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La dictadura de Diego Costa

Dos goles del delantero dan un sufrida victoria al Atlético ante un Sevilla de muy buenas maneras del centro del campo en adelante pero con evidentes problemas defensivos

Rafael Pineda
Diego Costa celebra el primer gol del Atlético
Diego Costa celebra el primer gol del Atléticodenis doyle (GETTY)

Descosidos por el bochorno sevillano, con 30 grados a las once de la noche, Sevilla y Atlético ofrecieron un partido de los de verdad, de los de antes, de mucha intensidad y poca concesión. En realidad, la vida sigue igual para el Atlético, un equipo con la lección aprendida, bien armado, tan poco estético como fiable. Puede que haya perdido gol por la ausencia de Falcao, pero tiene la chispa de Villa, con ganas de reivindicarse y, sobre todo, a un delantero descomunal. No es otro que Diego Costa, que definitivamente se ha colgado todos los galones tras la ausencia del colombiano. Certero en el remate, rápido en la carrera y generoso en el pase, Costa fue una pesadilla para la defensa del Sevilla, quizás la zona más endeble en el nuevo proyecto del equipo andaluz que diseña Unai Emery. Allí donde chirriaba Fazio apareció la figura descomunal de Costa. Oportuno en el primer gol, rápido y letal en el segundo, la vida sigue igual para este espléndido atacante. El binomio formado por Villa y Costa deparará grandes emociones, pues ambos pegan bien y conocen de sobra su oficio. Eso sí, el asturiano debe mejorar su aspecto físico, pues duró apenas una hora. Victoria de mérito de los de Simeone ante un rival al alza, con ganas de regresar a la aristocracia del fútbol español.

SEVILLA, 1 - ATLETICO, 3

Sevilla: Beto; Coke, Fazio, Pareja (Kongdobia, m. 46), Alberto; Iborra (Israel, m. 63), Rakitic; Vitolo, Marko Marin, Perotti; y Bacca (Gameiro, m.73) No utilizados: J. Varas; Figueiras, Jairo y Rabello.

Atlético: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe; Koke (C. Rodríguez, m. 79), Gabi, Mario Suárez, Arda (Óliver, m 59); Diego Costa y Villa (Baptistao, m. 69). No utilizados: Aranzubia; Demichelis, R. García y Adrián.

Goles: 1. M. 35. Diego Costa, 1-1. M. 43. Perotti. 1-2. M. 79. Diego Costa. 1-3. M. 90. Cebolla Rodríguez.

Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Perotti, Arda, Mario Suárez, Kongdobia, Óliver, Coke, Miranda, Marko, Marín, Vitolo

Sánchez Pizjuán: 30.000 espectadores.

En el camino opuesto al Atlético se encuentra el Sevilla, en plena construcción, también con buena pinta, de futbolistas válidos como Bacca o Marin, también con sus eternos problemas en la zaga. Solo así se puede explicar el primer gol del Atlético, tras un saque de esquina muy mal defendido que Diego Costa aprovechó para anotar a placer ante Beto. Queda la intriga también de saber si Rakitic aporta más de medio centro, como ante el Atlético, que de mediapunta, donde su fútbol de seda gana en profundidad.

Junto al croata, Emery no se lo pensó ni un segundo al colocar a Iborra de titular 48 horas después de salir del Levante. Le sacará rendimiento el técnico vasco a Iborra por su polivalencia. Ayer le hizo jugar de central un rato, hasta que dio entrada en Kongdobia en el descanso. Eso sí, no le vendría nada mal fichar a uno en lo que queda de mercado.

El Sevilla, que había amenazado de forma seria con un remate de Bacca al larguero, concedió el gol, pero se repuso rápido con un gran disparo de Perotti. El argentino dio las gracias al cielo. Un golazo que le redime de tanto sufrimiento por las lesiones y que cumple el deseo de su técnico de verlo por diferentes zonas del campo y no solo por la banda. Quizás Courtois pudo hacer algo más ante el disparo de Perotti. En este regreso al pasado que se vivió en muchas fases del encuentro no faltó el tradicional pique que se vive siempre que colisionan estos dos clásicos de la Liga. El protagonista, no podía ser otro, un Diego Costa maltratado en un codazo de Fazio y una dura entrada de Kondogbia por detrás. El joven francés no olvidó los insultos de la pasada temporada con los que le obsequió el brasileño.

Fazio, desbordado una y otra vez, mostró las carencias defensivas de su equipo

Aplatanado por el calor, el Atlético fue cediendo poco a poco al impulso de un Sevilla empujado por la fuerza bruta que es Kondogbia. Un robo del francés acabó con una carambola que le llegó a Marin. El alemán, que sabe lo que hace, dejó solo a Vitolo. El canario, de sangre fría y mucha técnica, tiró demasiado de interior y el balón tocó el lateral de la red. A la clara ocasión del extremo se sumaron dos disparos de Marin y Bacca con peligro. Respondió bien Courtois, escocido por el tanto de Perotti.

Oliver dio frescura y toque al Atlético en el peor momento para los madrileños

Solo Diego Costa daba sensación de peligro en el Atlético, siempre incordiando con su imponente juego de espaldas. Simeone se dio cuenta de que el encuentro exigía algo más que el simple manual trabajado una y otra vez por un grupo que se vio superado en esta fase del partido. Buscó la reacción el argentino con la entrada de Oliver. Al menos, la vivacidad del mediapunta atlético debía supone una traba a las evoluciones de Kondogbia. El talento de Oliver surgió pronto, en una jugada llena de regates justo donde es más difícil hacerlos, en el área contraria. Con minutos por delante y bajo el armazón de oficio que desprende su equipo, su progresión debe ser meteórica. Ayudó Oliver a despertar al Atlético, pero el que lo llevó al triunfo no podía ser otro que Diego Costa. Su aceleración y remate en el segundo gol helaron Nervión y demostraron las vergüenzas de Fazio. Todo acabó en el derechazo de un jugador de indiscutible talla. Al Sevilla le queda el consuelo de su mejoría, que deberá plasmarse ante rivales menos potentes. El 1-3 final, del Cebolla, volvió a dejar en evidencia a Fazio.

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