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El congoleño que canta por Camarón

Cedrick deslumbra en el Betis tras pasar por Atlético y Numancia escapando de la guerra de su país

Madrid / Sevilla -
Cedrick, el pasado domingo en el Bernabéu.
Cedrick, el pasado domingo en el Bernabéu.Chema Moya (EFE)

En el vestuario del Betis no salieron de su asombro. A Cedrick Mabwati (Kinshasa, República Democrática del Congo; 1992) no se le ocurrió otra cosa que cantar por Camarón cuando sus compañeros le gastaron la novatada del recién llegado. “Y no lo hizo nada mal”, aclaran desde el vestuario verdiblanco, donde Cedrick ha caído de pie. El congoleño se ganó a sus compañeros con sus dotes para el flamenco. En el campo comenzó a ganárselos con sus veloces incursiones por la banda derecha durante la pretemporada que hizo el Betis en Inglaterra. Por eso, cuando el domingo dejó clavado a Sergio Ramos en el Bernabéu nadie se llevó las manos a la cabeza. La sorpresa ya se la llevó Pepe Mel, en un Numancia-Betis de diciembre de 2010 donde Cedrick se salió.

“Lo habíamos seguido en 12 o 13 partidos y nos conquistó. Cuando nos dijeron lo que costaba ni lo pensamos”, admiten en el Betis.

En el mes de abril, los agentes del futbolista desvelaron al director deportivo del Betis, Vlada Stosic, una cláusula de su contrato muy peculiar: Cedrick podía ser fichado por un equipo de Primera antes del 15 de mayo de 2013 depositando solo un euro. “Lo habíamos seguido en 12 o 13 partidos y nos conquistó. Cuando nos dijeron lo que costaba ni lo pensamos”, admiten en el Betis. Cedrick acababa contrato en el Numancia en junio de 2013 y el club castellano lo renovó dos años. Consciente de las ofertas que tenía de Primera y para no cortar su progresión, al futbolista se le fijó esa cláusula de un euro siempre y cuando un Primera lo quisiera antes del 15 de mayo. Su fichaje por el Betis colma, de momento, las apetencias de un deportista que llegó a España con una dura historia detrás. Su madre, funcionaria de la República Democrática del Congo, tuvo que escapar de su país debido a la situación política. Se instaló en Salamanca tras hacer escala en Camerún junto a sus tres hermanos. De su padre nada se sabe.

“¿Pero de dónde ha salido este chico tan bueno?”, se escuchaba en el campo del Santa Marta salmantino después de que el equipo local infantil derrotara al Athletic (2-0) con dos tantos de Cedrick, que jugaba su primer partido. “No tenía botas ni espinilleras y se las dejamos”, recuerda Raúl Sánchez, presidente del Santa Marta.

“El Atlético tenía un convenio con el Santa Marta y nos llamó su presidente”, recuerda José María Amorrortu, por entonces director del fútbol base rojiblanco. Le impactó tanto que aún recuerda aquella tarde de invierno en el Cerro del Espino: “Era de noche, sobre las seis y media, fue visto y fichado”.

Del cadete A paso al juvenil y de ahí dio el salto al Atlético B con 16 años. Cedrick llegó a debutar en el primer equipo del Atlético, pero fue cedido al Numancia. Su primera temporada en Soria fue estupenda, pero la llegada a la dirección deportiva de José Luis Caminero frustró el regreso. Ahora es feliz en Sevilla. Su madre y sus hermanos también lo son en París, donde residen, tras pasar por España, escapando del horror de la guerra.

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