían en cada pérdida de pelota. Se quedó bloqueado el equipo de JIM, superado por un vendaval de juego durante 15 minutos explosivos. Ya estaba calentando Arda, pero no hizo falta su entrada para resolver el choque. El gol de Raúl García concretó un dominio ambicioso, tan vertical como intenso. Diego Costa empezó a hacer daño con sus desmarques. Antes de sentenciar el partido, tuvo una ocasión clara tras robar el mismo una pelota en la frontal del área en un mal saque de Mariño. Antes de definir ejecutó ese recorte, que a veces le sobra y definió sin levantar la cabeza, un defecto que empieza a perseguirle en varias ocasiones claras que ha tenido ya en lo que va de temporada. Eso sí, no perdonó en la siguiente que tuvo. Koke le metió un balón corrido, y a la carrera, ahora sí con más tiempo para observar a Mariño, le superó por bajo. De nuevo un contragolpe y antes una jugada hija del balón parado le dieron el quinto triunfo al Atlético, que sigue desatado con el estilo de juego más definido y más distinto que se pasea por la Liga.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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