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BALONCESTO | EUROBASKET
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Otro suspenso en definición

Marc Gasol lucha por el balón con Bourousis.
Marc Gasol lucha por el balón con Bourousis.Petr David Josek (AP)

Como ocurrió ante Eslovenia, España suspendió la vital asignatura de resolver un encuentro igualado jugando un último cuarto muy deficiente, sobre todo en tareas defensivas. Frente a los anfitriones encajó 26 puntos en esos decisivos diez últimos minutos y ante los siempre competitivos griegos 27. En el baloncesto actual, dos montañas de puntos. Y esto es pecado mortal, sobre todo cuando la carretera se empina según va avanzando el campeonato. Estos desplomes defensivos de la estadísticamente mejor defensa del campeonato pueden explicarse en parte por cuestiones energéticas.

Para ser competitiva contra equipos de enjundia, España necesita mostrar una enorme movilidad y agresividad que puede terminar pasando factura a un equipo al que no le sobra físico, sino más bien lo contrario. Esta circunstancia se agrava para algunos jugadores. En los partidos mayores tiene una rotación excesivamente corta en lo que se refiere a sus dos hombres más importantes, Marc y Rudy. Ambos jugaron un gran partido, pero en los últimos minutos no tuvieron incidencia, lo que puede apuntar a que llegan al final con la gasolina algo justa.

En el caso de Marc y visto el desaguisado que se formó cuando tuvo que abandonar la cancha con la tercera falta en el primer cuarto (la decisión, aparentemente consensuada por jugador y entrenador, de mantenerle en pista al cometer la segunda, terminó siendo un riesgo que pasó factura) hizo recomendable no sacarle del partido casi ni un solo instante durante toda la segunda parte. Entre mandobles que le daban, con especial cariño Kavvadas, y el lógico desgaste por tanto minuto seguido, llegado el momento cumbre, no pudo marcar diferencias. Con Rudy pasó algo parecido, sus cortas ausencias pesaron mucho, agravadas porque ninguno de los cuatro bases estuvo fino, lo que le obligó a un esfuerzo extra para mantener al equipo a flote.

Entre mandobles que le daban y el lógico desgaste por tanto minuto seguido, llegado el momento cumbre, Marc no pudo marcar diferencias

Tampoco en lo relacionado puramente con el juego España estuvo a la altura en esos decisivos minutos. La toma de decisiones no fue la correcta en unas cuantas ocasiones, se perdieron demasiados balones, la jerarquía, cuando a Marc no le dejan ni respirar no parece clara y los problemas defensivos terminaron sembrando la imprecisión ofensiva. O igual fue al contrario. El caso es que el último cuarto, que comenzamos con ventaja, se convirtió en un cruce de caminos. El equipo español, cada vez más nervioso e impreciso, echando de menos la consistencia que le había dado Claver y sufriendo el desacierto de sus tiradores. El griego, siempre dirigido por el maestro Spanoulis aunque terminasen la faena secundarios como Bramos o Kaimakoglou, creciéndose y sabiendo en todo momento el qué y el cómo.

Más allá de los efectos en la clasificación, que sin duda la complica, lo peor fue comprobar que en las dos ocasiones donde el equipo español ha tenido que afrontar un partido al filo de la navaja, en ambas ha terminado frustrado. Por eso la mayor tarea que tienen entre manos los técnicos de la selección es analizar los motivos para que por segunda vez al equipo se le hayan fundido los plomos en el momento más inoportuno y cuando no hay arreglo posterior. De ello depende lo que nos pueda deparar el futuro en este Europeo.

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