Vettel manda en el jardín de Ferrari

Tanto a Red Bull como a Sebastian Vettel les encantan los retos de altura, por eso el joven alemán encaja tan divinamente en una marca que transmite unos valores tan particulares como la del búfalo rojo. Si a sus 26 años el tricampeón del mundo más joven de la historia ha arrasado todos los récords de precocidad establecidos, lo mismo ocurre con la escudería energética. Con el cuarto título consecutivo muy bien encarrilado, Red Bull y su niño maravilla han desembarcado en Monza este fin de semana con la intención de darle a Ferrari un golpe que puede ser definitivo, ya no tanto por tener que encajarlo frente a los tifosi, sino por el poco margen de reacción que le quedaría a la Scuderia. Fernando Alonso, que circula con casi dos carreras de desventaja por detrás de Vettel, ya ha reconocido que si no consigue reducir la brecha que le separa del alemán entre Italia y Singapur (en dos semanas), el equipo italiano abandonará el desarrollo del actual F138 para centrarse en el prototipo del próximo curso. La primera jornada de ensayos en el Templo de la Velocidad no ofrece demasiadas garantías de que el deseo del asturiano pueda darse ni mucho menos por descontado.

Vettel concluyó la primera jornada por tercer gran premio consecutivo con el mejor registro. Esta vez, por delante de Mark Webber, su compañero, a quien aventajó en seis décimas. Inmediatamente detrás del australiano terminó Kimi Raikkonen, que estrenó un Lotus prácticamente nuevo, diez centímetros más largo que la versión utilizada hasta el momento. Alonso cruzó la meta con el quinto mejor tiempo pero en la misma décima que Webber, Raikkonen y Grosjean. La tabla de tiempos parece reflejar que Red Bull ha encontrado la cuadratura del círculo con su RB9, un bólido que mantiene esa pegada tan característica en los circuitos revirados, pero que ahora también marca el paso en los que, como ocurre en Monza, la carga aerodinámica apenas importa.