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Los pinchazos de Beckenbauer

El Kaiser admite en la televisión germana que en el Mundial de 1966 recibió inyecciones “de vitaminas”

Beckenbauer, en el Mundial de 1966.
Beckenbauer, en el Mundial de 1966.

¿Se dopaban los jugadores de la selección de fútbol germana que disputó la polémica final contra Inglaterra en el Mundial de 1966? La interrogante aún sigue empañando la inmaculada fama de los jugadores alemanes y, desde el sábado pasado, cobró una nueva actualidad a causa de una rara confesión del gran Kaiser del futbol alemán, Franz Beckenbauer, quien admitió ante millones de telespectadores que en su época de jugador recibía “inyecciones de vitamina”, sin saber el contenido del líquido que le inyectaban. Contradictorio con lo que añadió a continuación: “Fui profesional 20 años. En ese tiempo no hubo nunca un mánager, un entrenador o un médico de club que me pidiera tomar algo sin que yo supiera qué era”, admitió luego el Kaiser, que participó como invitado en un relevante programa deportivo de la segunda cadena pública, la ZDF.

Pero Beckenbauer añadió, para sorpresa de varios millones de espectadores que vieron el programa: “Claro que recibíamos nuestras inyecciones de vitaminas. El médico nos decía: ‘Es una inyección de vitaminas”. Hace unos días, el famoso Kaiser negó que los jugadores de la selección hubieran recibido preparados de Efedrina durante el campeonato mundial de 1966 y aseguró que en esa época ningún jugador sabía lo que era el dopaje.

Pero el moderador del programa, Michael Steinbrecher, tuvo el acierto de confrontar al Kaiser con una frase suya publicada por la revista Stern en 1977. En esa ocasión el jugador dijo: “Desde un punto de vista médico, todo lo que haga posible aumentar el rendimiento y la potencia de los jugadores está prácticamente permitido en la Bundesliga… No todo lo que se hace en el fútbol es inofensivo y las fronteras del dopaje son muy difusas”.

Cuando el Kaiser, presidente honorífico del Bayern de Múnich, escuchó la frase leída por el moderador, no pudo evitar un gesto de incomodidad y en forma visiblemente nerviosa, intentó restarle importancia a sus declaraciones formuladas hace ya 36 años con una broma: “¿Eso lo dije yo? Acaso tengo un doble? Estoy sorprendido sobre esa obra de arte”.

A partir de ese momento se produjo un diálogo que puede marcar un antes y un después en el escándalo de dopaje que vive el país desde hace una semana, cuando la opinión publica se enteró de que las autoridades alemanes habían promovido, financiado y también ocultado una práctica sistemática de dopaje entre sus atletas, jugadores profesionales de fútbol incluidos.

“Cuando recibían inyecciones de vitamina, nadie sabía lo que era”, quiso saber el moderador. “¿Una inyección de vitamina aumenta el rendimiento o es dopaje?”, replicó el Kaiser. “Usted recibió algo, pero no sabía lo que era?”, insistió el moderador. “Yo no soy médico. Naturalmente recibimos inyecciones de vitaminas”, repitió Beckenbauer, visiblemente contrariado y con una ola de murmullos y risas irónicas del público como telón de fondo.

Hace una semana, un estudio de la Universidad de Humboldt, reveló que la selección alemana que ganó el campeonato mundial en 1954 también había recibido “inyecciones de vitamina C”, antes de los partidos más importantes. El estudio sugiere, sin embargo, que los jugadores ingirieron el llamado “chocolate de los pilotos de guerra”, un preparado que contenía sustancias anabólicas y cuyo efecto había quedado demostrado durante la segunda guerra mundial, cuando se comprobó que el empleo de metanfetaminas aumentaba el coraje y el rendimiento de los pilotos de guerra de la Luftwaffe de Hitler.

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