Samba con aroma olímpico
Las brasileñas Okimoto y Cunha reinan en el Puerto con Villaécija y Requena muy lejos
La primera vez que Poliana Okimoto se decidió a probar suerte en aguas abiertas acabó con un ataque de pánico. Sucedió hace ocho años, a instancias de su marido y entrenador Ricardo Cintra. Tal como se zambulló para preparar su estreno en una competición en mar abierto, salió como un relámpago. “Lloré, asustada. Le dije a Ricardo que no iba a nadar”. Tiburones y otros peces peligrosos, grandes olas, el agua gélida, pesadillas sobrecogedoras... Al final superó la angustia y empezó a destacar. Paradójicamente su peor experiencia la sufrió en aguas de Nápoles en 2006. No la provocó ningún tiburón sino el codazo de una rival. Llegó a la meta, pero con un tímpano perforado y tuvo que ser operada. Esa es la peripecia de la nadadora brasileña que en el Puerto de Barcelona logró el título mundial tras el cerradísimo sprint final con el que se cerraron los 10 kilómetros y ganó por la mano, nunca mejor dicho, a su compatriota Ana Cunha.
Se demostró que Brasil aprieta a fondo en su preparación para los Juegos Olímpicos de Río, dentro de tres años. Reinó la samba en el Moll de la Fusta barcelonés, propiciada por la resistencia y velocidad de Okimoto, de 30 años, y el nervio de Cunha, de 20.
Ambas, plata y bronce en los 5 kilómetros, cumplieron las premisas de la durísima prueba de los 10 kilómetros: mantenerse siempre en punta de lanza del pelotón, evitar al máximo los golpes y refriegas con sus rivales y gestionar la estrategia del sprint final con potencia, rapidez e inteligencia. La alemana Angela Maurer, de 38 años, incombustible, fue tercera en el mismo escenario donde hace 10 años consiguió la medalla de plata.
La samba brasileña no sentó bien a las dos españolas. Erika Villaécija, octava en los Juegos Olímpicos de Londres, arrancó con fuerza y por momentos hizo concebir la esperanza de que podía ofrecerse una medalla en casa, a sus 29 años, después de más de media vida nadando en la elite del medio fondo en la piscina y tres en aguas abiertas. Ella no se quejó. La explicación la ofreció su entrenador de siempre, Joan Fortuny: “Le han dado una patada en el hígado y lo ha acusado”. Concluyó en el 17º lugar. “Ha sido una carrera dura. No tenía muchas referencias porque a cada paso por las boyas cambiaban mucho las posiciones. De todas formas, tengo muy buenas sensaciones para la piscina”. Villaécija nadará el próximo lunes el 1.500 libre en el Sant Jordi. Yurema Requena llegó un puesto por delante de Villaécija. “Estoy contenta, ha sido bastante duro, pero no ha sido una carrera en la que la ganadora nos haya sacado un minuto. Hemos estado en el grupo delantero”, concluyó la nadadora de Vila-real.
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